viernes, 23 de diciembre de 2022

Tradiciones

 

Last Christmas I gave you my heart...

¡Feliz Navidad!

All I want for Christmas is you...

¡Felices fiestas!

Santa Claus is comin´ to town...

Una maraña de villancicos y felicitaciones inundaba la ciudad, guirnaldas y luces de colores adornaban las calles, los comercios bullían repletos de gente. Era Nochebuena. Otra Nochebuena idéntica a todas las demás: compras compulsivas, sobreactuación en los gestos, palabras huecas dibujando un espejismo de felicidad.

Silvia atravesó la plaza con prisas. La pequeña fiesta que habían celebrado esa tarde en la oficina sería su única concesión a un estereotipo vacío de esencia. Huyó de la muchedumbre y el estruendo y se refugió un instante en la pequeña iglesia de San Martín. Una anciana pasaba junto al altar las cuentas de un rosario, el aire olía a incienso, en el Nacimiento María y José aguardaban la llegada del Niño. Se sentó en el último banco de la fila, cerró los ojos y dejó que el silencio apaciguara su mente.

La Navidad había sido siempre una época bonita para ella, un tiempo de ilusión que las pérdidas y los años teñían ahora de ausencia. Así es la vida ─se dijo, en un intento por espantar la nostalgia─, una cadena de penas y alegrías trenzada al corazón. Pero a veces los recuerdos dolían y el disfraz de risa con que camuflaba en público su tristeza agrandaba la herida. «No son días para estar sola», repetían una y mil veces sus amigos, empeñados en incorporarla a su maratón de festejos navideño. ¿No lo eran?, ¿por qué no iban a serlo?, ¿qué tenía la soledad para asustar de esa manera? Era necesaria en algunos momentos, pensaba Silvia, curativa y benéfica para el alma. Así lo sentía ella, al menos. Y era precisamente en esos días cuando más necesitaba aislarse del ruido, de la falsa euforia que asaltaba sin razón a grandes y pequeños: cenas y comidas desmedidas, burbujas de champán emborrachando una mentira, avidez en los regalos, cartón piedra en las sonrisas...

Las campanas del reloj de la iglesia al dar la hora la trajeron de vuelta a la realidad. Se levantó con desgana, salió de la capilla y se incorporó de nuevo a la riada de transeúntes que desbordaba las aceras. Las tiendas ya echaban el cierre y un ambiente de preparativos flotaba en el aire.

Llegó a casa con un suspiro de alivio entre los labios, cerró la puerta, giró la llave y solo entonces se notó contenta. Dos largos días se extendían ante ella, sin obligaciones ni compromisos. Con esa idea en la cabeza arrojó por el desagüe de la ducha el cansancio del día, se puso un pijama calentito y recogiendo en una coleta su melena marchó directa a la cocina. Un humeante tazón de chocolate, un bizcocho de nueces y canela... Mmmm, ¡qué rico! Colocó su botín en una bandeja, lo dejó sobre el sofá y encendió el televisor. Los créditos de ¡Qué bello es vivir! en la pantalla la reconciliaron de inmediato con el mundo. Sobre la mesa, Mujercitas y el cuento de Dickens aguardaban su turno. Lista para iniciar su propia tradición navideña, se atrincheró entre mantas y cojines, dio un bocado a su bizcocho y sacudiéndose las migas ─¡ay, qué felicidad!─ sonrió con glotonería.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Plan de estudios

 

Lo mejor de estar enferma eran los cuentos del abuelo. Nadia llevaba una semana en cama con fiebre. Una gripe traidora que pescó por desobediente un día de lluvia ─mamá no la dejaba salir de casa esos días y ella se escabulló sin permiso─ la había confinado a la soledad de su habitación. Solo Nina, el robot enfermera a cargo de vigilar su estado, tenía permiso para entrar a verla. Tres veces al día, la androide medía su temperatura, comprobaba las constantes de la niña y enviaba a la madre un informe  detallado sobre su evolución. Los hologramas de mamá y papá también la acompañaban de vez en cuando. Flotaban unos minutos en el aire, contaban algo divertido de su día y le soplaban luego un beso con un guiño. No era lo mismo que tenerlos de verdad pero... debía conformarse. Los virus no resultaban peligrosos en los niños, sí en los adultos. Para ellos las consecuencias podían ser fatales y el riesgo de contagio, incluso respecto a los más inofensivos, era inquietante. Nadia lo sabía y aceptó sin rechistar las consecuencias de su pequeña travesura. Fue un impulso irresistible. La calle parecía un espejo de cristal entre los charcos, el aire olía a tierra mojada, el cielo coloreado de azul oscuro... Era tan rara la lluvia en los últimos tiempos que la niña no lo pensó dos veces. Salió corriendo, desabrigada y sin paraguas, se caló hasta la médula de los huesos y esa misma noche comenzó el concierto de estornudos. Nina detectó el virus de inmediato, dio la señal de alarma y una semana después allí seguía Nadia: aislada en su cuarto, enfurruñada con esa humanoide mandona y antipática que tenía por guardiana. Aunque, bueno, para ser justa también algo había salido ganando y no era cuestión de quejarse. Durante todo aquel montón de días se había librado de las clases de Bob, el androide profesor que tenía asignado. Nadia era una niña lista pero odiaba estudiar. Física, matemáticas, programación... la aburrían soberanamente. Ella se ensimismaba con la historia de los tiempos antiguos, le encantaba dibujar y a la menor oportunidad dejaba volar su imaginación. Pero sus test cerebrales habían revelado una enorme capacidad para las ciencias y todo su programa educativo giraba en torno a ello. Cada persona recibía los conocimientos más adecuados a su inteligencia, individualizados y adaptados a su ritmo de aprendizaje. Y esa era la misión de Bob: transmitir a la niña todos los saberes necesarios para convertirla en la mejor científica posible.

