Un señor con levita que se parece a Pushkin, bajo estrellas que tiemblan de
frío, recorre noche a noche la ciudad. Bolsillos repletos de poemas para
turistas enamorados a los que aborda con una sonrisa incapaz de enmascarar el
dolor que sus ojos traicionan. No sabe en qué momento la vida le derrotó y más
allá de toda esperanza se aferra al recuerdo de aquella estrella
fugaz que por un segundo iluminó su noche. Un segundo mágico, irrepetible,
imperecedero. Un segundo de vida, de amor, de eternidad. No pudo retenerla pero
junto a ella va siempre su alma y su sombra siempre le acompaña.
Microrrelato para el concurso "Relatos en Cadena" del programa La
Ventana de la Cadena Ser.
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