jueves, 27 de mayo de 2021

Los que cambiaron y los que murieron. Barbara Comyns – Reseña

 

Cerró los ojos y olvidó las aciagas escenas de la mañana

"Los que cambiaron y los que murieron", título tomado de unos versos de Longfellow, es una novela extraña. Un relato oscuro, inspirado en el envenenamiento masivo que, a causa de una intoxicación alimentaria, tuvo lugar en un pueblo del sur de Francia en 1951. 

La autora traslada ese suceso a su localidad natal, al condado de Warwickshire en Inglaterra y retrotrae los acontecimientos al verano de 1911 para adentrarse en la intimidad de los Willoweed, una familia algo estrafalaria, regida por una abuela tirana y egoísta que domina por completo al hijo y los tres nietos (huérfanos de madre) que viven con ella.

La historia comienza con la tremenda inundación con que el desbordamiento del río arrasa el pueblo. Tras ella y, cuando apenas comienza a recuperarse la normalidad, los vecinos se ven, de pronto, afectados por una desconcertante epidemia que provoca ataques de locura e induce a conductas suicidas. Lo que en principio parecen ser hechos aislados se va extendiendo rápidamente entre la población, generando un clima de tensión y miedo al contagio que desata el odio y la búsqueda de culpables a modo de chivo expiatorio.

Entretanto, la vida de los Willoweed sigue su curso: los niños juegan en la inmensa finca de la abuela, el padre se enreda en aventuras amorosas, las criadas sueñan un futuro diferente... y solo Emma, la hermana mayor, parece ser consciente de la gravedad de lo ocurrido y de la posibilidad de que su propia familia se vea afectada.

Narrada a modo de fábula, es esta una novela ácida y surrealista, muy divertida por momentos, con multitud de tramas y subtramas y personajes peculiares y muy bien perfilados, pero también con una gran carga de crítica social tras ese argumento extravagante y disparatado del que en realidad se sirve la autora para mostrar las miserias y la falta de generosidad que la catástrofe provoca en una comunidad donde la convivencia había sido siempre idílica mientras no hubo problemas.

 Barbara Comyns (1909-1992) construye así una historia sugerente y exquisita, repleta de detalles, de ironía y de un humor negro demoledor. Un relato original e inteligente de tono tragicómico, publicado por primera vez en 1954 (llegó a ser censurado en ese momento en Irlanda por la crudeza de ciertas descripciones), que cuenta de forma implícita mucho más de lo que aparenta.

viernes, 21 de mayo de 2021

Cluny Brown. Margery Sharp – Reseña

 

No llevar  una vida tranquila sino plena

Publicada en 1944 y llevada luego al cine por Ernst Lubitsch, Cluny Brown es la historia de una joven huérfana londinense a quien su tío, tras haberse ocupado de ella durante años y desbordado ahora por sus extravagancias y carácter independiente, decide enviar como sirvienta a una casa de campo en Devonshire, a fin de de encauzar su comportamiento y hacerla ajustarse al canon establecido.

 Cluny comienza así a trabajar de doncella para los Carmel, prototipo de nobleza inglesa, anclada a la tradición, a las tierras y al pasado, ciega a los cambios sociales que avanzan sin tregua y a la amenaza de guerra que ya sobrevuela el país en ese año de 1938 en que transcurre la historia.

Sobre esos mimbres y pese al protagonismo absoluto de Cluny Brown, la autora, Margery Sharp (1905-1991), construye un relato coral donde alterna las voces de la familia, del personal a su servicio, de los invitados de la casa o las gentes del pueblo, para recrear un mundo y un ambiente british muy característico (muy reconocible también y muy próximo a historias como "Arriba y Abajo" o "Downton Abbey") en una ocurrente y divertida comedia de situación que confronta mentalidades y modos de vida cada vez más opuestos entre sí, para apuntar hacia un nuevo orden y mostrar el cambio de roles y el diferente papel que en él desempeñaría la mujer.

Repleta de enredos y marcada por un personaje muy original, inconformista, impulsivo, una mujer que se rebela contra su destino y sueña otra vida, es esta una historia elegante, atrevida y muy crítica respecto a ciertas hipocresías sociales, con una gran galería de secundarios, muy bien perfilados psicológicamente y delicadas descripciones de la campiña, de la mansión, de los jardines..., que salta de la ironía a la ternura o de la inocencia a la picardía, para dar forma a un retrato de época en clave de humor, optimista, ligero y muy ameno de leer.

La película, última que rodaría su director, capta magníficamente el espíritu de la novela pese a alguna que otra alteración de la trama argumental y dio a Jennifer Jones el óscar a la mejor interpretación femenina en el año 1947.

 Una comedia inteligente y sofisticada, repleta de diálogos ingeniosísimos y escenas trepidantes que, tras la amabilidad y la ligereza de su tono, plantea, igual que lo hace la historia original, temas tan profundos como la eterna reclusión de las mujeres en el ámbito de lo doméstico o las arbitrariedades generadas por la desigualdad social, nunca de forma explícita pero sí de modo evidente.

Muy significativa resulta, en ese sentido, la traducción que del título se hizo al castellano como "El pecado de Cluny Brown", acentuando así el reproche moral con que la sociedad de la época sancionaba cualquier aspiración de independencia por parte de la mujer.


Reseña publicada en el nº 9 (septiembre 2021) de la revista "Valencia Escribe".

jueves, 13 de mayo de 2021

La vida contada por un sapiens a un neandertal. Juan José Millás – Reseña

 

Ten en cuenta que los fenómenos más portentosos suelen ser de apariencia muy humilde

Cuenta Millás al comienzo de esta historia su fascinación por el mundo prehistórico y cómo, cautivado por el entusiasmo y la oratoria de Juan Luis Arsuaga tras una visita al museo de la Evolución Humana en Burgos, surge en  su mente la idea de plasmar esas enseñanzas en un libro que componga de modo sencillo, dice él, "un gran relato sobre la existencia".

