Doña
Angustias trasteaba en la cocina cuando el inspector Gálvez llamó a su puerta
aquella mañana.
─Pase,
hijo, pase, lo invitó la anciana pasillo arriba.
Con semblante serio y gesto reticente, la observó un instante enfrascada en su labor: un cazo de leche al fuego, un azucarero a medio llenar, un paquete recién abierto de bizcochos.
─¡Pero
qué dice, hombre! ─interrumpió ella su amago de disculpa─ ¡Cómo va a ser usted
una molestia! Al contrario, si tengo siempre tan poca compañía...
Acercó
una silla y le sirvió un café.
─Bueno,
pues usted dirá, sonrió la mujer sentándose a su lado.
─Mire,
doña Angustias, no voy a andarme con rodeos ─tragó de un sorbo su café y extrajo
del maletín un documento─ algo muy raro ocurre en este piso. La trabajadora
social que la visitaba desapareció sin rastro hace más de un año, tres meses
atrás lo hizo el portero de la finca y ahora...
Un
temblor extraño sacudió de pronto las manos del inspector.
... Ahora la madre de su vecina...
Sus
ojos se nublaban.
...También
denuncia...
─¡Criatura!,
ironizó triunfante doña Angustias al verlo desplomarse.
Gálvez
miró espantado a la mujer, la taza vacía
frente a él y...
Tras
confirmar que ya no respiraba, doña Angustias arrastró el cuerpo hasta el
ascensor ─demasiado imprudente conservar este trofeo, musitó, ¡lástima!─, cogió
luego la cesta de la compra y bajó por la escalera.
En
la calle, las luces de un coche de policía parpadeaban insistentes.
¡Menuda
sorpresa iba a llevarse alguien enseguida!
Ja, ja... Muy bueno, me pregunto si la buena de Angustias, con el resto de los fiambres se dedica a hacer albóndigas, teniendo en cuenta su reiterado "vicio".
ResponderEliminarLas enternecedoras abuelitas siempre dan juego en estas narraciones. Muy bien logrado el relato, Marta, Original, conciso y efectista.
Una abuelita muy particular, sí, jeje. Muchas gracias, Matilde.
EliminarQue bueno , Marta. Una psicokiller de la tercera edad, jajajaja. Yo también tengo ancianita este mes, aunque diferente a la tuya. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro mucho, Pedro. Mil gracias.
EliminarHola, Marta. Vaya con la entrañable ancianita. El truco del vasito de leche al visitante. Muy buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarPues ya ves, nunca hay que fiarse... Me alegra que te haya gustado, Isan. Muchas gracias.
EliminarAy, esas criaturas entrañables de la tercera edad, con quejas inocentes y achaques.
ResponderEliminarA veces sorprenden, sí, jeje.
EliminarWow, Marta... mira que me imaginé todo menos que la dulce abuelita fuera la asesina y además, ¡asesina en serie! Te quedó muy bien, enhorabuena.
ResponderEliminarMil gracias, Ana. ¡Cuánto me alegra que te haya gustado!
EliminarJuer con Angustias pues me gustado mucho Marta. La señora creo que le gustaba más estar sola. Un saludo.
ResponderEliminarPues sí, vaya con abuelita... Muchas gracias, Ainhoa.
EliminarVaya con la abuelita psicópata de las narices. Cualquiera va a sospechar de ella, tan hospitalaria e indefensa.
ResponderEliminarMuy bueno.
Abrazos.
Ya ves. Como para fiarse... Muchas gracias, Francisco.
EliminarMenuda sorpresa, vaya con la abuelita y su café con bizcocho! Estupendo micro, Marta!
ResponderEliminarMuchas gracias, Mayte. Contentísima porque te haya gustado.
EliminarBuena incursión en el género de las abuelitas psicópatas jajaja. Hará un mes o así disfruté bastante en el cine con la peli española "La abuela". En fin, Marta...si te cruzas con una abuelita y te ofrece un bizcocho le dices que mejor mañana a las ocho ;)
ResponderEliminarBesos.
¿Y qué me dices de las abuelitas de "Arsénico por compasión"? Está claro que no hay que fiarse, jeje. Un beso, Miguel y muchas gracias.
