Deja unos puntos suspensivos flotando en el aire como una promesa imposible
de cumplir, sonríe, la mira con dulzura y sube al tren. Tal vez... piensa, sin atreverse
a pronunciar las palabras que podrían al fin cambiar su destino. De pie en el
andén ella calla también y lo observa alejarse. Ambos se resisten a derramar
las lágrimas que brillan en sus ojos, conscientes de que de nada sirve llorar
lo que no fue y de que, diluido entre la bruma de sus miedos y silencios, se
desvanece para siempre y sin remedio el tren de las oportunidades perdidas.
Microrrelato para el concurso "Relatos en Cadena" del programa La
Ventana de la Cadena Ser.
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