sábado, 25 de septiembre de 2021

Vuelo nocturno. Antoine de Saint-Exupéry – Reseña

 

La oscuridad muestra al hombre

Publicada en 1930 y prologada en su momento por André Guide, "Vuelo Nocturno" es la novela donde Saint-Exupéry (1900-1944)  relata, no de forma autobiográfica pero sí claramente a partir de su propia experiencia, los primeros años de la aviación comercial en el mundo. El vuelo nocturno, sin visibilidad y con instrumentos de navegación muy rudimentarios suponía un enorme riesgo en ese tiempo (años veinte del S.XX) pero comenzaba a hacerse imprescindible para resultar competitivo respecto al transporte por barco o ferrocarril.

Piloto él mismo de una aerolínea dedicada al correo postal en Latinoamérica, consciente de la épica y el peligro, del papel de pioneros que desempeñaron aquellos primeros aviadores, es ese el tema que aborda el autor en su novela. Una aventura breve, reflexiva y muy conmovedora marcada por la tensión, la voluntad de superación y el sentido del deber de unos hombres cuyo trabajo sitúa en ocasiones al borde mismo de la proeza.

La historia recrea la acción de tres pilotos que, desde Santiago de Chile, La Patagonia y Uruguay, vuelan con destino a Buenos Aires cargados de correo para Europa. Un percance inesperado en uno de ellos provocará una situación extremadamente complicada y hará dudar al fundador de la compañía hombre en apariencia duro e inflexible─ si su actuación fue la correcta, llevándole a reflexionar sobre el sentido de su vida, sobre la importancia de su tarea o la dificultad de liderar un equipo de las características del suyo.

Repleta de lirismo, de humanidad y de belleza, recorrida también por cierto sentido trágico de la vida y articulada en torno a un héroe muy particular, abrumado por la soledad y sin conciencia de serlo, Saint-Exupéry rinde homenaje a un tiempo que rápidamente quedaría en el olvido con un relato evocador, melancólico y muy sencillo pese a la hondura de lo narrado.

martes, 21 de septiembre de 2021

Sueño de una noche de teatro. Mónica Gutiérrez – Reseña

 

Pero todo aquel que tiene pesadillas es porque sabe soñar

Una pequeña compañía de teatro ultima los preparativos para el estreno de su función, una versión de Macbeth a cargo de Max Borges, director barcelonés con fama de huraño y cascarrabias. Un hombre obsesionado con la obra de Shakespeare a quien solo Elsa, su joven ayudante, parece comprender. Es ella quien disculpa siempre su carácter, aplaca sus nervios y hace de puente entre elenco y director. Tras el éxito de la representación, una invitación al festival de verano de Edimburgo hará soñar a Max con la fama y el reconocimiento internacional que cree merecer pero los acontecimientos darán allí un giro inesperado.

Entre Barcelona y Escocia, siguiéndole los pasos al rey Duncan, Mónica Gutiérrez arma una historia que es toda una declaración de amor a la literatura y al teatro. Un relato cálido y amable, en la estela de "La librería del señor Livingstone" (su novela más exitosa hasta el momento, a la que en uno de los capítulos hace un guiño cariñoso) en un tono y con un universo muy similar.

La importancia de las pequeñas cosas, el valor de la amistad, la magia latente en lo cotidiano... es lo que subyace como fondo de una trama argumental ágil y muy fácil de leer, salpicada por continuas referencias literarias y cinematográficas, repleta de tazas de chocolate, galletas, sandwiches o té (conjuro infalible contra desamor y desamparo), tardes de lluvia, afecto, ternura, sensibilidad... Un mundo donde nada malo puede suceder, no exento pese a ello de cierta picardía y retratado con mucho sentido del humor.

Ambientada con detalle, recreando paisajes, olores, sabores, adentrándose con delicadeza en el corazón de sus personajes, en sus temores y esperanzas, la autora (licenciada en Historia y Periodismo, autora del blog Serendipia) compone una novela entrañable y divertida, elegante y escrita con muchísima cercanía.

jueves, 16 de septiembre de 2021

La inquilina de Wildfell Hall. Anne Brontë – Reseña

 

...Como si detrás de la esperanza siempre tuviera que agazaparse el miedo.

Tercera de las hermanas Brontë y quizá la más desconocida, Anne (1820-1849) publicó tanto "Agnes Grey" como "La inquilina de Wildfell Hall", sus dos únicas novelas, bajo el pseudónimo masculino de Acton Bell. 

Cuenta ella misma en el prólogo que incorporó a la segunda edición de "La inquilina de Wildfell Hall" tras las tremendas críticas recibidas por escribir, decían, «con una predilección morbosa por lo grosero, cuando no lo brutal», que nunca fue su objetivo el de simplemente entretener al lector sino el de decir la verdad y mostrar las consecuencias de ciertos comportamientos sin ocultar bajo una engañosa delicadeza lo hiriente de las mismas.

