viernes, 15 de enero de 2021

Arte en miniatura

 


Un destello de luz en los cristales la despertó de golpe. Se protegió los ojos con la mano, ahogó un bostezo perezoso en la garganta y saltó de la cama. Aún era muy temprano pero a ella le gustaba madrugar. Aspirar el aire limpio del amanecer, sorprender los colores del alba entre las nubes, ver tintarse poco a poco el cielo de escarlata... No había mejor modo de empezar el día.

 Se detuvo un instante frente a la ventana, borró de su expresión el rastro insomne de la noche y salió de la habitación sin hacer ruido. La celebración de la víspera había sido larga y Bartolomé aún dormía. Lo dejaría descansar un poco más, decidió, mientras, con un tazón de chocolate caliente y un buen pedazo de pastel entre las manos, marchaba a encerrarse en el estudio.

Pese a las pocas horas de sueño, Esther se sentía esa mañana despejada y feliz. Quizá aquel no fuera del todo su mundo, añoraba Edimburgo y la vida en Essex le resultaba extraña pero el ascenso profesional de su esposo bien valía el sacrificio y, en cualquier caso, el cambio suponía un reto que no tardaría en dominar.

Bartolomé acababa de ser nombrado rector de Willingale, mantenía su posición de secretario en la corte del rey Jacobo −rey de Escocia y desde 1603 también de Inglaterra− y la fiesta en su honor había resultado un éxito. Nadie faltó a la cita y ella deslumbró en su papel de perfecta anfitriona, pendiente en todo momento de cada invitado, cruzando una palabra, regalando un gesto, una sonrisa...

 Y sí, se sentía feliz por él, mucho, pero ¡ay! ¡cómo odiaba en aquellas ocasiones su cometido de esposa abnegada! No pretendía ser injusta. Era consciente de su situación de privilegio y se sabía afortunada. Desde niña, su padre −nunca le agradecería lo bastante aquel regalo− la había educado como a un chico. La había formado en ciencias y humanidades, fomentado su vocación artística e impulsado sin trabas sus ansias de saber.

Tampoco a su marido podía reprocharle nada. Eran un equipo en todos los aspectos de la vida, siempre la trató como a una igual y, a la menor oportunidad, gritaba el hombre a los cuatro vientos su valía: «Bartolomé Kello, marido de la embellecedora del libro», había llegado a presentarse con orgullo en más de una ocasión.

Y sin embargo...

Sus miniaturas y dibujos florales la habían hecho ganar cierta fama en la corte. Sus manuscritos eran cada vez más requeridos por los nobles y su habilidad como calígrafa distinguía multitud de documentos oficiales, siempre, eso sí, bajo estricta supervisión del esposo. El genio de sus pinceles nunca podría borrar su condición de mujer y ella debía acatar con humildad el rol que la sociedad le otorgaba. Pero la sumisión nunca fue su punto fuerte y a menudo quebrantaba aquella regla. Un pequeño texto: «escrito e iluminado por mí, Esther Inglish», salpicaba a modo de firma algunas páginas y sellaba entre líneas su autoría.

Desechó con un suspiro tan inoportunos pensamientos y trató de concentrarse en el lienzo en que llevaba días trabajando. Hacía tiempo que dibujar mariposas, flores o pájaros, sin duda los motivos más celebrados de sus ilustraciones, la aburría por su falta de aliciente y había comenzado, en secreto, a pintar su retrato. Se pintaría escribiendo, reivindicando su talento. Y no, no era soberbia como quizá alguien pudiera pensar. Era protesta contra un tiempo, aquel remilgado tiempo suyo, que negaba a las mujeres el acceso a las artes y la sabiduría, que destruía, una vez tras otra, cualquier atisbo de igualdad y las condenaba sin razón al inmisericorde limbo del olvido.

Pero esa mujer que, pincelada a pincelada, brotaba del cuadro era diferente. Un aura de intimidad la envolvía y el brillo esperanzado de sus ojos hablaba de  independencia y sentimientos de autoestima. Parecía guardar un secreto, haber conquistado un espacio al que solo ella tuviera acceso, hallarse libre de compromisos y obligaciones, conocer del todo su propia identidad. Su mirada, su gesto, su postura... la mostraban confiada, revelaban la fuerza de su inteligencia y delataban el más absoluto desprecio hacia cualquier tipo de convencionalismo o cotidiana banalidad.