Por eso los cuentos del abuelo le gustaban tanto, un pequeño secreto que rompía la rutina con aires de diablura. Cada tarde, el hombre abría despacito la puerta de su habitación, arrastraba una butaca hasta la cama de la niña y con gesto cómplice comenzaba su historia. Princesas, dragones, aventureros, piratas... la trasladaban a un mundo que solo ellos habitaban. Luego, antes de que Nina entrara termómetro en ristre, el abuelo se marchaba para no ser descubierto. Él no temía a los virus ─decía─ por alguna razón no lo atacaban, pero la regañina de mamá si se enteraba, ¡ay!, eso era otro cantar.    

─¡Qué rollo, abuelo! ─se quejó la niña una de esas tardes─ Nina dice que ya estoy buena y que puedo levantarme.

─¡Vaya, vaya! ─exclamó el anciano con fingido desconcierto─ ¡Pero si eso era lo que tú querías! ¡Si no parabas de decirme lo harta que estabas de pasar sola todo el día!

─Yaaa... Pero es que Bob tiene un montonazo de deberes preparados y las clases me aburren taaanto...

El desolado mohín que curvó los labios de Nadia hizo sonreír al abuelo.

─A mí también me aburría mucho la escuela ─trató de consolarla con un guiño─. Bueno, no la escuela: las clases. Las matemáticas, sobre todo. ¡No sabes lo mal que se me daban!

─¿En serio? ¡No te creo! ¡Con lo listo que tú eres!

─Fatal. No me gustaban nada. No las entendía. Pero siempre había algún compañero que me ayudaba y al final lograba pasar los exámenes con nota.

Un gesto de asombro asomó a los ojos de Nadia pero no lo interrumpió, apoyó la barbilla entre las manos y continuó escuchando.

─Y en realidad las mates eran lo de menos. Enseguida llegaba la hora del recreo, salíamos al patio y ¡menudos campeonatos hacíamos! Fútbol, baloncesto, torneos de canicas... ¡Qué bien lo pasábamos!

─¡Venga ya, abuelo! ─palmoteó al fin la chiquilla retorciéndose de risa─ ¡No me tomes el pelo! ¿Un montón de niños estudiando juntos en el mismo edificio?, ¿aprendiendo todos lo mismo al mismo tiempo?, ¿sin especialización personal y con un patio para jugar entre clases? ¡Si ya solo falta que me digas que tus maestros eran personas!

domingo, 4 de diciembre de 2022

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Philip K. Dick ─ Reseña

 

Es una ilusión, esta de que existo realmente

Publicada en 1968 y referente de la ciencia ficción, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? pasó sin embargo muy desapercibida en su momento y solo alcanzó reconocimiento tras la adaptación cinematográfica (muy libre respecto a la historia original) que bajo el título de Blade Runner realizó  Ridley Scott.

Ambientado en la ciudad de San Francisco en un futuro postapocalíptico, con la Tierra devastada tras una guerra nuclear y la mayoría de los supervivientes instalados en las colonias de Marte, el relato se adentra en la historia de un cazarrecompensas, Rick Deckard, a quien se encomienda la misión de eliminar en un plazo de veinticuatro horas a seis androides Nexus-6 huidos de Marte. Construidos para servir a los colonos (casi tratados como esclavos), muchos de estos androides, un modelo tan avanzado que difícilmente se distingue de los humanos, logran con frecuencia escapar hacia la Tierra en busca de libertad. Pero allí son siempre considerados una amenaza y perseguidos sin tregua.

Desde ese punto de partida y con una trama muy original y muy novedosa para la época, la novela articula en realidad una profunda crítica al modelo social y económico occidental, a la prevalencia de intereses corporativos, la facilidad con que los medios de comunicación manipulan la realidad y construyen un relato interesado y ficticio (algo realmente premonitorio leído en la actualidad) y reflexiona sobre cuestiones éticas, metafísicas incluso, o existenciales al dotar a los androides de conciencia sobre sí mismos, desdibujar la línea que los separa de los seres humanos y hacer dudar al lector en muchos momentos sobre la condición de los personajes.

La ausencia de empatía, el instinto de supervivencia, el desamparo y la soledad de un planeta agonizante, son en realidad los temas de fondo de una historia que no deja hueco a la esperanza, pesimista respecto a un futuro donde poco a poco hombres y máquinas se van haciendo cada vez más indistinguibles. Un nuevo tiempo frío y gris que el autor anticipa con una prosa sencilla, seca en ocasiones, sin ningún tipo de artificio.

lunes, 21 de noviembre de 2022

Talón de Aquiles: Los mitos griegos y la niña del Holocausto. Hélène Waysbord ─ Reseña

 

Los recuerdos se esfuman, se desgastan a fuerza de repetirlos

Judía de origen polaco, la vida de Hélène Waysbord se derrumbó en el otoño de 1942 cuando con apenas seis años de edad se vio separada de sus padres, deportados a los campos de concentración mientras ella era enviada a un pequeño pueblo de la campiña francesa. Hélène quedó de ese modo a salvo de los horrores del nazismo pero la ausencia de raíces fue el precio que habría de pagar el resto de su vida.  

A la salida del colegio, un día alguien la recoge diciéndole que los padres han marchado de viaje, que no tenga miedo, que todo está bien... Jamás volverá a verles. Muertos en Auschwitz, algo que no descubrirá hasta mucho tiempo después, un recuerdo difuso y el dolor del abandono es cuánto de ellos conservará ya para siempre la chiquilla.

Al cabo de los años (a los casi ochenta y seis que tiene en el momento de la publicación de este libro en 2022), Hélène recupera con su ensayo la historia de esa niña y su desamparo. Profesora de lenguas clásicas, articula su peripecia vital a través de los mitos griegos, se identifica con ellos y trata de recuperar la memoria de unos padres de los que apenas guarda el destello de un gesto, el rumor de una risa...

Poético y  desgarrador, es este un texto en torno a la búsqueda de la propia identidad, una aproximación sutil y tangencial a las secuelas del Holocausto que reflexiona sobre la fuerza de la vida, la necesidad de aceptación, el miedo, el dolor, la ausencia de certezas...

