Yo odiaba nuestra casa. Odiaba la sopa verde y amarga que mi madre nos ponía delante cada noche y odiaba a mi madre
Primera
novela de Natalia Ginzburg, "El camino que va a la ciudad" fue inicialmente
publicada (bajo pseudónimo) en 1942, en una época en que, a causa de las
actividades políticas del marido, la autora se había visto obligada a
refugiarse junto a su familia en un pequeño pueblo de los Abruzzos.
Es
de ese contexto, de ese paisaje y ese ambiente, de donde nace la historia de
Delia, una muchacha de dieciséis años atrapada en una vida de la que ansía
escapar, que sueña marchar un día a la ciudad, que sabe que solo a través del
matrimonio (como tiempo atrás hiciera su hermana) logrará alcanzar su sueño.
A
la menor oportunidad, Delia huye de casa para, junto a su primo y su hermano,
recorrer el camino que conduce de su pueblo a la ciudad. Una ciudad irreal e
idealizada que ella ha forjado en su mente y donde se siente feliz. Allí pasea
junto al río, contempla el ir y venir de la gente, escucha la orquesta de un
café... Regresan siempre al atardecer pero ese tiempo y ese camino delimitan
para la joven un ámbito de libertad y fantasía que pronto se convierte en lo
más importante de su vida.
Es
esta una historia de aprendizaje e iniciación donde a través de la evolución de
su personaje, de los acontecimientos que mediada la novela marcarán su destino,
aborda la autora temas sobre los que con el tiempo irá profundizando su
literatura: la resignación, el pesimismo, la amargura, el miedo al futuro...
Con
un estilo claro y conciso, muy poético, construye Ginzburg un personaje
desencantado, condenado por su condición de mujer a la frustración y al dolor, a
la desesperanza y la subordinación, convirtiendo poco a poco el camino que da
título a la novela en toda una metáfora de libertad.
Los
otros tres relatos que incluye el volumen que ahora publica Acantilado y que
forman también parte de "A propósito de las mujeres" (Lumen 2017), enfrentan
igualmente a sus protagonistas a ese mundo incierto de desilusiones, desengaños
y fracasos a que sin remedio el género femenino parece siempre avocado y
muestran la maestría de la autora para, sin rastro de sentimentalismo, retratar
la cotidianidad y el espejismo de libertad a que tantas veces han debido
enfrentarse la mujeres a lo largo de la historia.
Reseña
publicada en el nº 2 (septiembre 2019) de la revista Valencia Escribe.
De esta autora solo he leído "Todos nuestros ayeres" y me pareció maravilloso. Este que hoy comentas también tiene muy buena pinta. Tengo alguna novela más pendiente de Natalia Ginzburg y añado este pues aunque prefiero novelas a relatos, estos me van entrando cada vez más.
ResponderEliminarUn beso.
Un beso.
Es una autora muy interesante. A mí me gustó mucho también "las pequeñas virtudes". Un beso, Rosa.
EliminarUna de las cosas que más admiro en un autor es cuando consigue desde lo cotidiano trasladar sus mensajes y además crear historias que dejen huella. Sin duda, Natalia Ginzburg tiene estas cualidades. Saludos Marta, buen día!
ResponderEliminarPues sí, es única en eso: convertir la cotidianeidad en literatura. Muchas gracias, Miguel.
EliminarUna lectura interesante en la que la autora parece servirse de unas tramas sencillas pero que consiguen hacer evolucionar a los personajes. Imagino a esa muchacha pensando en que en la ciudad encontraría un paraíso, pero el problema de las huir es que nuestros demonios se vienen con nosotros. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, David. Es una autora muy recomendable. Historias aparentemente sencillas y tono poético pero con un trasfondo tremendo.
EliminarHe leído varias novelas de Natalia Ginzburg, una escritora que siempre me gustó, por su voz sencilla y descarnada para contarte historias con un fondo que puede ser tremendo.
ResponderEliminarA propósito de las mujeres es lo último que leí de ella, pero en una edición en la que no figura este relato.
¡Muy buena tu reseña, Marta!
Un abrazo.
Pues también te recomiendo mucho "las pequeñas virtudes " si no lo has leído. Muchas gracias, Mirella.
EliminarUna lectura que se me antoja realmente interesante, Marta. No conocía a la autora, así que gracias por hacerme saber de su existencia. Me gustan las novelas que hablan sobre cosas aparentemente sencillas pero que en realidad tratan temas mucho más profundos y complejos.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Es una autora muy recomendable. Un beso, Julia.
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