Yo
no sé si fue mi culpa. No soy supersticioso pero... no lo sé. Me empeño en
hablar de casualidad. Pensar otra cosa sería una locura, me digo luchando
contra un eco de mala conciencia atrapado en mi cabeza. Y sin embargo...
Lo
cierto es que yo pedí el deseo y luego, bueno, todo el mundo sabe lo que
ocurrió luego.
Fue un acto reflejo. Una perseida llenó de luz el firmamento, la súplica mil veces repetida escapó de mis labios y...
Ocurre
que nadie puede tocarme. Padezco desde niño un miedo irracional al contacto
humano del que ningún psiquiatra me ha sabido hasta ahora curar. «Afenfosfobia»,
llaman con cierta pretensión a mi trastorno. Algo aterrador, os lo aseguro.
Cada vez que alguien se aproxima con intención de saludar −una palmada en la
espalda, un apretón de manos−, antes incluso de llegar a rozarme, mi cuerpo
colapsa: las pulsaciones se disparan, el aire no alcanza los pulmones, un grito
mudo anuda mi garganta y, tras unos segundos de espanto, caigo al suelo
desmayado.
Por
eso aquella noche, como tantas otras, supliqué a la estrella lo imposible: todos siempre
a dos metros de distancia, lejos, bien lejos de mí, prohibidos los abrazos,
suprimidos los besos.
Y entonces...
¿Quién
iba a imaginar que esa vez daría resultado?
Tu personaje causo la Pandemia!!
ResponderEliminarTiene una fobio de las mas complicadas, creo le impide muchas cosas, casi que el contacto nos define como seres humanos.
Es triste tambien
Muy bien narrado
Pobres hombre, ¿verdad? Muchísimas gracias, Jose. Me alegra que te haya gustado.
Eliminar¡Hola, Marta! Bueno, bueno ¿quién nos iba a decir que en este reto aparecería el responsable del añp que hemos pasado? Un micro fantástico, en el que usas de forma genial esa fobia para enlazarla con la pandemia desde un punto de vista fantasioso, pero que a su vez nos muestra el sufrimiento de quien la padece.
ResponderEliminarDesde luego que hay que tener cuidado con lo que se desea, ja, ja, ja... Un abrazo!
¡Vaya! Tantas teorías de la conspiración y mira donde estaba el responsable. Me alegro muchísimo de que te haya gustado, David. Mil gracias.
EliminarUn relato delicioso, Marta. Triste y delicioso con tu clásico modo de contar. Dan ganas de proteger al chico (lo imagino joven), con lo difícil que es dar cariño sin poder abrazar.
ResponderEliminarDe algún modo lo hemos padecido todos con la prohibición/recomendación de no poder abrazarnos.
Un micro redondo.
Un beso, Isabel. Qué bonito lo que dices. Mil gracias.
Eliminar¡Qué bueno por Dios!
ResponderEliminarLo del distanciamiento social no lo vi venir hasta la última frase. Ha sido un final buenísimo. Como el resto del micro. Ahora el nombrecito de la fobia se las trae, es casi impronunciable, solo apto para tartamudos. Demasiada efe. Un diez, compañera.
Sí que es una fobia impronunciable, jeje. Contentísima porque te haya gustado, MJ. Mil gracias.
EliminarBuenisimo relato que al final nos sorprende al revelar al "causante" de estos casi dos años de miseria. Excelente!
ResponderEliminarHola, Ana. Muchas gracias. A veces hay que tener cuidado con los deseos...
EliminarHola, Marta. Una historia muy triste, no poder acercarse a nadie es tan desolador. Pero el personaje lo tiene asumido, su deseo no fue que se le pase la fobia, sino que nadie se le acerque. Un final totalmente sorpresivo. Me gustó mucho el estilo.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Mirna. Un beso.
EliminarPues esta fobia es realmente dura. Buen trabajo y relato.
ResponderEliminarMuchas gracias, RR.
EliminarGenial, Marta. Has creado a Don Pandemio con carácter retrospectivo je, je. Enhorabuena por tu creatividad y aporte a la "retofobia" ;)
ResponderEliminarBesos.
Me gusta eso de don Pandemio, jeje. Pobre hombre, la que lió... Un beso, Miguel. Me alegro muchísimo de que te haya gustado.
ResponderEliminarHola, Marta. Creo que conociendo la causa, se podrá poner remedio al problema que nos asuela. Propongo ir donde él y darle un abrazo y, de paso, un cachete por pedir esas cosas. Bonito y elegante relato. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Isan. Buena idea esa para revertir el hechizo... Me alegro mucho de que te haya gustado el micro. Mil gracias.