Saltando del presente al pasado, de la mitología a la realidad, la autora reconstruye su historia, busca explicación a lo inexplicable y muestra el papel de la literatura como tabla salvadora frente a ausencias, incertidumbres o derrotas.

Narración sincera y emotiva, para leer despacio, intercalándola con la selección de pasajes de La Ilíada y La Odisea que incluye la edición de Prosamerón, a fin de facilitar la comprensión del texto.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Maleficio

 

Cuando le conocí, Cosme era un ser afortunado. El hombre con más suerte del mundo, solía decir. Papá de dos niños a los que adoraba, enamorado como nunca de su mujer, dueño de una casa con chucho y jardín. De anuncio, vaya. Así era su vida. Días apacibles, rutinarios, empalagosos hasta el hartazgo. Más feliz que una perdiz. Siempre. ¿Podéis creerlo? En fin. Aquello era algo insoportable y yo no logré resistirlo. Tampoco puse mucho empeño, debo admitir. Y quizá fuera un pelín impulsiva, no digo que no, pero.... Tropezar con esa criatura infame un día sí y otro también me desquiciaba. Aquella absurda cortesía, su impecable gentileza, la sonrisa amable que curvaba sus labios a la menor oportunidad. ¡Agh! Su sola presencia me ponía enferma. Así que, ¿qué os voy a decir? No fue mi culpa. Lo que sucedió fue lo inevitable. Una no puede reprimir siempre sus instintos, ¿no es cierto? Estaba en mi naturaleza. ¡Y todo resultó tan fácil! Un soplido suave, un conjuro impronunciable y listo. Ahora vive divorciado ─¡pobre diablo!─, peleando por la custodia de los críos, entre juicios y abogados. Un alma solitaria ganada por las sombras. No es por presumir pero la verdad es que soy muy buena en mi trabajo. Genial, en realidad. ¿Perversa, decís? Sí, lo reconozco. Pero, ¿qué esperábais? Todo el mundo sabe que  las brujas no tenemos corazón. 






martes, 1 de noviembre de 2022

Cicatriz

 

Sangra la ausencia

En el alma espinas de silencio

Arde la herida

En la noche llagas de recuerdo


miércoles, 26 de octubre de 2022

Reinas del abismo. VVAA ─ Reseña

 


Nada es imposible

Casas encantadas, videntes, fantasmas, vampiros... desfilan por esta colección de relatos  ─Reinas del Abismo─ con que Impedimenta recupera la obra de una serie de autoras muy populares en su momento aunque muy desconocidas ya en la actualidad. Durante los últimos años del S.XIX y primeros del XX triunfaba en Europa una corriente de literatura fantástica y de terror de la que todas fueron exponente y de la que lograron hacer su modo de vida. Convencidas de su valía, muy pocas ocultaron su nombre bajo pseudónimo masculino y muchos de sus relatos fueron publicados en alguna de las revistas dedicadas al género (las llamadas revistas pulp). Fueron, en ese sentido, mujeres adelantadas a su tiempo que consideraron la escritura un modo de hacer dinero, recurso adecuado para el sostenimiento familiar, en lugar de un mero entretenimiento de carácter privado, al estilo de las victorianas.

Precedidos de breves biografías de las autoras, esta antología recopila casi una veintena de cuentos de corte gótico y sobrenatural, oscuros, sutiles, insólitos... todos ellos de altísima calidad, hechizantes desde las primeras líneas.

Escritoras como Marie Corelli (súper ventas de la época por encima de Conan Doyle), Marie Belloc Lowndes (varias de cuyas novelas serían luego llevadas al cine, entre ellas la historia sobre Jack el Destripador adaptada por Hitchcock), Frances Hodgson Bournet (autora de El pequeño Lord), Edith Nesbit (reconocida influencia de JK Rowling), Leonora Carrington (maestra del surrealismo)..., que se adentran en el terreno del misterio y lo paranormal con gran variedad de estilos, siendo capaces de recrear atmósferas inquietantes y muy sugerentes.

Una recopilación magnífica, sorprendente y exquisita. Y una edición, la de Impedimenta, delicada y cuidadísima.

lunes, 17 de octubre de 2022

Peyton Place. Grace Metalious ─ Reseña

 

Toda la ciudad murmuraba

Publicada en 1956, Peyton Place se convirtió inmediatamente en un gran éxito de ventas. Durante más de un año permaneció en la lista de libros más vendidos del New York Times y dio a su autora, Grace Metalious (1924-1964), una popularidad muy controvertida, al abordar temas en exceso polémicos para la época.

Ambientada en una pequeña ciudad (ficticia) de Nueva  Inglaterra, es esta una historia coral, articulada en torno a tres personajes femeninos, Constance, Allison y Serena, donde el protagonista no obstante es el propio pueblo y el conjunto de sus habitantes: su cotidianidad, sus envidias y murmuraciones, sus rutinas y el tejido invisible que enlaza pasado y presente a lo largo del tiempo.

Constance, una mujer al borde de los cuarenta, madre soltera que  se hace  pasar por viuda para evitar habladurías, vive obsesionada por la idea de encubrir a toda costa su secreto y presentarse ante sus vecinos como una mujer "respetable". Allison, su hija, ajena por completo a las circunstancias de su nacimiento, sueña ser escritora mientras idealiza la figura de un padre al que nunca conoció y al que añora con desesperación. Serena, finalmente, es una niña pobre, con una madre enferma y un padrastro alcohólico y maltratador, amiga de Allison pero perteneciente a un mundo demasiado alejado y muy distinto del suyo.

Desde ese punto de partida, la autora irá desgranando poco a poco los secretos de un pueblo donde nada es lo que parece para mostrar la superficialidad e hipocresía de una sociedad mezquina y cruel, siempre del lado del poderoso, siempre cobarde y enredada en corruptelas. No se centra en los éxitos sino en los fracasos de sus personajes aunque deja también espacio en sus vidas para la ética y la justicia, la esperanza o la bondad, en un recorrido que abarca desde el final de la década de los treinta hasta la Segunda Guerra Mundial, apuntando ya también alguna de las secuelas del conflicto.