Afirma, asimismo, respecto a las dudas planteadas ya entonces sobre la  identidad del autor de la novela y la posibilidad de que su nombre fuera ficticio que nada debería importar si tras él se esconde un hombre o una mujer pues «si un libro es bueno, lo es independientemente del sexo de quien lo ha escrito. Todas las novelas se escriben, o deben ser escritas, para que las lean hombres y mujeres, y no puedo concebir que un hombre se permita escribir algo que sea realmente vergonzoso para una mujer, o que una mujer sea censurada por escribir algo que sea conveniente y adecuado para un hombre». Toda una declaración de intenciones para ese año de 1848 que alumbró la segunda  edición de su historia.

Narrada a través de dos líneas temporales, presente y pasado, la trama nos adentra en la vida de Helen Graham, una misteriosa viuda que junto a su niño y una vieja criada se instala de pronto en la ruinosa mansión de Wildfell Hall. La casa ha permanecido deshabitada durante años y la nueva inquilina pronto suscita la curiosidad de los vecinos del pueblo (la maledicencia, en ocasiones) y la admiración de un joven rendido por completo a su belleza.

Años después, ese joven admirador relatará la historia de la viuda e irá desvelando poco a poco el misterio de su situación en una serie de cartas escritas a su cuñado, donde intercala extractos de un antiguo diario de la mujer que por circunstancias ha llegado a sus manos y revela sus propios sentimientos (actuales y pasados)  hacia ella.

El diario de Helen es el recurso de que se sirve la autora para exponer el sufrimiento de su protagonista, darle voz y dejar que sea ella misma quien relate las miserias de un matrimonio fracasado, marcado por la violencia y el alcoholismo de un marido poco virtuoso que humilla a su esposa a la menor oportunidad, la maltrata psicológicamente de todos los modos posibles y acaba siendo una nefasta influencia para el hijo; de la vergüenza, la soledad e indefensión a que ello la conduce.

El libertinaje y la degradación en que inevitablemente derivan ciertos excesos, la confrontación entre el bien y el mal, el duelo entre la virtud y el oprobio, es lo que la historia aborda sin tapujos, de un modo tan descarnado que llegó a herir la sensibilidad de alguno de sus primeros lectores y fue lo que motivó la dureza de las críticas con que fue recibida.

Pese a la intención moralizante y el reproche que pretende, la trama resulta muy atractiva y engancha de inmediato. La narración es ágil, los personajes todos muy bien construidos (no solo los protagonistas sino toda la red de amigos, familia o sirvientes que se articula en torno a ellos) y la ambientación repleta de detalle y delicadeza.

Novela arriesgada y muy valiente para la época (novedoso también para el momento el recurso de las cartas y el modo de insertar una historia dentro de otra, haciéndolas confluir en la resolución argumental), muy crítica respecto al papel de la mujer en la sociedad victoriana, el sometimiento extremo a que se encontraba sujeta y la enormidad de los prejuicios que caían sobre ella.

viernes, 10 de septiembre de 2021

Superman

 

Todo ha salido mal. Estrepitosamente mal. Un fracaso total, vaya. Eso es lo que ha sido. Y no entiendo qué ha fallado porque en teoría mi plan era perfecto. En teoría, claro, solo en teoría. En la práctica a la vista está que no lo ha sido. En fin, que lo había preparado todo con mimo y repasado cientos de veces. Meses y meses de trabajo sin dejar un solo detalle al azar, cabina incluida. Que esa es otra: medio mundo he  tenido que recorrer para encontrar al fin la dichosa cabina de teléfonos. El traje, el peinado  ─litros de gomina, caracolillo en la frente─  la coreografía... Todo perfectamente ensayado, ya digo. Tres vueltas a la izquierda, tres a la derecha, espiral, torbellino, puño en alto y... ¡voilà!. Tejado por los aires y a volar. ¡Parecía tan fácil! Y, sin embargo, lo único que he conseguido ha sido darme de morros contra el suelo y una brecha en la ceja digna del mejor combate de boxeo. Suerte que nadie ha presenciado semejante ridículo. Eso creo, al menos y es lo único que ahora me consuela. Aunque cuando se me pase el susto y el mareo quizá lo vuelva a intentar. Tampoco Clark Kent acertaría a la primera. Vamos, digo yo...


Relato publicado en el nº 2 de la revista de El Tintero de Oro "El club de la microficción"  (abril 2022)


martes, 7 de septiembre de 2021

La familia Aubrey. Rebecca West – Reseña

 

Debes creer siempre que la vida es tan extraordinaria como afirma la música

Novelista, corresponsal, crítica literaria, ensayista..., pionera del feminismo, historiadora, antropóloga..., Rebecca West (1892-1983) fue una autora tremendamente polifacética, una de las mejores escritoras del S.XX cuya obra se ha llegado a definir como brillante mezcla de Lilian Hellman, Hannah Arendt e Iris Murdoch. Nombre de uno de los personajes de Ibsen, Rebecca West es en realidad el  pseudónimo con que la británica Cecily Fairfield alcanzaría prestigio y gran reconocimiento en una época donde las mujeres comenzaban a reivindicar su posición y hacerse valer.

