martes, 24 de octubre de 2017

Pinceles a flor de piel


Lentamente devoró su alma la tristeza. La desesperanza, el abatimiento, la desilusión... aquella tan oscura e inexplicable atracción suya por el daño y la derrota, ganaron para siempre la batalla. Un corazón frágil y herido dejó a destiempo de latir. Perdió el otoño sus colores, a su pintor la poesía y entre ardientes campos de trigo, demacrados campesinos, cálidos y dorados girasoles,  bajo el amparo incierto de la memoria del arte y del tiempo, vaga desde entonces el espíritu atormentado, siempre sombrío, de un hombre al que un sueño de luz, emoción y color, de improviso, embrujó; de un hombre torturado con pasión por un anhelo de belleza que, sin saberlo, un breve instante, muy breve, rozó. Furia, belleza, abismo, delirio, melancolía... Impresiones errantes, hipnóticas, doloridas, fugaces... Desgarradas, malheridas y sublimes, pinceladas de eternidad.



5 comentarios:

  1. Los grandes artistas no son seres comunes, sus almas están en carne viva frente la belleza y la sensibilidad excesiva, a veces, tiene consecuencias...

    Hermosísima prosa poética, Marta. ¡Un texto precioso! :)

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  2. Muchísimas gracias Julia! Me alegro mucho de que te haya gustado.

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  3. Derroche de belleza con tus metáforas e imágenes, buena descripciones.

    Un abrazo literario.

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