Metalious se atreve así a hablar abiertamente de racismo, aborto, abusos sexuales o de poder, en unos años donde tales temas no se consideraban apropiados, mucho menos para una mujer. Fue por eso muy criticada en su momento, la novela se consideró escandalosa (desde la moral de la época), provocadora incluso hasta el punto de llegar a ser censurada. Todo ello generó un enorme éxito editorial que puso a la sociedad americana frente a un espejo que no ocultaba sus miserias, que revelaba su lado menos amable y trataba de hacer reflexionar sobre cuestiones hasta entonces poco debatidas.

Una historia que atrapa desde el comienzo, directa y muy visual pero también poética y con pinceladas de melodrama, entretenida y muy fácil de leer.

 Llevada al cine por Mark Robson y protagonizada por Lana Turner, la película obtendría por su parte nueve nominaciones a los óscar de 1957, incluyendo las de mejor actriz, director y película y sería uno de los grandes éxitos del año. Metalious sin embargo nunca estuvo conforme con ella y siempre mostraría su rechazo hacia un guión dulcificado en exceso respecto la historia original al atenuar u omitir alguna de las situaciones más comprometidas.

miércoles, 5 de octubre de 2022

Deja que te cuente

 

Ser hombre es ser responsable. Es sentirse avergonzado frente a una miseria que no parecía depender de uno.

Antoine de Saint Exúpery

Crees conocer mi historia. Me juzgas. Sé que me desprecias pero... piensa un poco: ¿qué sabes de mí? Mi oficio es viejo como el mundo, recalca el tópico una y mil veces repetido, e inmenso y viejo como el mundo es también mi desamparo.

No soy nada. Un polizón herido en el naufragio de otra vida. Y nada importa si llegué del Este, si soy autóctona o latina, qué miserias me trajeron hasta aquí o qué torpezas del destino me condenaron al infierno sin quererlo. Pero tu indiferencia y la mirada ausente que, apenas un instante, resbalas por mi cuerpo... Esos ojos que desaíran el contacto con los míos borran de un soplo la moribunda dignidad de mi existencia.

¿Qué ven tus ojos al mirarme? Una criatura patética de labios rojos, tacón de aguja y ropas apretadas. Un ser a la deriva. Mi suerte te repugna, te escandaliza mi presencia y apartas por eso de mi rostro la mirada. Pero, dime: ¿qué sabes tú de la desesperación o de la angustia, de mi tristeza o mi infinita soledad, del vacío que me hiela entre su nada cada noche, sin piedad? No te paras a pensar, cuando cruzas tus pasos con los míos, si la mujer que ves acodada con descaro a una farola, siempre en la misma esquina, tendrá quizá sentimientos, problemas o ilusiones parecidas a las tuyas. No, no lo piensas porque para ti no soy una persona. Soy otra cosa: una puta. Indefensa, sumisa, temerosa.

 Y es cierto, no lo niego. Reconozco sin hipocresía que es eso lo que soy. Un pedazo de carne que camina y no está vivo, materia prima comprada y revendida, una muñeca usada aferrada a su rabia y su silencio.

Me juré, como todas en algún momento nos juramos, que esto sería algo temporal. No fue así. Me pudo el miedo y la necesidad y, poco a poco, me enredé en una amarga telaraña de promesas incumplidas. ¡Cuánta ingenuidad! Acabé cazada como un animal, devorada en un ritual de tortura lento y sin posibilidad de escapatoria.

Escucho algunas veces pontificar a cierta gente (bienintencionada, no lo dudo) que este es un trabajo como otro cualquiera, que se elige por propia voluntad, que hay que romper el estigma y hacerlo respetable. ¡Ja! Perdóname la risa. ¿Hay alguien capaz de imaginar que una mujer se levante una mañana decidida a hacerse puta?, ¿que se pinte la cara de payaso y se lance a las calles para aguantar al primer tipo que pretenda adueñarse de ella por un rato?, ¿es como otro cualquiera un trabajo donde el propio cuerpo es la herramienta, algo que humilla y esclaviza?, ¿justifica el supuesto consentimiento de la víctima la absoluta ausencia de ética a que el verdugo la abisma?

Mujeres tratadas como ganado, chicas de alquiler explotadas en antros de mala muerte o clubes exóticos por hombres sin escrúpulos, niñas sometidas a complicidades indecentes... Sí: un trabajo como otro cualquiera el nuestro, en realidad.

Tardé mucho en asumir mi condición. Los primeros meses fueron atroces pero no podía rebelarme contra nadie. Me dejaba entonces hacer sin resistencia, esperando que todo terminara cuanto antes. Apretaba los puños con fuerza intentando pensar en otra cosa, sin lograrlo. Los minutos se multiplicaban, se volvían eternos y el tiempo parecía detenerse. El dolor y el asco enseguida invadían mi cuerpo y justo cuando sentía que ya no podía más, todo terminaba. Alguien dejaba con descuido un billete entre las sábanas y yo me quedaba a solas con mi pena y mi vergüenza.

Me moría de ganas de llorar, vomitaba tras cada servicio, mis manos temblaban sin control y la culpa dejaba un rastro de impotencia en mi garganta.

Luego, el paso del tiempo anestesió mis sentidos. Somníferos y alcohol corrieron en mi ayuda, sepultaron en los sótanos del olvido antiguas fantasías y me acostumbraron con pasmosa resignación a vivir entre la infamia. Aprendí así a soportar lo insoportable. Sola, sin amigos, sin familia, sujeta a toda hora a vigilancia, aislada, manipulable... descubrí la tenue línea que separa el bien del mal, vi de cerca la muerte y la violencia y mi naturaleza se hizo oscura.

