miércoles, 22 de mayo de 2019

Noches blancas. Fiódor Dostoievski - Reseña



"No ha sido más que un sueño"

Breve y bellísima novela de Fiódor Dostoievski, "Noches blancas" narra la relación entre dos jóvenes tras el encuentro casual del protagonista con una muchacha a quien una noche descubre llorando sobre la barandilla de un puente. A partir de ahí y durante tres noches más, esas famosas noches blancas del verano de San Petersburgo, asistimos al nacimiento de una amistad que no tendrá para los personajes el mismo significado ni valorarán ambos del mismo modo.
Él es un hombre que nunca ha estado enamorado, un solitario que vive en un mundo de sueños; ella una muchacha que sufre por amor sujeta por completo a la autoridad de una abuela ciega y desconfiada que asfixia su vida; ambos arrastran una historia triste y solitaria de la que nace una complicidad y una relación muy especial.
Texto poético, elegante, reflexivo y muy delicado que plantea temas tan importantes como la soledad, el amor, la incomunicación, la esperanza o el desengaño. Una historia que atrapa y es puro sentimiento.

martes, 14 de mayo de 2019

Tiro al blanco



Nadie supo nunca qué ocurrió. Un viento gélido y devastador se extendía de repente por el mundo. A su paso: oscuridad, vacío, silencio... también miedo. Calcinaba sin clemencia el sol la tierra, todo era gris y para tanta derrota no hallaban las almas consuelo.
«Escuchamos a lo lejos un disparo», contarían los testigos tiempo después, «¿quién iba a imaginar...?».
Entre ruinas de muerte y desolación parecía de pronto haberse el tiempo detenido en un instante feroz, agónico, eterno. Lloraban su espanto a gritos la magia y la poesía. Un corazón roto, sin fe y sin esperanza, al cielo clamaba su plegaria. Todo lo inundaban fatalismo y abandono.
Ningún rastro quedaba ya de la vida y la belleza de otro tiempo. Cenizas, vegetación muerta, columnas de fuego, destrucción e indiferencia. Tierra yerma, heridas que supuran, que sangran y no cicatrizan. Que jamás lo harán.
Alevoso crimen o fatal accidente poco importa. Irreparable resultó el disparo. Trágica fue la consecuencia. A los pies del cazador yacía muerta una paloma: muy blanca y muy pequeña, inocente, frágil, casi inmaculada. 






http://estanochetecuento.com/tiro-al-blanco-marta-navarro/

domingo, 5 de mayo de 2019

Un cuento de piratas



«¡Al abordajeeeee....!»

La voz metálica del comandante Morgan tronó desde cubierta. A su señal, entre gritos de cólera, los corsarios de El Venganza se lanzaron al combate. Una estruendosa detonación de mosquetes y fusiles se propagó sobre las aguas, transformando de inmediato el océano en un enredo de espuma y sangre. Tétrica y espectral, la bandera pirata ondeaba en la tiniebla.

Tomados por sorpresa en medio de la noche, los arcabuceros del galeón español disparaban contra el enemigo, casi a ciegas, sin ningún orden ni concierto. Entre el oleaje se perdía su intensa aunque del todo ineficaz lluvia de proyectiles.

«¡Al ataque, mis valientes!», espoleaba animoso a sus hombres el capitán de El Victoria, mientras los feroces bucaneros asaltaban el puente de mando y, espada en mano, a punta de molinetes, tomaban el castillo de proa. Tras ellos, un reguero de cadáveres acreditaba la crueldad de la batalla.

Las olas estallaban contra el casco del navío como impulsadas por una fuerza misteriosa, el viento hinchaba con su soplo las gavias y el cielo apagaba despacio la frágil  luz de la luna y sus estrellas.

Los españoles se defendían con valor entre tiros y estocadas. Se batían en formidable duelo con ahínco. Pero nada pudieron hacer. La nave española, tras las cruentas y largas horas de combate vividas, al borde mismo del amanecer, arrió por fin su estandarte. Un «hurra» ensordecedor e incontenible retumbó entonces entre la tripulación de El Venganza.