Esa mujer en busca de autenticidad, dueña por completo de sí misma, era ella. Una mujer que pintaba, escribía y soñaba otro mundo porque de ningún modo podía dejar de hacerlo, porque la integridad abrasaba su alma y convertía aquel camino en una necesidad insoslayable. Una mujer que se rebelaba contra lo impuesto, que luchaba contra el destino y perseguía, a través del arte, la respuesta a cuestiones esenciales de la vida. Si la hallaba o no, carecía de importancia. Tan solo la búsqueda importaba.





Imagen: Autorretrato.  Esther Inglish.

Relato publicado en la Antología "Mujeres Pintoras". Visibiliz-ARTE. Diciembre 2020. 

jueves, 14 de enero de 2021

Reto "Todos los clásicos grandes y pequeños 2021" – Inquilinas Netherfield

 


Desde el blog "Las Inquilinas de Netherfield" llega una nueva edición del reto "Todos los clásicos grandes y pequeños", integrado por varios niveles y sugerencias de lectura. El plazo para inscribirse finaliza el 28 de febrero y este es el enlace a las bases.

Cada nivel consiste en leer y reseñar cinco obras clásicas (considerando como tales las publicadas con anterioridad al año 1980) con la siguientes condiciones:

Nivel 1:

-Clásico cuyo título tenga cuatro o más palabras: “Las señoritas de escasos medios” de Muriel Spark

-Clásico a elegir entre los cien imprescindibles de Penguin: "Silas Marner" de George Eliot

-Clásico de misterio/suspense/policiaco: "La maldición de Hill House" de Shirley Jackson

-Clásico cuyo autor falleciese antes de los cincuenta años: "Historia de una tienda" de Amy Levy

-Clásico en cuyo título aparezca el nombre de un personaje: "El fantasma y la señora Muir" de R.A. Dick

Nivel 2:

-Clásico ambientado en el periodo de entreguerras: "Los reflejos de la luna" de Edith Warton

-Clásico cuyo título solo tenga una palabra: "Wilt" de Tom Sharpe

-Clásico de terror o gótico: "La nueva madre " de Lucy Cliford 

-Clásico con de doscientas páginas o menos: "Las confesiones del señor Harrison" de Elizabeth Gaskell

-Clásico ambientado en Londres o París: "La señorita Mackenzie" de Anthony Trollope

Nivel 3:

-Clásico de aventuras: "Vuelo nocturno" de Antoine de Saint Exupéry

-Clásico cuya protagonista principal sea una mujer: "Cluny Brown" de Margery Sharp

-Clásico de cuatrocientas páginas o más: "La inquilina de Wildfell Hall" de Anne Brontë

-Clásico con adaptación cinematográfica/serie: "El hombre tranquilo" de Maurice Walsh

-Clásico escrito originalmente en idioma distinto a español, inglés o francés: "El palacio de hielo" de Tarjei Vesaas

Nivel 4:

-Clásico cuyo autor viviese en dos siglos diferentes: "Recuerdos de un jardinero inglés" de Reginald Arkell

-Clásico publicado con pseudónimo: "La niña duende" de George Sand

-Clásico epistolar: "Cartas  a mi madre por Navidad" de Rainer Mª Rilke

-Clásico de ciencia ficción, fantasía o distopía: "La guerra de los mundos" de H.G. Wells

-Clásico de un autor leído por primera vez: "Adiós señor Chips" de James  Hilton

Nivel 5:

-Clásico con nombre propio y específico de un lugar en el título: "La señora Harris en Nueva York" de Paul Gallico

-Clásico ambientado fuera de Europa: "Diario de una vagabunda" de Hayashi Fumiko

-Clásico protagonizado por una familia: "La familia Aubrey" de Rebecca West

-Clásico infantil o juvenil: "Arsenio Lupin, caballero ladrón" de Maurice Leblanc 

-Clásico prohibido en algún momento de la Historia: "Los que cambiaron y los que murieron" de Barbara Comyns

sábado, 9 de enero de 2021

Condescendencia

 