Y ahora que hace tanto que no sueño ─¡pobre idiota!─ que un cliente enamorado me rescata, ahora que la ternura zozobró, que venció el sarcasmo y para mí no hay ya futuro ni esperanza, ahora, justo ahora, tu desdén solo acierta a ver una mercancía al tropezar con mi derrota: un producto, una fecha de caducidad, una tara. Y me siento tan cansada... Tan harta de tópicos baratos, de burdas excusas para calmar conciencias, de justificaciones ridículas.

Mi lista de pesares es bien larga. También la de mis equivocaciones. Y, por mucho que trate de evitarlo, aún me alcanzan algunas madrugadas astillas de otra vida: canciones de cuna, llantos de bebé, un «te quiero, mami» en un beso adormilado. Pedazos de algo que no pudo ser. Algo que araña el corazón y ahogo sin piedad en una botella de vodka o un vaso de tequila.

Sucede que el daño físico es pasajero pero no el dolor del alma. Ese se queda para siempre. Se enquista y te roe por dentro como una alimaña. Anula tu voluntad y te taladra, dejando una cicatriz que nunca cura.

Me indigna por eso tu ceguera y me duele tu arrogancia.

 No quiero ya tu compasión. No, no la necesito. No es lo que busco con esto que te cuento.

Y sin embargo...

¡Cuánto aliviaría mi alma rota un relámpago de dulzura en tu mirada! 

Este relato fue seleccionado entre los finalistas del "VI Certamen de Relatos Beatriu Civera" convocado por la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Valencia y aparece  publicado en la Antología del Certamen. Fallo del Jurado 1 de julio de 2022.

lunes, 26 de septiembre de 2022

El último verano. Ricarda Huch ─ Reseña

 

...Solos en un mundo que no les pertenece

Publicada en 1910, "El último verano" fue una novela tremendamente exitosa desde su primera aparición. Pese a ello ─cuenta Cecilia Dreymüller en el prólogo que antecede a esta edición (Duomo Ediciones)─, la autora, Ricarda Huch (1864-1947) renegó siempre de ella por considerarla producto de un capricho, una historia nacida de una apuesta sobre su capacidad para escribir una novela policiaca.

Poeta, ensayista, doctora en Historia, Ricarda Huch gozó de un gran reconocimiento durante la primera mitad del S.XX. Admirada por autores como Herman Hesse, Thomas Mann, Rainer Mª Rilke o Stefan Zweig, fue propuesta en varias ocasiones como candidata al Nobel por su habilidad para combinar rigor científico con ingenio literario pero tras el estallido de la II Guerra Mundial fue cayendo poco a poco en el olvido. Contraria desde el primer momento al régimen de Hitler y significada políticamente por ese motivo, sufrió la intolerancia ideológica propia de la época y su obra quedó marginada por completo. Tras el fin de la contienda, decidió permanecer en la zona de ocupación soviética aunque muy pronto sintió también allí la manipulación de que quisieron hacerla objeto. Decidida a mantener a toda costa su libertad de pensamiento quiso escapar de la RDA pero murió durante la huida, enferma y exhausta.

Construida a modo de novela epistolar y bajo esa apariencia de relato policiaco (intriga más que policiaco, en realidad) que la autora quiso imprimir a su historia, "El último verano" aborda el momento previo a la Revolución Rusa, la convulsión social, la lucha de clases y el ansia de cambio que marcó los últimos años del zarismo, sirviéndose para ello de una trama ágil y entretenida protagonizada por la familia del gobernador de San Petersburgo.

A causa de las continuas revueltas estudiantiles sufridas durante el curso (año 1906), el gobernador ha dado orden de clausurar la universidad y encarcelar a los cabecillas de los altercados. Pendientes de juicio y con gran probabilidad de resultar condenados a muerte, él comienza a recibir entonces una serie de amenazas que lo deciden a trasladarse al campo durante el verano y llevan a su esposa a contratar en secreto un guardaespaldas, camuflado bajo apariencia de secretario. Ese guardaespaldas, sin embargo, resultará ser un anarquista infiltrado en la familia con la misión de asesinar a quien debe proteger.

Las cartas que desde la casa de campo escriben los distintos miembros de la  familia (esposa y tres hijos) y el propio anarquista, van haciendo avanzar el relato con enorme precisión, muestran las relaciones entre ellos, la calidez del ambiente doméstico que los rodea, el paternalismo con que tratan a los sirvientes, el modo en que el gobernador se niega a aceptar los cambios sociales que se avecinan, la rapidez con que todos caen rendidos ante las argucias de ese secretario que los manipula a placer y que ellos sin embargo sienten como amigo.

Con un tono ligero y divertido, salpicado por continuas notas de humor, Huch arma una historia cargada de crítica social donde enfrenta la decadencia, los ideales y aspiraciones del viejo régimen a los nuevos tiempos que se anuncian y los enormes cambios que traerán con ellos. Momento de transformación donde pasado y futuro se enfrentan para dar lugar a un mundo nuevo.

Historia repleta de detalles, delicada, con personajes muy bien perfilados psicológicamente en cuanto a carácter y ambiciones, que solo en el último instante desvela la suerte final de la familia protagonista.

sábado, 10 de septiembre de 2022

Cuando muere la magia

 

La literatura es el sentido mágico de la vida

Ana Mª Matute

El bosque aguardaba. Nada rompía su letargo. Verano no dejaba paso a Otoño ni Inverno a Primavera. El tiempo agonizaba, detenido en la espesura. Las estaciones no se sucedían. Ya no trinaban los ruiseñores en sus nidos ni danzaban las ninfas sobre las aguas del río. Las hadas destejían hilo a hilo sus hechizos, lágrimas de luna lloraban las luciérnagas y el sueño intempestivo de los trasgos boicoteaba sus diabluras sin quererlo. «Érase una vez...», murmuraba el viento entre los álamos. Pero los hombres habían olvidado la magia del conjuro y, abandonado y solitario, moría de tristeza el bosque encantado.


