Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así.
Periodista,
académico, profesor de Derecho Mercantil, cazador, pescador, hombre de campo...
Narrador por encima de todo. Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) es
literatura con mayúsculas, uno de los autores más leídos y admirados de la
segunda mitad del S.XX. Premio Nadal, Premio de la Crítica, Premio Nacional de
Narrativa, Premio Príncipe de Asturias, Premio Nacional de las Letras
Españolas, Premio Cervantes... Un nombre imprescindible de la literatura en
castellano que retrató como nadie el alma de las tierras de Castilla.
Escritor honesto, obsesionado por el lenguaje y la precisión de la palabra, sin imposturas estilísticas ni pretensiones literarias fuera de su alcance, Delibes trató de dar testimonio de un mundo que, en el momento mismo de plasmarlo, él ya intuía al borde de la extinción. Testigo de un tiempo que se apaga, se mantuvo siempre fiel a ese universo narrativo, atrapó la esencia de lo rural, pobló ese entorno de personajes únicos y entrañables y junto a ellos exploró temas universales.
Tras
La sombra del ciprés es alargada
(ganadora del Premio Nadal en 1948) y Aún
es de día, fue El camino (1950),
su tercera novela, aquella con la que encontró ─así lo manifestó él mismo en
más de una ocasión─ su auténtica voz narrativa.
«Cuando
escribí La sombra del ciprés, ─confiesa en una entrevista─ lo hice en tal
estado de virginidad literaria que entendía que la literatura debía ser
engolada, grandilocuente. A raíz del Nadal, empiezo a leer obras de ficción y
entonces llego al convencimiento de que, abandonando la retórica y escribiendo
como hablo, tal vez pueda mejorar la cosa. Así fue como entré en ese cambio de
lenguaje o de técnica o de las dos cosas. En El camino me despojé por vez primera de lo postizo y salí a cuerpo
limpio. Es cuando me doy cuenta de que es más fácil ser fiel a uno mismo,
escribir como se es».
Escribir
como se es. Ese fue desde entonces su objetivo y el cambio que respecto a las
dos novelas anteriores supuso El camino
resulta evidente: estilo, tema, lenguaje... Abandona la trascendencia y el
existencialismo que había marcado hasta entonces su escritura en favor de la espontaneidad
y la cercanía abordando una historia tremendamente humana, simple en apariencia
pero cargada de simbolismo y de nostalgia.
En
ella relata Delibes la historia de Daniel, el Mochuelo, un niño de once años
que, obligado a marchar a la ciudad para continuar su educación (primeros años
de posguerra), rememora durante su última noche en el pueblo (un pueblecito del
norte que no se nombra, Cantabria seguramente) lo que hasta entonces ha sido su
vida. Así, en esas horas de insomnio previas a la partida, reconstruye la historia
de su valle en una sucesión de anécdotas y aventuras, siempre junto a sus dos
inseparables amigos: Roque, el Moñigo, y Germán, el Tiñoso, que muestra poco a
poco los entresijos del pueblo, el carácter de sus habitantes, sus
aspiraciones, las relaciones que los unen...
La
mirada de un niño que deforma en ocasiones los sucesos y no comprende del todo
la realidad que lo circunda, da al relato un tono de humor suave y una calidez repleta
de autenticidad, de emoción, también de rebeldía frente a ciertas decisiones o
curiosidad por un mundo adulto al que el protagonista comienza apenas a
asomarse.
La
infancia, la pérdida de la inocencia, la inevitabilidad del cambio, el choque
entre modernidad y tradición, la amistad, el miedo, la alegría..., son temas
presentes en una historia llena de ternura, de sencillez e ironía que no rehúye
pese a ello los aspectos dolorosos de la vida ─muerte y fatalidad también
presentes─ ni la hondura de ciertos sentimientos.
Evocadora,
ágil, transparente... Novela emblemática de un autor profundamente humanista en
su enfoque literario, apasionado por el mundo rural y una naturaleza que, en
esta como en otras novelas (Las ratas, Los santos inocentes...), más que
servirle de escenario actúa casi como otro personaje del relato.
En 1977 Josefina Molina llevó la novela a la televisión en una serie de cinco capítulos (disponible en RTVE Play) donde destacan las interpretaciones de Alicia Hermida y Amparo Baró, en una adaptación muy fiel a la historia original aunque de estética algo anticuada vista en la actualidad.
Hola Marta, Miguel Delibes nos sorprende en esta novela, El camino, al menos a mí me pareció de una profundidad que llegó a tocarme el alma. Muy buena reseña, un abrazo
ResponderEliminarUn escritor como no hay otro, efectivamente. Muchas gracias, Nuria.
EliminarComencé a leer a Delibes con esta novela y me gustó mucho con ese mundo que rodea a Daniel, el Mochuelo y cómo recrea ese mundo rural que estaba comenzando a desaparecer y en el que el nos muestra con esa mirada cariñosa y certera cómo el protagonista va creciendo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :-)
Hola, Miguel Ángel. A mí es un escritor que me encanta y vuelvo a él de vez en cuando. Escribe con una naturalidad y tiene una facilidad para recrear ese universo rural y el mundo de la infancia tremenda. Una novela maravillosa, llena de ternura, como dices. Un beso y muchísimas gracias.
EliminarHace mucho, desde 2006, que no leo a Delibes, pero en mi adolescencia y primera juventud fue un autor del que leí muchísimo. Hasta diecinueve libros suyos aparecen en mi lista de leídos. Ese «escribir como se es» hacía de sus novelas un ejemplo de que en la sencillez puede haber mucho estilo. Siempre pensé que merecía un Nobel.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, Rosa. Yo también creo que lo he leído prácticamente todo. Un autor impresionante, muy honesto y muy fiel a su escritura. A mí me gusta muchísimo y me da pena que vaya quedando un poco olvidado. Sí que hubiera merecido el Nobel, pero esas cosas dependen de tantos factores...
Eliminar