domingo, 29 de octubre de 2017

Cuenta la leyenda



Nunca mueren los viejos rockeros, cuenta la leyenda y no seré yo quien la desmienta. Al contrario. Casi podría asegurar que sea cierta. Tampoco quiero engañar a nadie y debo añadir por eso que morir tal vez no mueran pero envejecer... ¡ay! envejecer, vaya si lo hacemos.
Dejen que les cuente mi historia. No es una gran historia y nada tendría de particular si no fuera por el único y chiquitísimo detalle de que es la mía. Convendrán conmigo que, aunque insignificante, esta circunstancia resulta para mí fundamental. Aunque, tal vez... tal vez en el fondo sí lo sea. Una gran historia, digo. No sé, ustedes juzgarán. Pero, discúlpenme, a punto estaba ya de andarme por las ramas. Es esta dichosa tendencia mía a divagar que en cualquier momento me asalta. Y es que me encanta conversar aunque muchas ocasiones de hacerlo no tenga, esa es la verdad. Gajes de la vejez, ya les dije que, lenta pero despiadada e inmisericorde como suele, sin apenas darte cuenta, derrotado y solo el día menos pensado te deja. En fin, el caso es que creo haber avivado ya una pizquita su curiosidad y prometo no aburrirles si me brindan, generosos, su atención. 
Verán, todo comenzó por culpa de una joven. Lo sé, lo sé, no es un arranque muy original pero... es lo que sucedió. Una joven, les decía, que despertó un sentimiento hasta entonces desconocido para mí. Nada importa ya su nombre y poca gente en el mundo queda que pudiera recordar, aun así -lealtad inútil, bien lo sé, mas siempre para mi tuvieron importancia ciertos gestos- guardaré el secreto. Magia, luz, belleza. Todo en torno a ella parecía siempre gravitar. Un soplo de felicidad me acariciaba el corazón cada vez que sonreía. Su mirada me hacía soñar, me ahogaba de amor y en mi infeliz inconsciencia, joven e ingenuo como era, a toda costa decidí lograr que ella me quisiera y con ese fin tracé un plan magistral.
Corrían los años cincuenta, el rock and roll despertaba con fuerza y yo, un muchacho hasta entonces tímido y del montón que nunca en nada había sobresalido, me aferré con pasión a aquella oportunidad. El cambio en mi apariencia resultó fundamental, debo reconocer: largas patillas, brillantina en el pelo, elaborado tupé, atuendo ligeramente extravagante y... ¡voilá! patito feo de golpe transformado en bello cisne. Estrategia infalible.
Aunque nunca hasta entonces había la música entrado en mis planes, no cantaba mal y yo lo sabía. La vergüenza y los nervios me mataban pero recuerden que había una chica por conquistar y nunca hubo ilusión más poderosa en este mundo. Fue así que un día, en un baile de verano, quizá fuera la noche de San Juan siempre tan misteriosa y hechicera -pero tanto tiempo pasó que incapaz soy ya de asegurarlo- tuve un impulso que para siempre cambiaría mi vida: abracé con descaro mi guitarra, subí sin pensarlo al escenario y, bueno, no es que quiera alardear pero... ¡fabuloso! no encuentro otra expresión. Aquel pueblo de casitas blancas junto al mar, la última luz del día desvaneciéndose en el horizonte, mil acordes fugitivos entre la brisa a la deriva, público enloquecido, electricidad en cada aplauso, martillazos en mi corazón. Sus ojos... ¡Ay!, aquellos ojos clavados en los míos.
Deseé con toda la fuerza de mi pobre alma enamorada que los relojes  se parasen, que se detuviese el tiempo y ese momento durase para siempre. Hace ya tanto de todo aquello.
En fin, ¿qué puedo decir? Me convertí en una estrella sin apenas darme cuenta y lentamente mi vida se disolvió en el caos. Rocé una felicidad que, de golpe, escapó de entre mis manos. Ella dijo que nunca podría quererme, el aire a nuestro alrededor en ese instante se congeló, murió el romance y yo me obligué a olvidar. No sé  por qué pero eso hice y hube de aceptar al fin que lo que una vez creí posible no lo era en realidad. Mudo de estupor, ni siquiera lloré.
Pasaron los años. Alegrías, penas, victorias, derrotas, simulacros de amor... Ruido y silencio.
Nada queda ahora. El tiempo se arrastra muy lento y todo me es ajeno en este limbo donde habito, aunque quizá tan sólo ocurra que demasiado cansado estoy ya de vivir sin ella, eterno enamorado de quien nunca volverá.
A pesar de todo, apagado, vacío, viejo y decrépito como estoy, para siempre ausentes quienes alguna vez mi mundo y mis sueños compartieron, algo superior a mi voluntad, más grande que yo mismo, me retiene aquí. Música y recuerdos se cuelan por alguna grieta del tiempo para susurrarme quién fui, para devolverme una gloria antigua. Exiliado de un lugar al que nunca podré regresar, en  ocasiones es brutal la soledad que siento e infinita la nostalgia por todo lo perdido.

