viernes, 29 de abril de 2022

Distrito del sur. Un paisaje inglés. Winifred Holtby ─ Reseña

 

No había poesía en ella. Siempre barriendo y ahorrando y pensando en los quehaceres domésticos

Periodista, poeta, novelista, Winifred Holtby (1898-1935) es una autora poco conocida en España pese a ser un clásico de  la literatura europea. Estudiante en Oxford, comprometida con el pacifismo, con la lucha por los derechos de la mujer, con la reivindicación laboral de los trabajadores y la necesidad de reformas, sus escritos ejercieron una gran influencia en la sociedad del momento y, años después de su muerte, la Royal Society of Literature instauró un premio con su nombre.

viernes, 22 de abril de 2022

Como vana sombra. Jane Hervey ─ Reseña

 

Cuál era el verdadero hombre y cuál su sombra

Escrita en la década de los cincuenta pero inédita hasta 1963, "Como vana sombra" es la única novela publicada por Jane Hervey (pseudónimo de Naomi Blanche Thoburn McGaw), una autora sobre la que apenas existe información más allá del hecho de haber nacido en Sussex en 1920, haber crecido en el seno de un hogar acomodado y contraído matrimonio en dos ocasiones. Se dice también que la publicación de esta historia la enemistó con su familia por lo que, tal vez, se inspirara en ella en exceso.

viernes, 15 de abril de 2022

El halcón maltés. Dashiel Hammett ─ Reseña

 

Comprendió que los hombres mueren así, por azar, y que solo viven mientras el ciego azar los respeta

«Hammett devolvió el asesinato al tipo de personas que lo cometen por razones, no solo para proporcionar un cadáver. Hizo una y otra vez lo que solo los mejores escritores pueden hacer. Escribió escenas que parecían nunca haber sido escritas antes», dijo de él Raymond Chandler en uno de los ensayos sobre ficción detectivesca publicado primero en la revista "The Atlantic Monthly" e incluido luego en "El simple arte del asesinato".

lunes, 4 de abril de 2022

Muerte en el lago

 

«Ramón Hernández, detective privado». La placa en la puerta de mi despacho pendía descolgada de uno de sus goznes. Apenas la colocaba en una posición aceptable aquella maldita volvía a derrumbarse así que, harto de intentarlo, claudiqué y renuncié a enderezarla. No era buena carta de presentación, lo reconozco, pero qué gran metáfora de mi situación en ese tiempo. La agencia agonizaba. Mis fantasías novelescas se daban de bruces contra la realidad y mi mueca a lo Humphrey Bogart perdía intensidad a fuerza de no usarla. Solo algún trabajillo de poca monta nos mantenía aún a flote pero las deudas se acumulaban y Roberta, mi leal secretaria, perdía ya la cuenta de los sueldos incobrados.