Era de los pocos detectives honrados que quedaba en la ciudad, brillante en
ocasiones, ingenioso siempre, escéptico en amores, herido por la traición de
unos ojos verdes que lo perdieron sin remedio y dejaron en su alma una tristeza
honda y oscura que ahogaba en solitarias noches de alcohol.
Sin nadie que pudiera echarlo de menos, no comenzó a investigarse su
desaparición hasta que ya fue tarde y el suyo quedó como uno más ente los
cientos de casos sin resolver que empolvaban los archivos policiales.
Unas cuartillas nunca publicadas guardarían siempre en secreto los celos
del autor que, eclipsado por su personaje, provocó impasible la muerte de su
mejor ficción.
Microrrelato para el concurso "Relatos en Cadena" del programa La
Ventana de la Cadena Ser.
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