"La familia Aubrey" es el primer volumen de la trilogía autobiográfica que la autora publicó en los años cincuenta. Inspirado claramente en su infancia, el relato aborda la vida de los Aubrey desde el punto de vista de una niña, Rose, que, una vez adulta, narra en primera persona las vicisitudes de un tiempo marcado por la gran incertidumbre económica que la familia hubo de afrontar, por la devoción hacia un padre siempre ausente y el amor de una madre desbordada por los acontecimientos e incapaz de no proyectar sobre los hijos sus aspiraciones frustradas.

A través de los ojos de Rose (alter ego de la autora), descubriremos los secretos e intimidades de una familia una pizca extravagante, integrada por dos adultos algo inestables que se aman pero no se comprenden y parecen por eso habitar mundos paralelos y un grupo de niños mucho más maduros de lo que les correspondería por su edad.

Piers, el padre, es un hombre absolutamente impredecible, un periodista culto y soñador, absorto en su propio mundo, en absoluto pendiente de las necesidades de una familia a la que, poco a poco, ha acabado por llevar a la ruina económica. La madre, Claire, una antigua pianista obsesionada por inculcar a los hijos su pasión por la música es también quien se ocupa de mantener a flote la casa y dar cierta estabilidad a los cuatro niños: Cordelia, la mayor, empeñada en ser una gran violinista pese a su falta de aptitudes, las gemelas Mary y Rose, pequeños genios del piano, y Richard Quin, el menor de  los hermanos, a quien todos miman en extremo.

La autora recrea en su narración un universo muy especial, confronta la élite intelectual a la económica y nos asoma a la sociedad londinense de los primeros años del S.XX: a su acusada distinción de clases, prejuicios e hipocresías, a la inocencia y deslumbramiento con que acoge inventos como el automóvil que pronto se impondrían cambiando para siempre el ritmo y la vida en las ciudades, a la decadente belleza de un mundo que se extingue.

Un peculiar retrato de familia que salta de lo cómico a lo angustioso, del miedo a la esperanza, de la crítica a la aceptación, en un recorrido hacia la madurez marcado por los cambios y la sensación de pérdida que late siempre en el tránsito de la infancia a la adolescencia.

Una historia repleta de ternura, de sensibilidad y de matices que perfila unos personajes de gran talento cuyas aspiraciones no encajan en lo que habitualmente se considera triunfo social. Gente inconformista, muy consciente de su propia singularidad y de las ventajas e inconvenientes que su diferencia implica, capaz de huir de la incomprensión y la miseria a través de la música y refugiarse en su belleza ante cualquier problema.

Exquisita y sencilla la prosa de West, nostálgica y amable, pese a no ocultar ni rehuir la dureza de determinadas realidades.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

El jardín de vidrio. Tatiana Tîbuleac – Reseña

 

Su corazón quería oro, el mío estrellas

Segunda novela de la autora, tras "El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes", con "El jardín de vidrio" (Impedimenta Editorial) Tatiana Tîbuleac obtuvo en 2019 el premio de la Unión Europea de Literatura, e igual que en aquella, con un estilo poético y muy delicado, a base de capítulos muy breves, arma un relato intenso, profundo y absolutamente cautivador.

Escrita en primera persona, carta imaginaria de la narradora a unos padres que la abandonaron de niña, el relato aborda la historia de Lastochka: su infancia en Chisináu (capital de Moldavia) durante los últimos años del comunismo y la dominación soviética, cuando ya arrancaba la "perestroika" y la URRSS comenzaba a resquebrajare; su  relación con Tatiana Pavlovna, la anciana que la rescata del orfanato no por bondad, como inicialmente ella quiere creer, sino como ayuda para recoger por la calle las botellas que luego habrá de vender por toda la ciudad y aligerar así su carga de trabajo; sus sueños de estudiar Medicina a fin de no convertirse en otra de las mujeres del barrio (amargas, desencantadas, prematuramente envejecidas) y el anhelo constante de conocer las razones de un abandono que no cicatriza y late en su interior en continuo reproche hacia unos padres que nunca la quisieron (¿Por qué me visteis como una carga si habría cabido en una de vuestras manos?).

Anécdotas, recuerdos, ilusiones, desesperanzas, pinceladas también de la vida adulta de la protagonista, salpican un relato donde, sin seguir un orden cronológico estricto, la autora narra a un tiempo la historia de una niña en apariencia insignificante y marginal y, a través de ella, de una sociedad y todo un país Moldavia dejado a su suerte, obligado por cuestiones políticas a renunciar durante años a su lengua y costumbres en favor de las rusas.

Dolor, egoísmo, violencia, culpa, miseria, soledad, desarraigo... pero también, frente a tanta oscuridad, una búsqueda permanente de la alegría y la belleza (Si hubiera sabido lo que pasa en la vida, habría guardado toda esa belleza para más adelante), del amor (Qué milagro que pueda seguir amando) y la esperanza (¿Después de cuántas traiciones se ennegrece el corazón de un niño?), de la propia identidad y el sentido de la vida.

Historia repleta de poesía, de dulzura y elegancia, conmovedora y envolvente pese a la tremenda crudeza del tema que aborda como fondo.


Reseña publicada en el nº 10 (diciembre 2021) de la revista "Valencia Escribe".