sábado, 27 de febrero de 2021

El huerto de Emerson. Luis Landero – Reseña

 

...Y, en general, prefiero soñar la vida que vivirla

Recién publicada por Tusquets, esta última novela de Luis Landero sigue la estela trazada por "El balcón en invierno". Regresa el autor a ese mismo universo narrativo para evocar con ello un mundo y un tiempo ya desaparecidos. En el tono propio de la tradición oral, de esas historias contadas junto al fuego, que él mismo rememora con nostalgia y pretende atrapar en su cuaderno, recupera Landero retazos de su vida: de sus años de infancia y el asombro grabado en sus ojos de niño, de su primera juventud y sus sueños de poeta, de sus ansias de libertad, de los primeros amores, de su obsesión por la literatura y el afán luego por transmitir a los alumnos su entusiasmo, de su esfuerzo por hacerles partícipes del hechizo latente entre los libros... 

Un relato basado por completo en la memoria, cargado de ternura y sutiles pinceladas de ironía, para revivir una época no tan lejana en el tiempo pero tremendamente distante en el recuerdo, a la que el propio narrador se refiere continuamente como aquel "Lejano Entonces". Un lejano entonces, el de los años cincuenta de un pequeño pueblo extremeño, habitado por gentes esforzadas, dedicadas al campo, sabias pese al extremo desconocimiento de otras realidades, donde una nueva generación se iba abriendo camino poco a poco para muy pronto abandonarlo en el sueño de otra vida.

A lo largo de los quince capítulos en que se divide la historia, relatos independientes en sí mismos, el autor desgrana recuerdos, ilusiones, desengaños, revela anécdotas y secretos familiares, se asoma a las vidas de sus padres y abuelos, se burla en ocasiones de sí mismo... Todo ello con una naturalidad y una sencillez que desarman y una melancolía suave que araña pero no duele, logrando de ese modo un texto repleto de matices, dulce, divertido, sin imposturas y desbordante de humanidad.

viernes, 19 de febrero de 2021

Historia de una tienda. Amy Levy – Reseña

 

Se levantaron sonriendo y desafiaron al destino

«Una escritora deslumbrante e inteligente», dijo de ella Oscar Wilde al redactar su necrológica. Y, sin embargo, Amy Levy (1861-1889) es hoy una escritora olvidada y desconocida por completo.

Nacida en el seno de una familia judía de clase media-alta −cuenta su traductor, Gonzalo Gómez Montoro−, Amy Levy comenzó a escribir con apenas trece años, fue la segunda mujer judía en acceder a la Universidad de Cambridge y, tratando de dedicarse profesionalmente a la escritura, compaginó luego esa labor con trabajos de traducción y clases de inglés que le dieron cierta independencia económica. Tras una crisis depresiva,  se suicidó a los veintiocho años dejando tres novelas y algún poemario que, según la crítica, la situarían como precursora de autores de la talla de D.H. Lawrence y Virginia Woolf y como una de las grandes promesas de la literatura inglesa de finales del S.XIX.

"Historia de una tienda", la única de sus novelas traducida hasta ahora al castellano (Chamán Ediciones), aborda la historia de cuatro hermanas −las Lorimer− que, tras la muerte del padre y por solventar la precaria situación económica en que las deja, deciden abrir un negocio propio: una tienda de fotografía, a las afueras de Londres, con la que ganar su independencia y evitar la caridad y la condescendencia a que, de otro modo, quedarían sujetas por parte de ciertos familiares.

 Desafiarán con ello el orden establecido y cuestionarán un conservadurismo social muy arraigado −personificado en unas tías que no comprenden la actitud de las muchachas−, pero cuyos cimientos comienzan ya a tambalearse.

Gertrude, segunda de las hermanas y principal protagonista de la historia, será quien asuma las responsabilidades familiares y quien, en todo momento, trate de velar por el bienestar del resto. En ella se pone muy claramente de manifiesto el conflicto a que siempre quedan expuestas las mujeres: la inevitable elección entre obligaciones y aspiraciones y la renuncia que ello conlleva. Así, pronto acabará dando de lado su incipiente carrera literaria y los sueños que guarda en secreto (también los románticos) para centrarse en el negocio y cuidar de sus hermanas, a costa del propio sacrificio personal.

Tras ella, Lucy aparece como un personaje más enérgico y convencido de la necesidad de encarar sin miedo el propio destino. Una mujer práctica que sirve de contrapunto a la sobriedad de Gertrude.

Phyllis, la hermana pequeña, se muestra como una joven coqueta y caprichosa, ávida de bailes, eventos artísticos o compromisos sociales, en completa rebeldía con la moralidad de la época.

Finalmente Fanny, la mayor de todas, es quien se ocupa del cuidado de la casa y representa el ideal femenino de "ángel del hogar" propio del S.XIX.