Relato publicado en el nº 6 de la revista de El Tintero  de Oro "El club de la microficción"  (febrero 2023)


jueves, 1 de septiembre de 2022

La juguetería errante. Edmund Crispin ─ Reseña

 

Esas cosas solo pasaban en los libros

Clásico de la literatura británica detectivesca, Edmund Crispin ─pseudónimo de Bruce Montgomery (1921-1978)─ escribió durante los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo dos colecciones de cuentos y una decena de novelas protagonizadas todas por Gervase Fen, profesor de literatura inglesa en Oxford cuyas enormes dotes deductivas lo convierten frecuentemente en detective aficionado. Un personaje extravagante y alocado que se ve envuelto en las peripecias más disparatadas y acaba resolviendo casos que podrían considerarse, en ocasiones, una parodia de las novelas policiales de la época (Conan Doyle, Agatha Christie...).

La juguetería errante (Impedimenta Editorial) es la que suele ser considerada su mejor novela. Una historia divertidísima cuyo planteamiento atrapa inmediatamente al lector.

Tras una discusión con su editor, el poeta Richard Cadogan marcha de Londres a Oxford para romper con su rutina. La puerta abierta de una juguetería llama su atención la misma noche de su llegada, entra en la tienda movido por un extraño impulso y enseguida tropieza con el cadáver de una mujer tirado en el suelo con signos de violencia. Un golpe en la cabeza (el asesino andaba todavía oculto, al parecer) lo deja inconsciente varias horas y cuando al fin acude a la policía para contar lo sucedido y regresa con un par de agentes al lugar del crimen, el cadáver ha desaparecido y el espacio de la juguetería lo ocupa ahora una tienda de ultramarinos.

Sin saber a quién más recurrir, Cadogan expondrá el caso a su amigo Gervase Fen iniciando ambos entonces una investigación que, poco a poco, los llevará a desvelar lo que encubre misterio tan desconcertante.  

Un argumento brillante que se complica más y más a cada paso, repleto de comicidad, vertiginoso en la forma de contar y salpicado continuamente por referencias literarias que dan al relato un tono muy particular.

Con muchísima ironía el autor se burla del estereotipo detectivesco y las enrevesadas tramas en torno a las que se articula, construyendo un enigma de enredo elegante y muy entretenido, capaz de saltar de persecuciones rocambolescas y situaciones imprevisibles a una narración algo más cadenciosa para perfilar un personaje punzante y entrañable.

Mordaz, inteligente y adictivo, merece la pena recuperar a Edmund Crispin.

viernes, 19 de agosto de 2022

El jardín secreto. Frances Hodgson Burnett ─ Reseña

 

Ni yo quiero a nadie, ni ninguna persona me quiere a mi.

Clásico de la literatura juvenil, "El jardín secreto" es junto a "El pequeño Lord" una de las obras más populares de su autora, Frances Hodgson Burnett (1849-1924). Una historia inicialmente publicada por entregas, íntegra a partir de 1911, en torno al valor de la amistad y el cuidado de la naturaleza que admite distintos niveles de lectura y no habría de ser catalogada como novela infantil únicamente.

Tras la pérdida de sus padres a causa de un brote de cólera, Mary, la protagonista del relato, se ve obligada a regresar de la India a Inglaterra para quedar a cargo de un tío a quien se encomienda su tutela. Siempre rodeada de sirvientes y al amparo de un aya que satisface al instante todos sus caprichos, Mary es una niña déspota y egoísta que ha crecido sin el cariño de unos padres para quienes apenas existe ─el padre centrado solo en su trabajo, la madre en las fiestas y eventos propios de la India colonial─, que no siente amor por nadie y a sus diez años ni siquiera es capaz de vestirse sola. Tampoco en Inglaterra hallará inicialmente ninguna calidez por parte de ese tío a quien no conoce, un hombre hosco y solitario, amargado por la muerte de su esposa, que le infunde más temor que curiosidad. El trato con los criados de la enorme mansión de Yorkshire que a partir de ahora será su hogar, el contacto con la naturaleza, el modo de vida tan diferente respecto al que ella conocía, irán no obstante dulcificando poco a poco el carácter de la niña e ilusionándola de un modo que ella misma nunca hubiera creído posible.

El misterio que esconde la casa, la inmensidad del páramo como territorio a descubrir, el ritmo de la estaciones y la belleza de su cambio, marcan el tono de una historia inteligente y divertida, repleta de magia y de ternura donde la amistad se alza como tabla salvadora frente a tristeza y soledad. Una historia de múltiples matices que deja también al descubierto el dolor y las secuelas que la ausencia de lazos afectivos provocan en los niños.

El jardín secreto que da título a la novela sirve de marco a la gran evolución psicológica de Mary y es también metáfora de complicidad entre los personajes que pueblan la trama.

Preciosa y delicada, una historia inolvidable. 

jueves, 11 de agosto de 2022

La peste escarlata. Jack London ─ Reseña

 

Lo que estoy contando es la historia de la muerte escarlata

Ambientada en el año 2073, setenta años después de que una feroz epidemia arrasara la vida en el planeta, "La peste escarlata" es una novela tremendamente sorprendente por lo que parece tener de premonitoria leída en la actualidad.

James Smith, uno de los pocos supervivientes del desastre, rememora para sus nietos un mundo que ellos no conocieron. Una civilización extinta por una enfermedad que devolvió la Tierra a un estado primitivo, poblado apenas por unas cuatrocientas personas, agrupadas en pequeñas tribus, dedicadas a la caza y la recolección. La cultura, el arte, la ciencia, el saber acumulado durante veinte siglos de Historia... todo se ha perdido y el mundo ha regresado al punto de partida.

El hombre que fue en otros tiempos dueño del planeta, dueño de la tierra, el mar y el cielo, el hombre que fue un verdadero Dios ha vuelto a su primitivo estado de salvajismo y busca su subsistencia siguiendo los cursos del agua.