Querido diario, hoy hemos aprendido una palabra nueva en clase de lengua. «Condescendencia». Qué rara, ¿verdad? Dice la seño que, a veces, una misma palabra sirve para expresar dos cosas distintas y ha elegido esta como ejemplo. Condescendencia, nos ha explicado, es el término que define la voluntad de una persona para comprender y adaptarse a los sentimientos de otra pero también puede significar una actitud de superioridad hacia esa otra persona, una especie de amabilidad forzada o de humillación sutil (sutil es otra palabra que aprendimos hace poco y me gusta tanto como suena que ya está en mi lista de favoritas). Ella dice que, a lo mejor, es algo complicado de entender porque depende de cómo se interpreten las cosas pero a mí no me ha costado nada, la verdad. Me he callado para no parecer presumida pero lo he pillado a la primera. Condescendencia es esa sensación pegajosa que flota en el aire cuando alguien endulza la voz al hablarme o me pone gesto de pena (no lo veo pero lo adivino enseguida; tengo mucha práctica con eso). Es también la sorpresa y la risita nerviosa que sueltan algunos mayores cuando les digo que voy a ser astronauta. «¡Una niña ciega astronauta!», seguro que piensan. ¡Qué tontos! No saben lo lista que soy y cómo me gustan las matemáticas. Papá dice siempre que no hay meta inalcanzable, es muuuy pesado con esto. Y aún no sé cómo pero sé que seré astronauta. La mejor de la galaxia.





Relato publicado en el nº 15 (junio 2021) de la revista "El Tintero de Oro Magazine"

viernes, 8 de enero de 2021

V Reto Nos Gustan los Clásicos – Un lector indiscreto

 


De nuevo me sumo este año al reto de lectura propuesto por el blog "Un lector indiscreto". Se trata de leer durante el año un mínimo de siete obras clásicas (considerando como tales las publicadas con anterioridad al año 1980) y reseñarlas en el propio blog, debiéndose publicar asimismo una entrada como esta para dar publicidad al reto. El plazo para inscribirse finaliza el 28 de febrero.

Este es el enlace a las bases

Y estas mis reseñas:

-"Wilt" de Tom Sharpe

-"Historia de una tienda" de Amy Levy

-"El hombre tranquilo" de Maurice Walsh 

-"La niña duende" de George Sand

-"La maldición de Hill House" de Shirley Jackson

-"Recuerdos de un jardinero inglés" de Reginald Arkell

-"Cluny Brown" de Margery Sharp

-"Los que cambiaron y los que murieron" de Barbara Comyns

-"El fantasma y la señora Muir" de R.A. Dick

-"Adiós señor Chips" de James Hilton

-“Las señoritas de escasos medios” de Muriel Spark

-"Silas Marner" de George Eliot

-"Los reflejos de la luna" de Edith Warton

-"La señorita Mackenzie" de Anthony Trollope

-"Arsenio Lupin, caballero ladrón" de Maurice Leblanc

-"El palacio de hielo" de Tarjei Vesaas

-"Las confesiones del señor Harrison" de Elizabeth Gaskell

-"La familia Aubrey" de Rebecca West

-"La inquilina de Wildfell Hall"  de Anne Brontë

-"Vuelo nocturno" de Antoine de Saint-Exupéry

-"La guerra de los mundos" de H.G. Wells

-"La nueva madre " de Lucy Cliford 

-"Algo que quería contarte" de Alice Munro

-"Diario de una vagabunda" de Hayashi Fumiko

-"La señora Harris en Nueva York" de Paul Gallico

-"Cartas a mi madre por Navidad" de Rainer Mª Rilke

-"Cuento de Navidad" de Charles Dickens

Reto "Serendipia recomienda 2021"

 

De nuevo participo este año en el reto de lectura propuesto por Mónica Gutiérrez Artero (Serendipia). Cada participante debe recomendar tres libros no muy conocidos y previamente reseñados en su blog añadiendo una entrada como esta y enlazando las reseñas correspondientes. En una segunda fase habrá que elegir tres de los libros recomendados por el resto de participantes, leerlos y reseñarlos en el propio blog.

Estas son las bases: Serendipia

Estas mis recomendaciones:

"El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes" de Tatiana Tîbuleac. Historia de un desencuentro y una reconciliación. Recuerdo del último verano del  protagonista compartido con la madre.

"El molino del Floss" de George Eliot. Una de las mejores novelas de la autora que nos adentra en la vida de una familia de la pequeña burguesía rural de la Inglaterra victoriana.

"Carta a D. Historia de un amor" de André Gorz. Preciosa declaración de amor que el autor hace a su esposa enferma, agradeciéndole el tiempo y los sentimientos compartidos.

Y estas mis reseñas para la segunda parte del reto:

"Historia de una tienda" de Amy Levy, propuesto por Las Inquilinas de Netherfield.

"Las huellas de la vida" de Tracy Chevalier, propuesto por Un libro en un tris.

"La familia Aubrey" de Rebecca West, propuesto por La Senyoreta Buncle.