lunes, 17 de octubre de 2016

Amor ignífugo



        Cuando se prendieron las cortinas de la cocina nadie sospechó que aquello no era un accidente aunque, pensándolo bien, puede que a la mirada de mamá ya entonces asomara la sombra de una duda. Difícil siempre engatusarla... La cocina sólo fue el principio y, sí, reconozco que el asunto se me fue ligeramente de las manos. Una tras otra ardieron todas las habitaciones de la casa y ahora estos espeluznantes matasanos me rodean curiosos y hablan de instintos suicidas y pirómanos. ¡Criaturas ignorantes!. Nada saben de amor... Si lo hubieran visto batirse por  mí contra las llamas... Tal vez yo debiera explicárselo pero, ¡ay!, me da tanta vergüenza...