sábado, 26 de septiembre de 2020

Carta a D. Historia de un amor. André Gorz - Reseña


A ninguno de los dos nos gustaría sobrevivir al otro

Nacido en Viena en 1923, amigo y discípulo de Sartre y de Marcuse, André Gorz (pseudónimo de Gérard Horst) fue uno de los intelectuales más influyentes de la izquierda europea durante la segunda mitad del S.XX. De formación marxista iría alejándose con el tiempo de muchos de aquellos planteamientos para denunciar los errores y abusos del comunismo. Ello, pese a la huella con que marcó su pensamiento, le llevaría finalmente a enemistarse con Sartre. Mantuvo siempre, sin embargo, una postura muy crítica respecto al capitalismo industrial y llegó a ser uno de los principales teóricos de la ecología política.

En 1983 abandonó por completo su trabajo para dedicarse a cuidar de su mujer, Dorine, aquejada de una rara enfermedad degenerativa.

 "Carta a D." (Ático de los Libros, 2019) es la preciosa declaración de amor que en 2006, tras casi sesenta años de vida en común, Gorz escribe a su esposa, ya muy enferma, agradeciéndole el tiempo y los sentimientos compartidos.

Acabas de cumplir ochenta y dos años, has encogido seis centímetros, no pesas más de cuarenta y cinco quilos y sigues siendo bella, así comienza un relato cargado de sensibilidad y de ternura que es testimonio de un amor y reflejo de un devoción tan grande y absoluta que hace inimaginable para el autor la posibilidad de enfrentar una existencia sin su esposa, única patria −la define él mismo en algún momento− de un hombre acostumbrado a la pérdida y empujado desde niño al exilio.

En poco más de cien páginas Gorz recorre los recuerdos de toda una vida, nos asoma a su intimidad más profunda, a su dolor, a su desconcierto pero también a su ilusión y su alegría.

 Texto sincero y muy conmovedor, bellísima carta de despedida entre cuyas líneas late el presagio de una decisión quizá ya tomada; de un plan que, de común acuerdo, llevarían a la práctica apenas un año después: el 24 de septiembre de 2007 la policía hallaría en su domicilio los cuerpos de André Gorz y su mujer, tendidos uno junto al otro, unidos en la muerte como lo estuvieron en la vida.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Corazón de rock´n roll

 


Se llamaba Silvia y tenía una banda de rock. Los niños morían por sus huesos, las niñas imitaban con descaro su aspecto de gótica displicente −ojos ahumados, melena azabache, piercings y botas de soldado, calaveras y tachuelas...−, las madres maldecían impotentes tan temible y fatal influencia.

Su voz desgarrada, sus provocaciones de artista transgresora, la rebeldía que apenas disfrazaba la adolescente fragilidad que aún hería su mirada, la convirtieron en estrella de la noche a la mañana. Las radios repetían sus canciones sin cesar, reporteros sin escrúpulos la acosaban inclementes, sus conciertos agotaban en minutos el aforo...

Hasta que, de pronto, un día, la supernova implosionó. Desapareció. Sin rastro. Sin explicación. Abandonó los focos y nadie volvió jamás a saber de la cantante.

«Una carrera truncada, otro juguete roto...», se especuló durante meses. Pero nuevas chicas ocuparon su lugar y, poco a poco, el mundo la olvidó.

A salvo ahora, tantos años después, de aquel extravío, Silvia sueña a veces ese tiempo. Los recuerdos resquebrajan entonces su coraza, rasgan su antifaz de ejecutiva y dejan en su rostro un surco amargo de melancolía. Rehuyó la fama por ganar la vida. No se arrepiente. Pero a veces... algunas veces... 






martes, 15 de septiembre de 2020

Catarsis

 


Alicia le contó su rabia de emigrante sin futuro. Alberto sus nostalgias de viejo solitario. Víctor confesó su miedo a los compañeros de colegio. Luisa a la ira de un hombre abandonado. Dorotea lloró sobre su hombro la traición de mil besos mentirosos. Ahmed maldijo la bravura de unas olas homicidas. Junto a Pedro descubrió el vértigo de los días sin empleo. Con Sonia paseó desilusiones por callejas sin salida. Teresa le asomó al dolor de la pobreza. Mateo habló de alcoholismo y soledades...

Y a todos el cuentacuentos regalaba una sonrisa, escuchaba sus problemas con sosiego, meditaba luego unos segundos en silencio y, al fin, fija la vista en su auditorio, comenzaba: «Érase una vez...». Entonces, por la magia de su oficio, los corazones rotos sanaban, las manos deshacían puños vergonzantes, los náufragos ganaban a las olas la batalla, moría el acoso en las conciencias, besos y caricias consolaban la soledad de los ancianos y todas las historias ganaban su final feliz.

«Si no es feliz, no es el final», repetía el muchacho a quien contuviera un instante sus prisas para atender al relato. Una mirada amable asomaba enseguida al rostro del oyente y un dulce sentimiento calentaba su pecho conforme el cuento corría.