 Aceptada la propuesta por Arsuaga, inician así una serie de encuentros y conversaciones intermitentes, desperdigadas a lo largo de un periodo de dos años, que mientras recorren mercados, parques infantiles, yacimientos arqueológicos, cementerios o jugueterías, los llevan a reflexionar sobre el origen del ser humano, las consecuencias de la bipedestación, la selección natural, el nacimiento de las sociedades, el papel de las religiones, la idea de posterioridad... Cuestiones todas ellas muy complejas pero explicadas con mucho sentido del humor y una enorme claridad.

Millás reproduce sus charlas con el paleontólogo (así lo llama continuamente) en un tono irónico y muy ingenioso, se burla de su propia ignorancia, la acentúa incluso y logra con tal argucia aproximarnos a la sabiduría de un hombre brillante que igual explica los fundamentos de las primeras sociedades neolíticas que recorre la Historia del Arte, se adentra en controversias filosóficas o describe con detalle las costumbres de los pueblos prerromanos.

Interesantísima también la relación que ambos van construyendo con el tiempo, las bromas, las complicidades, el modo en que el escritor va, poco a poco, desvelando apuntes de la persona humilde, siempre ansiosa de saber, desconcertada también en ocasiones por el misterio del mundo, que oculta la máscara del científico.

De un modo asequible, sin tecnicismos y con muchísima naturalidad, Millás da vida a un texto estimulante e inteligente, divulgativo pero muy fácil de leer, en una combinación perfecta de ciencia y literatura que deja con ganas de más.

viernes, 7 de mayo de 2021

Efectos secundarios

 

Yo no sé si fue mi culpa. No soy supersticioso pero... no lo sé. Me empeño en hablar de casualidad. Pensar otra cosa sería una locura, me digo luchando contra un eco de mala conciencia atrapado en mi cabeza. Y sin embargo...

Lo cierto es que yo pedí el deseo y luego, bueno, todo el mundo sabe lo que ocurrió luego.  

Fue un acto reflejo. Una perseida llenó de luz el firmamento, la súplica mil veces repetida escapó de mis labios y...  

Ocurre que nadie puede tocarme. Padezco desde niño un miedo irracional al contacto humano del que ningún psiquiatra me ha sabido hasta ahora curar. «Afenfosfobia», llaman con cierta pretensión a mi trastorno. Algo aterrador, os lo aseguro. Cada vez que alguien se aproxima con intención de saludar −una palmada en la espalda, un apretón de manos−, antes incluso de llegar a rozarme, mi cuerpo colapsa: las pulsaciones se disparan, el aire no alcanza los pulmones, un grito mudo anuda mi garganta y, tras unos segundos de espanto, caigo al suelo desmayado.

Por eso aquella noche, como tantas otras, supliqué a la estrella lo imposible: todos siempre a dos metros de distancia, lejos, bien lejos de mí, prohibidos los abrazos, suprimidos los besos.

 Y entonces...  

¿Quién iba a imaginar que esa vez daría resultado?



Relato publicado en el nº 1 de la revista de El Tintero de Oro "El club de la microficción" (febrero 2022)


sábado, 1 de mayo de 2021

Recuerdos de un jardinero inglés. Reginald Arkell – Reseña

 

...Y si te paras a pensarlo, el mundo empezó en un jardín

Recientemente publicada por Periférica, "Recuerdos de un jardinero inglés" es la única novela traducida hasta ahora al castellano de Reginald Arkell (1882-1959), dramaturgo, novelista y poeta inglés muy reconocido en su momento. Herbert Pinnegar, el protagonista de esta historia, es su personaje más emblemático: un viejo jardinero que, cumplidos los ochenta, rememora su vida, añorando el jardín de la mansión al que la dedicó por completo.

Pinnegar, conocido ahora como "El Viejo Yerbas", recuerda junto al fuego su infancia de niño abandonado, la rebeldía de su juventud ante el futuro de labriego a que parecía destinado, su infinita devoción por las flores, el prestigio profesional que alcanzaría en sus años de madurez o el desafío, ya anciano, por lograr amoldarse a los modos y mentalidades de una nueva generación a la que no comprende.

Pequeños apuntes históricos, como telón de fondo, sirven al autor para recorrer junto a su protagonista las últimas décadas del S.XIX y las primeras del XX, marcando así el paso del tiempo y haciéndonos saltar, en apenas un par de líneas, de la época victoriana a la eduardiana, vislumbrar los pequeños cambios sociales y avances tecnológicos que ya por entonces se anunciaban o atravesar las dos guerras mundiales desde la distancia y casi de puntillas.

El jardín y el transcurso de las estaciones actúan, a su vez, como metáfora de la belleza y de la felicidad, de la sabiduría también y de la dignidad atrapada en lo humilde o lo perecedero. Todo ello en una historia repleta de ternura, de aromas, sensaciones y colores, que recorre linealmente los episodios más significativos de la vida de un hombre consagrado por entero a su trabajo, entrenado en la lentitud y la soledad propia de su oficio, ajeno al amor romántico o a cualquier distracción que pudiera apartarlo de un lugar convertido, poco a poco, en el centro de su mundo.

Texto amable, impregnado de nostalgia y salpicado de pequeño toques de humor, sencillo y sin grandes pretensiones, sin ningún exceso tampoco de sentimentalismo, que da voz a un personaje inolvidable y muy inspirador.


             Reseña publicada en el nº 8 (mayo 2021) de la revista "Valencia Escribe".