Único guardián de la memoria, Smith relata muchos años después el modo en que durante 2013, cuando él era un joven profesor en la universidad de San Francisco, un virus desconocido y sumamente contagioso comenzó a propagarse sin control, matando en pocas horas a quienes infectaba. Unas manchas rojas en la piel como primer signo, adormecimiento de las extremidades poco después y paro cardiaco final, era el proceso que seguían todos los casos. Científicos, médicos, policías... fueron los primeros en caer y, sin tiempo para encontrar la cura, con la epidemia extendiéndose a la velocidad del rayo, el ser humano quedó al borde de la desaparición.

A través de su protagonista, Jack London (1876-1916) recrea la caída de una civilización, el vandalismo, el miedo, la crueldad, el egoísmo a que conduce la lucha por la supervivencia. Pone de manifiesto la fragilidad de los cimientos sobre los que se asienta la sociedad, la facilidad con que estos se derrumban y la rapidez con que, en determinadas circunstancias, se deshumaniza una persona.

Mirada pesimista hacia el futuro para una historia de corte sencillo, expresiva y lírica en la forma, desengañada y reflexiva en el fondo, muy crítica respecto a la relación que el hombre mantiene con la naturaleza y muy innovadora en el momento de su publicación (1912) por lo que tiene de apocalíptico. Nueva perspectiva en realidad para un tema siempre presente en la obra del autor de "Colmillo Blanco" o "La llamada de lo salvaje".

lunes, 8 de agosto de 2022

Una boda en Lyon. Stefan Zweig ─ Reseña

 

Impotentes ellos mismos frente al destino, aún podían deparar a otros un poco de felicidad.

Durante la Revolución Francesa, en  los sótanos de una oscura prisión, una joven encuentra por sorpresa a su prometido. Habiéndolo creído muerto en una reyerta, la alegría del reencuentro vence de inmediato el miedo a la ejecución que con el amanecer ambos saben inevitable. Sin pensar en ello, con la complicidad  de sus compañeros de infortunio, contraerán matrimonio ese mismo día y se dispondrán a vivir sus últimas horas de felicidad.

Ambientada en noviembre de 1793, en el peor momento del Terror Jacobino, "Una boda en Lyon", es el relato de esa última noche que afronta la pareja. Una historia repleta de calidez y amor pese a lo doloroso del trasfondo histórico en que se enmarca, que tiñe la tragedia de esperanza y consuela a los condenados mediante la bondad y la belleza inherente al corazón humano.

Entre el amor y la muerte, Zweig (1881-1942) arma de ese modo un relato emotivo y delicado, repleto de humanidad, en torno al sufrimiento, la soledad, la maldad, la compasión... Una historia sobrecogedora, breve y sencilla que apunta a la fuerza interior como único medio para derrotar adversidades en un tono muy propio del autor, obsesionado siempre con la búsqueda de la bondad y empeñado en su victoria.

martes, 2 de agosto de 2022

La flecha negra. Robert Louis Stevenson ─ Reseña

 

Una flecha negra por cada maldad

Aventura, suspense, misterio, emoción... Clásico de la literatura juvenil, La flecha negra es una de las novelas más conocidas de Stevenson junto a La isla del tesoro o El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Ambientada durante la guerra que a mediados del S.XV enfrentó por el trono de Inglaterra a los partidarios de la casa Lancaster con los de la de York (Guerra de las Dos Rosas), la novela relata la peripecia en que se ve envuelto su protagonista, Dick Shelton, cuando portador de un mensaje de su tutor, Sir Daniel Brackley, a efectos de reclutar seguidores para su causa, tropieza en el bosque con un grupo de justicieros, miembros de la llamada Flecha Negra, que le hacen dudar de las intenciones del noble hasta el punto de creerlo implicado en la muerte de su padre. Un conflicto de lealtades se desatará entonces en el alma del muchacho y dará a su vida un giro inesperado.

Con ecos de Robin Hood y algunos relatos de Walter Scott, Stevenson (1850-1894) arma una trama repleta de giros argumentales, de batallas, venganzas, traiciones... Una historia vertiginosa, con hueco también para el romance, donde el autor da muestra de su enorme habilidad narrativa, enfrenta a sus personajes a las contradicciones inherentes a todo ser humano y dibuja un mundo repleto de claroscuros donde el bien y mal se entrecruzan de continuo y las cosas no son siempre lo que parecen.

martes, 19 de julio de 2022

El rey de la selva

 

¡Ay madre! ¡Buena la hice! ¡Si es que no se puede ser tan impulsivo! Pero la puerta estaba abierta, el vigilante brillaba por su ausencia y yo... Me aburría tanto en la jaula que no lo dudé, no fui capaz de resistir la tentación. Solo iba a ser una vueltecita, ¿qué había de malo?. Un paseo rápido, curiosear un poco y de nuevo en casa a la hora de la cena. Tan contento, todo en su sitio y nadie enterado de mi pequeña travesura. Lo que no podía imaginar es que el mundo exterior me fuera a cautivar de esta manera, que fuera tan inmenso y tan divertido. Deslumbrado me tiene. Y, sí, reconozco que la excursión se me ha ido un poquito de las manos. O de las garras, debería decir mejor. Y es que lo estaba pasando tan bien que he perdido completamente la noción del tiempo y el sentido de la orientación. Cosa no tan extraña, por otro lado, si pensamos que hasta ahora mi mundo se había limitado siempre a la desangelada carpa donde actúo, a fieros domadores con pretensión de gladiadores y majorettes de sonrisa postiza y ademanes de corista. Pero ya digo que soy impulsivo y pensar, lo que se dice pensar, no pienso mucho las cosas, la verdad. En fin, que cuando me he querido dar cuenta estaba perdido, hambriento y llorando mi inconsciencia en una acera. Detalle este en particular que me avergüenza terriblemente y del que no sé si mi orgullo herido se repondrá alguna vez pero que, si vamos a ser sinceros, debo reconocer sin paliativos. Para colmo de infortunios cuando, al oír la sirena de ese camión de bomberos detenido ahora frente a mí, he logrado levantar la mirada del suelo lo que he entrevisto a través de dos gruesos lagrimones me ha espantado de tal modo que todas las mechas de mi esponjosísima melena han comenzado a temblar descontroladas. Porque tampoco es que yo sea muy intuitivo y hasta es posible que a estas alturas ya me esté volviendo ─quizás─ una pizca paranoico pero tengo la impresión de que toda esta gente que comienza a rodearme muy buenas intenciones no tiene...

