Los recuerdos se esfuman, se desgastan a fuerza de repetirlos
Judía de origen polaco, la vida de Hélène Waysbord se derrumbó en el otoño de 1942 cuando con apenas seis años de edad se vio separada de sus padres, deportados a los campos de concentración mientras ella era enviada a un pequeño pueblo de la campiña francesa. Hélène quedó de ese modo a salvo de los horrores del nazismo pero la ausencia de raíces fue el precio que habría de pagar el resto de su vida.