Atónitos y desconcertados, los vencidos suplicaban clemencia, tan aterrados por la fama sanguinaria que arrastraban sus captores, que al más mínimo descuido de aquellos estaban prestos a lanzarse por la borda. No hubo ocasión. Entre golpes y empujones, los bajaron de inmediato a la bodega del buque y allí quedaron, encerrados todos juntos: soldados, pasajeros y oficiales, a la espera del momento en que su destino fuera sentenciado.

Entre los despojos de la lucha, mientras los marinos se ocupaban del traslado del botín a su fragata: lingotes de oro y plata, barriles de pólvora, armas, cofres de perlas, esmeraldas o rubíes, baúles repletos de encajes y sedas..., acurrucada en un rincón, Morgan descubrió una figura pálida y temblorosa. Avanzó hacia ella y le tendió la mano. «No os haré daño, no temáis», murmuró ─hielo en la mirada, insolencia en la voz─ «permitid, señora, que os ayude». Quizá aquella muchacha fuera una acaudalada duquesita de camino a las Antillas o la hija de algún honrado y rico caballero que sin rechistar pagaría de buen grado su rescate, pensó, agradeciendo al infierno su buena fortuna. Parecía, en cualquier caso, una dama importante.

Una  mueca disfrazada de sonrisa asomó a los labios del pirata. «Acompañadme, os lo ruego», musitó, doblando burlón el cuerpo en una absurda y cómica reverencia.  Alzó entonces la joven los ojos hacia él y un destello de furia incendió su rostro. Una pequeña daga, hasta ese instante oculta entre los pliegues de la falda, centelleaba ahora entre sus dedos. La empuñó con rabia, se lanzó contra el hombre que la amenazaba y entonces...

─Niñooosss, a cenaaarrr....

─Sí, mamiii.... Ya vamosss...

¡Por todos los tiburones de la mar océana!, la suerte del cruel pirata Morgan ─¡mal rayo lo parta!─ quedaba de tan inesperado modo en suspenso hasta nueva orden u ocasión más oportuna.








          Primer premio "Relatos Compulsivos". Julio 2019.

jueves, 2 de mayo de 2019

A la deriva. Penélope Fitzgerald - Reseña



"No sé qué voy a hacer con mi mente. Tampoco estoy segura de qué hacer con mi cuerpo"

Ambientada en el Londres de los años sesenta y con un marcado, al parecer, carácter autobiográfico, es ésta la obra que lanzó a la fama a Penélope Fitzgerald y con la que obtuvo el premio Booker Prize de novela en 1979. A través de la historia de Nenna James y sus hijas, Martha y Tilda, asistimos al día a día de una pequeña y algo extravagante comunidad que ha hecho de los viejos barcos anclados a orillas del Támesis su hogar. Recrea así la autora las estructuras sociales, los lazos de convivencia y la red de solidaridad que surge en torno a la vida en un barco, una vida que está lejos de ser idílica ni tan romántica como quizás pudiera parecer.
Abandonada por un marido que se niega a vivir en el río, Nenna lucha por mantener su modo de vida y sacar adelante a unas niñas a quienes la autora presenta en realidad como mucho más maduras y responsables que la madre, protectoras, conscientes de vivir en la miseria y pese a ello felices en su libre vagabundeo por los muelles.
Más allá de la trama y como también ocurre en otras obras de la autora ("La librería", por ejemplo), el interés de la novela se halla en la pequeña cotidianidad que relata: en el rutinario transcurrir de los días, en el cúmulo de relaciones personales y sociales que ello genera y en una protagonista que en un momento crucial de su vida afronta sin amargura decepciones y desalientos. Una mujer a la deriva que no se resigna a la derrota y busca un nuevo rumbo.
Personajes de gran profundidad y muy bien construidos, tanto principales como secundarios, para una historia agridulce, sutil, irónica y muy melancólica.