Pero esperen, creo que estoy haciendo que suene peor de lo que es y no es eso. No, en absoluto. No pretendo despertar su compasión. Sólo ocurre que a veces me abruman los recuerdos y sueño la historia de un amor que nunca fue. Impenitente romántico en el fondo, ya ven. Pero no. No deben sentir lástima. Yo soy el Rey. ¡Todavía! ¡Siempre! Y sin embargo.... Los años, este cansancio infinito, tantas pequeñas humillaciones cotidianas, sin tregua me hacen dudar si este tipo vestido de blanco que salta todavía cada noche al escenario y mueve sus caderas maltrechas al ritmo de un inmortal "King Criole" soy yo mismo, mi fantasma o mi más fiel, entregado y devoto imitador.





        Este relato aparece publicado en el nº 36 (noviembre 2017) de la Revista "Valencia Escribe".

52 comentarios:

  1. Gracias, Marta, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!

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  2. Es verdad que los viejos rockeros nunca mueren, nos queda su música.
    Se me vino a la cabeza la letra de Miguel Ríos la de
    Vamos a tocar un rock and roll
    a la plaza del pueblo
    vamos a tocar un rock and roll
    a la plaza mayor...
    aunque tu historia está situada en los años 50 el prota vivo o muerto siente nostalgia de lo que fue, ni más ni menos que EL REY
    Un saludo Marta, siempre creativa.

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    1. Ay! Muchas gracias! Me alegro mucho de que te haya gustado.

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  3. Un relato que engancha desde las primeras líneas. Retratas el personaje que lo bordas, en toda su extensión: pensamientos, ideas, sentimientos, deseos, de todo lo que pudo ser en esa relación...y no fue.

    Todos los músicos rozan la inmortalidad. Suerte en el Concurso. Un abrazo literario.

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    1. Muchísimas gracias!! Me dejas sin palabras. Bonito, bonito lo que me dices. Mil besos y abrazos literarios.

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  4. Hermoso relato, Marta. LLeno de nostalgia y muy humano.
    Te deseo suerte en el concurso.
    Un abrazo

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  5. Hola Marta. Por primera vez visito tu blog. Me ha gustado mucho el modo, el estilo con que cuentas la historia. Lo haces con nostalgia pero con una pátina de alegría que se aviva como el fuego al final del relato. Te deseo mucha suerte en el concurso.
    Ariel

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    1. Muchísimas gracias! Me alegro un montón de que te haya gustado y me encanta lo que me dices sobre la alegría.

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  6. Quien sabe, tal vez Elvis está vivo y retirado de la fama en algún lugar desconocido, tal vez él haya susurrado esta historia a oídos de quien lo ha plasmado en papel, y sino siempre habrá cientos de imitadores que suplirán su ausencia. Un relato fresco y simpático Marta. Te deseo suerte en el concurso del Tintero de Oro.

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    1. Jajaja, muchas gracias! Con los rockeros nunca se sabe...Me alegro mucho de que te haya gustado.

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  7. Estupendo relato, Marta, tu personaje nos transmite todas sus vivencias, y ello lo has logrado con tus letras.
    Mucha suerte en el concurso.
    Un abrazo.

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    1. Gracias Javier! Me alegro mucho de que te haya gustado. El personaje era muy literario...

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  8. ¡Hola Marta!
    Me alegro de haber descubierto tu blog a través de esta oportunidad de participar en este interesante concurso, pues aprecio que tienes facilidad y buen conocimiento de la narrativa, por lo que ya de entrada te felicito.
    Con respecto al relato, destacaría tres elementos que me han causado muy buena impresión: la descripción del personaje, la intensidad emocional y un estilo personal que denota buen dominio de la narrativa.
    En cuanto a la comprensión del contenido, me parece un buen homenaje al Rey del rock, a través de uno de sus más rendidos admiradores, con la nostalgia del recuerdo, aún en la senectud de su vida de un amor no correspondido y todas las vicisitudes que lo rodearon a lo largo de todos esos años.
    ¡Felicidades y mucha suerte en el concurso!
    Saludos cordiales.

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    1. Muchísimas gracias Estrella. Es precioso y muy muy generoso lo que me dices. Me alegro mucho de que te haya gustado. Besos.

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  9. Una gran historia, Marta, aunque nuestro ¿desconocido? protagonista no tenga muy claro que lo sea.
    Un abrazo fuerte, Marta. Mucha suerte en el concurso.

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    1. Muchísimas gracias Bruno. Contenta porque te haya gustado.

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  10. Bello relato y buen estilo. Mucha suerte en el concurso

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  11. Bonito relato y bonita manera de contarlo, Marta, me alegro de haberte “conocido” gracias a esta estupenda iniciativa de David. Suerte en el concurso. Besos

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    1. Igualmente Eva. Mucha suerte para ti también y muchísimas gracias.

