En un pequeño cementerio abandonado junto al mar, cada noche de difuntos,
a esa hora triste e imprecisa en que el día se deshace entre las sombras, de lo más
profundo de la tierra −cuenta la leyenda− asciende, apenas perceptible, un coro
de voces graves y lejanas. Ánimas atormentadas del Purgatorio que vagan
errantes unas horas por el mundo, que añoran lo que hace mucho perdieron, que
anhelan, quizá, lo que jamás vivieron.
Tras el lúgubre tañido de las
campanas −eco extraño y sobrenatural que resuena a lo lejos desde un templo derruido
tiempo atrás, ya sin torre ni reloj− algún alma afortunada sube al Cielo, torna
el resto a su penitencia y un lamento hondo y desgarrado rompe entonces el
silencio de la noche: grito de dolor, de rabia y desesperanza arrancado a la
humanidad entera que, horrorizada de sí misma, vislumbra un instante el peso de sus ruindades.
¡Hola, Marta! Un precioso micro de terror gótico. La prosa que has utilizado me ha llevado totalmente a ese romanticismo de Bécquer. ¡Feliz Halloween!
ResponderEliminarHola, David. Pues me alegro de que el micro te haya llevado a pensar en Bécquer porque me encanta ese tipo de historias decimonónicas y sí que buscaba un poco ese tono. Muchísimas gracias;)
EliminarUn cuento gótico por los cuatro costados, Marta. Me imagino la escena a la perfección, telón macabro ante el que se movería con soltura un personaje de Por.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Bruno. Muchas gracias. Me alegro de que te haya gustado;)
EliminarHola, Marta.
ResponderEliminarQué bien escenificado, transmites todo ese dolor, desasosiego y pesadumbre, haciendo que el lector, solo pueda percibir su oscuridad.
Muy bueno, enhorabuena.
Un beso.
Mil gracias, Irene. Me alegro muchísimo de que te haya gustado. Un beso grande.
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