La autora da así voz a cuatro tipos diferentes de mujer con aspiraciones y sensibilidades distintas, incluso, en ocasiones, opuestas, para mostrar el conflicto entre viejos y nuevos valores y el camino que, poco a poco, va abriéndose ante ellas.

Resulta imposible con tal argumento no recordar a las "Mujercitas" de Louisa May Alcott. El paralelismo entre ambas es evidente pero el relato de Levy es mucho más arriesgado, sus personajes son más decididos y valientes y no hay rastro en sus reflexiones ni comportamientos del tono moralizante que salpica la novela de Alcott. Un texto, en ese sentido, el de Amy Levy, más inconformista, más cosmopolita y, para el momento, mucho más novedoso.

Una novela, quizá no transgresora en exceso, pero sí moderna por lo que tiene de rebelión contra lo impuesto y lo previsible, por el cuestionamiento de la sociedad de la época que plantea y por el esbozo que realiza de esas nuevas mujeres (las luego llamadas New Women) que comenzaban ya, en aquellos años finales del siglo, a abandonar el hogar para acceder a universidades, negocios y espacios públicos que, hasta entonces y solo por su condición, les habían sido vedados.

Historia amable y elegante, de prosa sencilla y cercana, articulada en torno a unos personajes psicológicamente muy bien armados con los que resulta fácil empatizar y cuya trama se ve teñida por un costumbrismo suave y delicado.

viernes, 12 de febrero de 2021

Wilt. Tom Sharpe – Reseña

 

El amor estaba muy bien si no te dejabas atrapar por él

Primera novela de la saga y quizá la más famosa de su autor, "Wilt" narra la historia de un profesor de literatura que, en un centro de formación profesional, da clases a un grupo de alumnos sin ningún interés por la materia. Un hombre gris, frustrado en lo profesional por un ascenso que cree merecer pero nunca llega y asfixiado en lo personal por una existencia anodina y una esposa a quien no soporta.

Debido a un cúmulo de circunstancias y situaciones a cual más rocambolescas, el protagonista acabará resultando sospechoso de la presunta muerte de su mujer y siendo acusado de un asesinato con el que, en secreto, ha fantaseado en demasiadas ocasiones. Cuestión esta en cuya resolución desempeñará un papel fundamental Judy: explosiva muñeca hinchable, origen de buena parte de los problemas del personaje y seña de identidad del relato.

Sobre tales mimbres, Sharpe construye una historia delirante, repleta de situaciones cómicas y un humor gamberro, muy próximo al absurdo, que caricaturiza y se burla con sarcasmo de las extravagancias y aspiraciones de ciertos sectores sociales en unos años (mediados de los setenta) donde triunfaba el yoga, la filosofía new age y cualquier pretensión revestida de modernidad.

 Eva, la mujer de Wilt, es un personaje obsesionado por este tipo de cuestiones y de él y del círculo de amigos en que, poco a poco, va introduciéndose se sirve el autor para ridiculizar determinados comportamientos, mostrar el vacío que hay tras ellos y realizar una crítica social lúcida y feroz pese al humor negro que recorre la historia y al tono de sátira con que está planteada.

El reproche hacia esas pseudofilosofías y el absurdo a que conducen resulta evidente, así como la censura hacia un sistema educativo dominado  por la apatía y el amiguismo y alejado por completo de su auténtica misión.

Destacable también la valentía del autor para abordar el cuestionamiento moral de ciertas actitudes o rozar temas como el lesbianismo o la liberación sexual en una época donde, sin duda, despertarían polémica y resultarían cuestiones algo espinosas.

Maestro indiscutible del humor, Tom Sharpe logra con "Wilt" una historia divertidísima, ácida y surrealista, repleta de malentendidos y giros inesperados, irreverente y políticamente incorrecta, bajo la que late el absurdo de la existencia humana y cuya crítica sigue vigente a pesar del largo tiempo transcurrido.


Reseña publicada en la revista "Escribiendo a hombros de gigantes" de El Tintero de Oro. Noviembre 2021.

viernes, 5 de febrero de 2021

Remordimientos

 


No lo vi venir. Las palabras salieron en tromba de mi boca e impactaron sobre ella como un puño. Me arrepentí al instante, por supuesto, soy un caballero y odio el juego sucio pero... tarde; muy muy tarde. Sandra enmudeció de golpe −un escalofrío me caló los huesos y una gota de sudor resbaló por mi nariz desde la frente−,  el color huyó de sus mejillas y un espasmo de asombro la recorrió de pies a cabeza. Pareció luego recobrarse un poco, enarcó las cejas con desprecio y abandonó la habitación como si yo fuera el ser más repulsivo de la tierra. Ese gesto me dolió, lo reconozco, pero, sabiéndome causa de tan penosa situación y lejos de mí disimular el hecho de que hablé con sequedad y decidida intención de herirla, trituré mi orgullo y corrí tras ella. Me hinqué de rodillas a sus pies, le imploré perdón, juré que lo que dije no iba en serio... Nada. Esta mujer no tiene compasión. Lo que les cuento ocurrió hace ya dos días y lo único que, desde entonces, ha salido de su boca ha sido un «torpe gusano sin alma» muy poco amistoso.