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  12. Marta, ese viejo rockero nunca morirña. Muy buen relato lleno de sentimientos y añoranza.
    Mucha suerte.
    Besos.

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  13. La nostalgia puede ser la más terrible de las compañeras, pero también la más fiel. Parece que tu protagonista ha conseguido llegar a un punto de "afecto" con ella y nos cuenta su historia no desde la amargura, sino desde la experiencia de vida.

    Muy bonito, Marta, un relato lleno de emociones que nos permite empatizar con el protagonista.

    ¡Un beso!

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    1. Cierto, la nostalgia puede a veces ser muy dolorosa... Mil gracias Julia.

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  14. Un bonito relato Marta, cargado de nostalgia de un pasado que pudo ser pero que finalmente no sucedió. Debe ser difícil encontrarse en esa posición donde los recuerdos se agolpan en nuestra contra y el tiempo ya no acompaña para poder cambiarlos.
    Te deseo suerte en el concurso.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias Irene. Me alegro mucho de que te haya gustado.

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  15. Precioso. La vida da muchas vueltas y él, aunque fuera por poco tiempo, pudo vivir ese amor que cambió su mundo. Después salió corriendo, pero es que ni los buenos rockeros lo pueden tener todo. La soledad del éxito es lo que tiene.
    Un abrazo.

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    1. Exacto. La soledad del éxito... Muchísimas gracias David.

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  16. Que bonita forma de ponerse en la piel del mismisimo ¿Elvis?
    Tremenda forma de relatarnos.
    Un abrazo y suerte

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    1. Muchísimas gracias Francisco ¡Cuánto me alegro de que te haya gustado!

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  17. Hola, Marta.
    Me ha gustado tu relato, tienes una prosa muy alegre y cercana que se lee esbozando una sonrisa, ¡gracias! Y el tema muy del agrado de todos los que amamos la Música.
    Te felicito por todo ello y te deseo suerte en el concurso.
    Un abrazo.
    Patxi.

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    1. Ay! Muchísimas gracias! Me encanta lo que me dices de la sonrisa. Mucha suerte también para ti.

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  18. Bello relato Marta. Prosa ágil y cercana. Me gustó mucho. Suerte para el concurso

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  19. Querida Marta:
    Me ha encantado tu relato. A veces las historias más sencillas son las más bellas.
    Enhorabuena. Que tengas mucha suerte en el concurso.
    Besos

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    1. Gracias Ana. Me alegro muchísimo de que te haya gustado. Besos y mucha suerte,

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  20. ¿Qué tal Martha?
    Parafraseando a mi ahijado, tu relato no me gustó, me encantó. Vas tejiendo lentamente y sin apuros, nos vas presentando aspectos de su vida y al final, con gran maestría, nos revelas la identidad de tu protagonista.
    Muchas felicidades.
    José
    www.cuentoshistoriasyotraslocuras.worpress.com

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    1. Muchísimas gracias José Luis. Muy contenta porque te haya gustado y sorprendido un poquito.

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  21. Me gusta, es un relato evocador, que se presta al equívoco. Una trama que se soporta con narrador en primera persona, que vuela bastante libre sin que la autora se inmiscuya más de la cuenta. Se nota en el producto final. Cuando puede haber muchas lecturas y todas valen, es un buen trabajo.
    Suerte

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    1. Muchas gracias Don por un comentario tan bonito y generoso.

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  22. Hola Marta.

    Qué bueno el narrador en primera persona, con todas sus idas y venidas. De verdad parece el abuelo batallitas.

    Es una pena, y tienes toda la razón del mundo, los viejos rockeros nunca mueren, pero solo para nosotros. Para ellos mismos son un ser humano más.

    Felicidades por el relato y suerte en El Tintero de Oro.

    Nos leemos.

    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias. Me alegro mucho de que te haya gustado y mucha suerte también para ti.

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  23. Muy buen relato. Bien escrito y que engancha. Además con un final muy bueno.
    Mucha suerte.
    Un abrazo.

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    1. Muchísimas gracias Rosa. Me alegro un montón de que te haya gustado. Besos y mucha suerte también para ti.

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  24. Muy bien escrito. Creo que así deben sentirse muchos de los grandes rockeros de esta época. Incluso algunos de los que hacen otros estilos de música y alcanzaron la fama.
    Mucha suerte en el concurso.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias. Me alegro mucho de que te haya gustado. Mucha suerte también para ti.

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  25. Marta me ha encantado leer tu blog con esta iniciativa de David Rubio. El relato me ha gustado mucho , Has manejado la trama con una frescura y sencillez que nos ha llevado a esos tiempos roqueros con la mima nostalgia de ese abuelete. Un relato muy bien hilado. y el final apoteósico. ¡Suerte en el concurso!. Un abrazo

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    1. Ay! Muchísimas gracias! Qué bonito lo que me dices. Me alegro un montón de que te haya gustado.

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  26. Me gustó, Marta, suerte en el concurso.

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    1. Muchas gracias Rocío. Me alegro mucho de que te haya gustado.

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