EliminarAlguien de quien no sospechaban. Y eso le dio una ventaja.
ResponderEliminarSaludos.
Claro. Pobre inspector...
EliminarVaya con la ancianita. Qué carrerón llevaba la buena mujer, je,je.
ResponderEliminarSi se corre la voz de la sospecha, ya no recibirá visita alguna. Por si acaso, ja,ja,ja.
Un abrazo.
Ya ves, se quejaba por no recibir visitas, jeje..
EliminarCaray con la viejecita... Me estaba recordando a Arsénico por compasión y veo que lo mencionas en la respuesta a Miguel. Abuelitas psicópatas, como las que menciona él mismo, dan mucho juego y tú has construido un relato magnífico.
ResponderEliminarUn beso.
Pues sí, ¡vaya tela con la viejecita! Un beso, Rosa. Muchas gracias.
EliminarHola Marta, yo leí el tuyo anoche con el móvil
ResponderEliminarpero no te comenté por que era ya muy tarde, pero te digo que hay una ola de ancianita asesinas que pa que te cuento, yo me lo he pasado genial, ya que es muy bueno al igual que el de pedro royan ese la leche, jajaja te doy las gracias por pasar, besos de flor.
Cómo engañan estas ancianitas, ¿verdad? Muchas gracias, Flor. Me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminar¡Hola, Marta! Una anciana de todo punto adorable que bien podría hacer migas con aquellas no menos adorables de la película Arsénico por compasión. Mezclar la inocencia de una abuela adorable con el crimen es siempre una fórmula ganadora. ¡A saber qué le hizo a la trabajadora social! Estupendo micro. Un abrazo!!
ResponderEliminarSí que encajaría bien, ¿verdad?, con las abuelitas de "Arsénico por compasión", jeje. Muchas gracias, David. Muy contenta porque te haya gustado.
EliminarNunca se debe recibir NADA de una ancianita sospechosa!!
ResponderEliminarNunca, nunca...
EliminarSin conocer tu relato, yo también he puesto a una anciana de protagonista del mío. Es tuyo buenísimo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Chema. Me alegra que te haya gustado. Estas ancianitas están dando mucho juego.
EliminarMuy bueno, esas mujeres ancianitas que invitan a café son peligrosas :-)
ResponderEliminarPobre ispector. Un abrazo
Muy peligrosas, sí, jeje. Muchas gracias, Albada. Me alegra que te haya gustado.
EliminarMenuda la Doña Angustias, ese café no era del todo café solo je je je
ResponderEliminarMuy bueno el micro relato Marta
Un abrazo
Puri
Un beso, Puri. Muchas gracias.
Eliminar¡Madre mía! Con lo que me encanta el café y compartirlo, pero prometo que he de portarme bien y no haré esto mismo. Jeje no se fiennn 😒
ResponderEliminarMarta te ha quedado formidable. Leí también el de Mayte y bueno, son bárbaras.
Jeje, a veces hay que desconfiar un poquito. Mil gracias, Maty. Muy contenta porque te haya gustado.
EliminarHola Marta, qué cambio de registro en tus letras, estimada compañera. Una vecina muy peculiar. Me he quedado con las ganas de saber que le movía a esta "dudosa afición cafetera" jeje. Un besote.
ResponderEliminarUna abuelita muy peculiar, sí. Las motivaciones ya no cabían en el micro, jeje. Un beso, Emerencia. Muchas gracias.
EliminarVaya con doña Angustias. No voy ni a pedirle una tacita de azúcar por si acaso.
ResponderEliminarUn relato muy bien llevado, Marta. Enhorabuena.
Muchas gracias, Bruno. ¡Qué bien que te haya gustado!
Eliminar¡Uf!, no hay que fiarse de las dulces ancianas, algo traman tras su sonrisa. Angustias no se anda con chiquitas y se cepilla todo lo que se ponga por delante.
ResponderEliminarMuy bueno, Marta.
Un cariñoso abrazo
Un beso, Isabel. Muchas gracias.