Relato para Zenda #historiasdeanimales

viernes, 15 de julio de 2022

La señora Parkinton. Louis Bromfield ─ Reseña

 

Le gustaba la normalidad. La gente normal nunca caía en el imperdonable pecado de la presunción

Reportero en la Nueva York del periodo de entreguerras, autor de una treintena de novelas y ganador de un Pulitzer, Louis Bromfield (1896-1956) fue un autor tremendamente reconocido en su momento, a quien se llegó a comparar con Scottt Fitgerald, Hemingway o Steinbeck. Preocupado siempre por el Medio Ambiente y con estudios en materia agrícola, dedicó gran parte de su obra a mostrar los efectos de los cambios sociales nacidos de la revolución industrial sobre la Naturaleza y la psicología humana.

Ambientada en los años treinta del S.XX, en una época de grandes cambios económicos y sociales, tras el crak de 1929 y el New Deal de Roosvelt, "La señora Parkinton" relata el fin de una era. Un mundo de privilegios, indolencia e impunidad para los miembros de la alta sociedad que comienza a resquebrajarse con el cambio de siglo e irá desmoronándose poco a poco hasta desparecer por completo tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Desde su mansión de la Quinta Avenida, Susie Parkinton, una octogenaria lúcida e inconformista, al frente todavía de una familia millonaria pero en clara decadencia, trata de adaptarse al nuevo tiempo que ya intuye, mientras rememora la historia de su vida.

Así, saltando continuamente del pasado al presente, Bromfield recorre los últimos años del S.XIX, muestra el mundo de aventureros sin escrúpulos que en ese tiempo poblaba el Oeste americano, buscadores de fortuna al acecho del éxito, base de la filosofía de un país conocido como "tierra de las oportunidades" donde siempre fue posible comenzar de nuevo, y los enfrenta a la falta de carácter de sus descendientes, nuevas generaciones que, al no haberse visto obligadas a luchar por el dinero, se llenaron de gente pusilánime y apocada, atónita frente a los cambios que se anuncian e incapaz de abordar los retos del futuro.

Uno de esos hombres hechos a sí mismos, inteligente, emprendedor, de ética dudosa en ciertos aspectos, es Gus Parkinton, origen de la saga familiar que recrea la novela.

Sin idealizarlo, consciente de sus carencias y debilidades pero también de sus grandes logros, Susie mantiene vivo en todo momento el recuerdo de su esposo y, así, mientras enfrenta los problemas familiares provocados por hijos y nietos, repasa su historia de amor y los momentos decisivos de su vida. Los primeros triunfos, el empeño de Gus por alcanzar, al llegar del Oeste a Nueva York, el reconocimiento social que creía merecer, el clasismo y los desprecios de que los hicieron objeto las familias de abolengo, las venganzas posteriores contra ellas...

Amor, traiciones, corrupción, deshonor, salpican una historia con mucho ritmo y gran profundidad humana, repleta de reflexiones en torno al dinero, la justicia o el esfuerzo individual que contextualizan la realidad sociopolítica en que se ambienta y marcan el tono de la narración.

Magnífico por último el personaje de la señora Parkinton (muy moderno en su forma de pensar) y el modo en que a través de él el autor nos asoma a un mundo en proceso de cambio, a un tiempo y un modo de vida que desaparece y a la necesidad de adaptarse a nuevas realidades. 

viernes, 8 de julio de 2022

La prima Rosamund. Rebecca West ─ Reseña

 

El pasado era irrecuperable

Tercer volumen de la trilogía, con "La prima Rosamund" Rebecca West (1892-1983) concluye la saga de los Aubrey. Si las dos primeras novelas ("La familia Aubrey" y "La noche interrumpida") se centraban en la infancia y juventud de la protagonista, esta tercera aborda ya su vida adulta.

Así, finalizada la Primera Guerra Mundial, el relato salta ahora hacia los años veinte, al momento previo a la Gran Depresión. Tras haber logrado el triunfo profesional que desde niña tanto ansió, la vida de Rose narradora de la historia─ da un giro radical. Junto a su gemela Mary, ambas ya pianistas famosas, se ve inmersa en un torbellino de giras y fiestas, alternando en sociedad, disfrutando de un ambiente de privilegios que siente ajeno, que mira por eso con distancia y donde no logra encajar con facilidad.

El recuerdo permanente de la niñez, de la madre, de las pequeñas alegrías cotidianas, impregna de nostalgia la vida de las gemelas. Añoran el mundo que perdieron, la ilusión de un tiempo donde cualquier cosa era posible, la familia que la guerra destrozó, los proyectos que no fueron...

 El matrimonio de Rosamund, la prima a quien de niñas amaron con locura, que significativamente da título a la novela (símbolo de la ausencia), marca en ese sentido un punto de inflexión y las obliga a afrontar sus miedos y su propia realidad.

La brecha entre pasado y presente, el dolor de la pérdida, las renuncias que implica el proceso de maduración, las cicatrices de la soledad... son los temas de fondo de una historia repleta de dulzura y sensibilidad, melancólica y muy desencantada frente a los cambios que durante el periodo de entreguerras avanzan imparables. Es en ese momento, tras el crack del 29, donde West detiene la narración teniendo en mente, al parecer, una cuarta novela que no llegó a escribir.

Clásico de la literatura inglesa, Rebecca West (pseudónimo de Cecily Fairfield) fue una escritora tremendamente polifacética, una de las grandes autoras del S.XX, capaz de mantener su espacio en una época donde las mujeres apenas comenzaban a reivindicar su posición y hacerse valer.