Es curioso constatar lo mucho que el tiempo transforma a una pareja, ¿no creen? Nosotros nunca fuimos unos románticos, tampoco voy a mentirles, no puedo decir que las flechas de Cupido nos contagiaran su dulzura, pero ¿saben esa sensación de disfrutar una brisa ligera en primavera, sorprender un cielo salpicado de estrellas o el vuelo entre las flores de algún gorrioncillo travieso? Así me sentía yo al velar noche a noche los sueños de Sandra o al contemplarla despertar, aún acurrucada a mi lado, por la mañana: dos almas gemelas, dos corazones que laten al unísono y todo lo demás.

De acuerdo, de acuerdo, quizá una pizca romántico sí que fuera pero ¿qué pretendían de un pobre idiota enamorado?

Luego la pasión arde en cenizas, la rutina teje a traición su telaraña y ya ven... Se empieza a discutir por una bobería, se manchan las miradas de sarcasmo y nacen los amargos días de un matrimonio infeliz. En ello estamos: habitando un avispero sin trazas de poesía.

En fin, el caso es que desde esta última pelea que, si les soy sincero, no sé bien cómo empezó ni porqué acabó en lo exigente de mis gustos en la mesa (una buena comida siempre me alegra el espíritu, no lo negaré), un pensamiento espantoso acecha mi mente, la intuición de que algo horrible se cierne sobre mí: una calamidad que llega, al parecer, para quedarse. Porque he tocado fondo y ahora Sandra me detesta. Un relámpago de acero brilla en sus ojos y solo yo tengo la culpa. Una sensación en extremo penosa, créanme. No exagero si les digo que tengo el alma deshecha y es que, aunque a veces me comporte como un asno, yo aún amo con locura a esa tontuela.

Pero volé los puentes y no puedo ya batirme en retirada. Imposible borrar lo ocurrido. Ni todas mis lágrimas aliviarían, a esta altura, su disgusto. La riña fue subiendo de tono y perdí los nervios, es cierto. No debí dejar que la referencia a mi apetito −«glotonería de cerdo sin escrúpulos», fue la lastimosa expresión que, recuerdo, masculló entre dientes, no sin cierto descontento en el tono− me alterara de tal modo; aunque son cosas que molestan, convendrán conmigo. Pese a todo y por justificado que pudieran considerar mi resentimiento, sacar a relucir en aquel instante las croquetas de mi madre fue, por mi parte, una falta de tacto imperdonable. Un golpe bajo. Sí, escandalosamente bajo.



Relato publicado en la revista "Escribiendo a hombros de gigantes" de El Tintero de Oro. Noviembre 2021.


lunes, 1 de febrero de 2021

Hermanas – Reseña

 

Te quería tanto... deseaba tanto que me quisieses...

Con la mayoría de las salas aún cerradas a causa de la pandemia, el programa "Escenario 0" de HBO es buena opción para recuperar las representaciones teatrales. Al modo del antiguo "Estudio 1" de TVE, la plataforma ofrece seis episodios con los que se aproxima a seis obras de gran éxito en su momento. Una de ellas es "Hermanas", estrenada en el año 2019, escrita y dirigida por Pascal Rambert y protagonizada por Bárbara Lenie e Irene Escolar, dos actrices inmensas que dan voz al durísimo enfrentamiento que muestra la historia.

 Nos sitúa esta obra frente a dos mujeres cargadas de odio, de amargura y de reproches, de celos y culpabilidades. Dos hermanas que llegan a desearse la  muerte y que, desde el momento mismo en que arranca la función, se enzarzan en un terrible duelo dialéctico, lanzándose palabras como dardos y convirtiendo el lenguaje en un arma que desgarra y daña. Personajes muy heridos, con una visión  opuesta de su vida en común, de su infancia y su mundo familiar, que vomitan sobre el escenario su rabia, su desamparo y su dolor en una lucha tensa y angustiosa de la que ninguna podrá salir indemne, que las ancla a una relación dañina y al recuerdo de un pasado que las acosa y no logran superar.

Soberbias ambas actrices y tremendamente hiriente y descarnado el texto de Rambert. Un texto que no da tregua, que golpea e incomoda, que duele y aborda, con una potente sacudida emocional, el daño causado por envidias y rencores, el desconsuelo que provoca la incapacidad de perdonar.