Una caricia, una sonrisa, un beso
suave y a soñar... "dulces sueños, mi amor".
Antiguas noches de invierno se
cuelan de improviso en mis recuerdos y, casi casi a traición, entre melancolías
y nostalgias al instante los enredan. Noches de mimos y risas; de confidencias
e ilusiones; de planes de futuro y proyectos de aventura; de carantoñas y
cuentos antes de dormir, siempre cómplice algún libro entre sus manos: Peter
Pan, La Isla del Tesoro, Mujercitas... Noches tiernas con sabor a
infancia: hojaldre y chocolate caliente, pijama y zapatillas, nervios y deberes
apresurados en la cama. Tan lejano ahora todo ya... Tiempos de candor e
ingenuidad que la vida detuvo para siempre en un instante eterno. Antes del espanto
y del dolor. Antes del silencio, de la indiferencia, del perverso maleficio que
secuestró la inocencia de su alma. Antes de que las hadas traicionaran su magia
y los monstruos ganaran, implacables, la batalla. Antes de tantas lágrimas a
destiempo derramadas sobre pupitres ardientes de vergüenza y rabia. Antes de
aquella última carta... Cuando mi niña era feliz y en mi corazón habitaba la
alegría, la poesía y la esperanza.
Segundo premio "Relatos Compulsivos". Noviembre 2018.
Qué descripción excelente de un tema tremendo, del que se intuye todo sin siquiera nombrarlo.
ResponderEliminarMe encanta el modo en que sabés sacarle el jugo a la brevedad del texto.
Un abrazo, Marta.
Mil gracias, Mirella. Tema tremendo, sí y me alegro mucho de que lo hayas entendido sin haberlo nombrado explícitamente. Un beso grande.
EliminarUn texto precioso en su primera parte y muy duro en la segunda donde la inocencia se pierde ante la monstruosidad. Excelente Marta, un abrazo.
ResponderEliminarGenerosísimo tu comentario, Miguel. Muchas gracias!
EliminarUn texto tremendo, en el que la placidez y la felicidad se tranforman en espanto y dolor. Es muy duro contemplar cómo la desgracia y la maldad se han llevado de un plumazo todo un futuro prometedor para nuestros hijos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Triste e incomprensible... Muchísimas gracias, Josep.
EliminarHola Marta, desgraciadamente no alcanzo a comprender lo que realmente cambió el rumbo de las cosas,... pero lo que sí me hafascinado es ese cambio rotundo en el relato,... es como un tajo profundo que cambia radicalmente la faz del lector,... es como si un hermoso día de primavera se transformase en una infernal tormenta. Me ha encantado!
ResponderEliminarHola Norte. Pues lo que cambia el rumbo de las cosas es una situación de acoso escolar ("pupitres ardientes de vergüenza y rabia") que tiene consecuencias fatales ("esa última carta"). Me encanta el símil que haces entre la primavera y la tormenta. Muchísimas gracias!
EliminarGracias por la aclaración,... ya sabes como somos los chicos de torpes,... me ha encantado!
EliminarJeje, muchas gracias a ti.
EliminarMe encanta como escribes !!!!!!!!!!!!decir sin nombrar las cosas es un arte del escritor!!!!!!!!!!!!! Lo resumes a la perfección
ResponderEliminarfeliz diciembre para vos
Ay! Muchísimas gracias! A veces es tan difícil saber si el cuento se va a entender... Un beso grande.
EliminarMe detuve aquí para curiosear acerca de la estructura del relato y me encontré con una tragedia que me conmovió. Tienes el don de transmitir al lector las emociones con las palabras adecuadas y el manejo del ritmo de la narración. A pesar de que lo que cuentas es un drama, es un placer leerte. Excelente relato, Marta, mis felicitaciones.
ResponderEliminarAriel
Hola, Ariel. Cuánto me alegra lo que dices. Es un tema muy duro, difícil de abordar y no estaba segura de que se entendiera del todo. Un beso grande y muchísimas gracias por tu generosidad siempre conmigo.
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