Pero apenas la noche anunciaba su llegada, como en un truco de hechicero, el joven desaparecía. En su escondite, al amparo de las sombras, desataba entonces el nudo de congoja que lo ahogaba y su alma lloraba sin consuelo la pesada carga del sufrimiento ajeno.




Relato publicado en el nº 11 (noviembre 2020) de la revista El Tintero de Oro Magazine.  

Reto "Sueños de Robot"  Tintero de Oro consistente en escribir un micro inspirado en alguna de las propuestas ofrecidas por el generador de argumentos Storynator.

 Este fue el argumento propuesto:

Un cuentacuentos hipersensible a las desgracias ajenas y la capitana del equipo de baloncesto donde juega, emocionalmente inestable por sentirse culpable de la muerte de su hermana, se comunicarán con personas que dicen vivir en su misma dirección pero un experto en robótica se cruzará en sus caminos en una historia con un comienzo desconcertante que habla sobre las drogas y el miedo a los cambios.

 Y el elemento escogido para el texto, la figura del hipersensible cuentacuentos.

jueves, 10 de septiembre de 2020

El molino del Floss. George Eliot - Reseña

 

Una mujer no debe ser tan lista, me temo que no le trae más que problemas

Novelista, poeta, traductora, periodista...  mujer obligada a disfrazar su brillantez bajo pseudónimo masculino, George Eliot es el nombre con el que Mary Ann Evans (1819-1880) ocultó durante años su verdadera identidad como estrategia para el análisis e imparcial publicación de su trabajo en un tiempo que no tomaba en serio a las mujeres e infravaloraba su inteligencia de todos los modos posibles.

"El molino del Floss" es la que, junto a "Middlemarch", suele ser considerada mejor novela de la autora. También la más autobiográfica. Repleta de recuerdos y experiencias personales, la trama nos adentra en la vida de los Tulliver, una familia de la pequeña burguesía rural de la Inglaterra victoriana que, en el marco de una sociedad sujeta a rígidos comportamientos y reglas muy marcadas, quedará expuesta a todo tipo de problemas y vicisitudes: económicas, familiares, sentimentales...

Maggie, protagonista absoluta de la historia, es una  joven inteligente, inquieta y algo rebelde, asfixiada por el conservadurismo y la hipocresía social de un mundo que no comprende sus ansias de conocimiento y libertad, que veta a las mujeres el acceso a la educación superior y se muestra indiferente ante cualquier inquietud que exceda el ámbito de lo doméstico. Todos sus actos, en ese contexto, parecen resultar inapropiados y son por ello objeto de una crítica continua y feroz.

El tema de la educación y el diferente trato que, en cualquier situación, reciben hombres y mujeres es una de las cuestiones fundamentales que plantea la novela: la frustración de las aspiraciones de la protagonista, la lucha interna que en todo momento mantiene tratando de ajustarse a unos cánones contrarios a su naturaleza y donde su sensibilidad no le permite encajar, los prejuicios en torno a la inteligencia y el carácter de las mujeres (caprichosas, inestables, impulsivas, irracionales), la sumisión a padres o maridos a cuya autoridad (arbitrariedad) quedan sujetas...

Muy clara también resulta la crítica hacia la doble moral y el provincianismo que reflejan determinadas actitudes o hacia esa extraña y cínica apatía tan propia de la época que acaba siempre relegando cualquier posible opción de felicidad.

A través de su personaje, de las peripecias y decisiones a que la enfrenta, Eliot alza claramente la voz en contra de unos convencionalismos ya caducos pero muy arraigados y defiende el nuevo lugar que ha de otorgarse a la mujer en la sociedad. Plantea dilemas morales, ironiza sobre ciertos ideales de conducta, critica el por entonces tan ensalzado modelo de pasividad femenina como camino a seguir y muestra, con cierto sarcasmo, cómo las apariencias, por muy falsas que sean, se imponen siempre sobre la verdad.

Maggie es en muchos aspectos trasunto del carácter de la propia autora y su historia es en gran medida la suya. Son sus emociones, su pasado, sus silencios, su dolor frente a la marginación social y el distanciamiento familiar que ella misma sufrió a causa de ciertas decisiones y relaciones amorosas, lo que apenas encubre la ficción y de ahí quizá también proceda la indiscutible capacidad de Eliot para conmover e implicar al lector en su relato.

Con unos personajes de gran carga psicológica −tanto la protagonista como los secundarios (padres, hermano, tías, pretendientes...) aparecen muy bien definidos− y una ironía inteligente y amable que la recorre de principio a fin, es esta una historia reflexiva y profunda por los temas que aborda (va mucho más allá de lo que pueda ser una novela de tintes costumbristas) pero dulce en la forma, sutil en la crítica que pretende y muy amena de leer. 


Reseña publicada en el nº 7 (febrero 2021) de la  revista "Valencia Escribe".

sábado, 5 de septiembre de 2020

Miedo

 



Cuando los besos matan

Y los abrazos hieren

Cuando la caricia sangra

Y la mirada escuece

Cuando la incertidumbre acecha

Y los recuerdos duelen

Cuando el corazón tiembla

Y la noche teme