EliminarFantástico, Marta. Doña Angustias, con su carácter amable e inocente, es un personaje inmenso, magnífico. Me temo que el asesino en serie que has creado no cejará nunca, je, je.
ResponderEliminarEnhorabuena, un micro realmente bueno.
Un abrazo!
Mil gracias, Pepe. Contentísima porque te haya gustado.
EliminarHola, Marta!! Qué original. La ancianita parece al principio tan inocente, y que giro le has dado!! No me lo esperaba. Me ha gustado mucho. Enhorabuena y un abrazo!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Cristina. Muy contenta porque te haya gustado.
EliminarParecía inocente la ancianita, pero por lo visto tiene aficiones un tanto extrañas, y pocos remordimientos. El pobre inspector no sabía donde se metía. Buen micro. Un abrazo, Marta.
ResponderEliminarPocos, pocos remordimientos, jeje. Muchas gracias, Jorge. Me alegra que te haya gustado.
EliminarVaya tela, yo no me podía esperar esto de la señora Angustias, con lo maja que parece.
ResponderEliminarBuen micro, Marta, enhorabuena.
Un saludo.
A veces las apariencias engañan, jeje. Muchas gracias, Ángel.
EliminarMuy buen relato. Algo me dice que doña Angustia no podrá seguir haciendo de las suyas por mucho tiempo, si un inspector fue a visitarla, quiere decir que ya es sospechosa. Solo será un tiempo hasta que tengan todas las pruebas para inculparla.
ResponderEliminarUn saludo.
Quién sabe. Esta Doña Angustias es una ancianita de recursos, jeje. Muchas gracias, Cynthia. Me alegra que te haya gustado.
EliminarCaramba con la ancianita. Y luego se queja de que no tiene compañía, ja, ja, ja.
ResponderEliminarMuy buen micro, con suspense y humor negro también.
Un abrazo.
Mil gracias, Paloma. Muy contenta porque te haya gustado.
EliminarDios, mío! Ya no se puede confiar ni en las viejecitas! Muy bueno, Marta!
ResponderEliminarUn abrazo
En esta abuelita, desde luego que no... Un beso, Mirna. Muchas gracias.
EliminarBuenísimo Marta, jope con la ancianita, cualquiera se fía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Dakota.
EliminarHola, Marta. Tu micro daría, sin duda, para una obra mayor. Ya me imagino que, en cada capítulo, la buena de Angustias nos va desgranando cómo se deshace de sus víctimas y, lo más importante, por qué. ¡No puedo con esta incertidumbre, jaja!
ResponderEliminarMagnífico relato. Un abrazo desde la Buhardilla de Tristán.
Muchas gracias, Javier. Es cierto que los motivos han quedado en el aire. A ver si hay continuación...
EliminarQué angustia... Me niego a pensar que sea nieto de la asesina o de la víctima.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Guillermo.
EliminarVaya, vaya, con Doña Angustias. Está hecha toda una asesina en serie la señora. Cada uno que le estorba pasa a mejor vida a golpe de veneno. Y menuda osadía dejar en el ascensor el cuerpo del muerto justo delante del coche de policía. Se nota que tiene experiencia. ¡Madre mía!
ResponderEliminar¡Buen micro! Un beso.
Menuda abuelita, sí... Muchas gracias, MJ. Me alegra que te haya gustado.
Eliminarjajajaja 😁 Doña Angustias no se anda con miramientos. Un gran personaje. Un abrazo 🐾
ResponderEliminarUn beso, Rosa. Muchas gracias 🙂
EliminarEstas abuelitas asesinas hicieron de la suya en esta edición de micros del Tintero de Oro. Saludos cordiales desde Puerto La Cruz Anzoátegui Venezuela
ResponderEliminarUn saludo. Muchas gracias.
EliminarHola, Marta. Vaya viejecita, ni que fuera prima hermana de las de Arsénico por compasión. El día que el cartero se equivoque de buzón será el siguiente, al menos hace limpieza de estupidez; Gálvez llegó a inspector a dedo, era el más tonto de la comisaria. Saludos
ResponderEliminarHaría buen equipo con las de Arsénico, sí. Muchas gracias, JM.
Eliminar