EliminarHola, Marta. No te preocupes por tu protagonista y que deje de pedirle cosas a las estrellas. Yo te le meto en un vagón de metro a la hora de comer. Allí con el contacto humano, por arriba, abajo y de costado, vomitará hasta la primera papilla, pero cuando salga curado. Saludos 🖐
ResponderEliminarPues sí, ese sería un tratamiento de shock muy apropiado. Muchas gracias, JM.
Eliminarjummm.. no se si lo que tu protagonista tiene es una fobia que le dé miedo o un poder de esos que dan miedo a los demás. Con tal y no se le antoje seguir pidiendo cosas mas peligrosas.. ja ja.
ResponderEliminarBuen relato y que bien contextualizado con estos tiempos de pandemia. Saludos
Nunca se sabe lo que resulta de un deseo... Muchas gracias, Octavio. Me alegra que te haya gustado.
EliminarAy Marta, qué buen relato. Ahora tienes que escribir el contra-relato para acabar con todo. Besos
ResponderEliminarSí, hay que romper el conjuro... Muchísimas gracias, Marisa. Muy contenta porque te haya gustado.
EliminarVaya, ahora conocemos por fin el origen de todo. No ha sido una conspiración, pero casi, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Casi, casi, sí... Muchas gracias, Josep.
EliminarEs fantástico, Marta. Qué forma de unir ficción y realidad. Ahora ya en el terreno de lo totalmente real, te diré que sin padecer Afenfosfobia, soy enemiga de besos y abrazos en cada encuentro y en cada despedida, sobre todo con gente a la que apenas conoces. En ese aspecto, la nueva situación me encanta. Otra cosa es el no dar besos a padres, hijos, hermanos... Creo que en España somos demasiado "generosos" con el contacto físico.
ResponderEliminarMagnífico relato. Un beso.
Hola, Rosa. Esas costumbres probablemente ya se irán perdiendo, sí que era un poquito excesivo, sí 😉 Me alegro mucho de que te haya gustado el micro. Un beso.
EliminarEsa historia ya me la sabía, Marta, yo y todos, lo que no intuíamos era el motivo real, jajaj, vaya que sí. Y mira que han habido conspiraciones, pero ninguna con tanta enjundia.
ResponderEliminarMuy bueno, Marta.
Un abrazo!
Mira donde estaba el responsable... Muchas gracias, Pepe.
EliminarUn micro genial, Marta. La perseida le concedió su deseo cumplido en esta pandemia...
ResponderEliminarAbrazos.
Hola, Marina. Muchísimas gracias. Muy contenta porque te haya gustado.
EliminarBuenas noches Marta. Fantástico el relato, muy bien lograda la relación entre la fobia y la pandemia. Yo tampoco lo vi venir mientras estaba leyendo y ha quedado genial, la verdad. Enhorabuena. Un saludo.
ResponderEliminarMil gracias, Pedro. Contentísima porque te haya gustado.
Eliminar¡Qué maravilla de relato, Marta! Me ha gustado mucho tu forma de describir una fobia tan tremenda como la que padece tu personaje. Espero, de veras, que en esa ocasión final el deseo llegue a hacerse realidad. ¡Felicidades por tu creación! Un saludo desde la Buhardilla de Tristán.
ResponderEliminarMuchas gracias, Javier. Cuánto me alegra que te haya gustado!
EliminarMarta, que buen relato y es que hay que tener cuidado con lo que se desea.
ResponderEliminarCon tu permiso me quedo leyendo por aquí.
Un saludo.
Hola, Ángel. Muchas gracias. Encantada de tenerte por aquí.
EliminarHola Marta, me encanta leerte, no importa el tema, solo por como se desliza la lectura, y te empapa de la historia que cuentas. La fobia del protagonista, terrible, y su desesperación pidiendo a las perseidas que le libren del contacto humano, aflige solo con atisbarlo en la imaginación. Saludos, un gran abrazo¡¡¡
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Mik. Qué bonito lo que dices!
EliminarTe felicito eres muy creativa, Marta! Un final sorprendente, genial micro entre la fantasía y realidad.
ResponderEliminarSaludo
Un beso, Yessy. Muchísimas gracias.
Eliminar¡Ajá! Al fin tenemos al culpable del maldito bicho. Y ya se sabe la que se dice: "Ten cuidado con lo que deseas que puede hacerse realidad".
ResponderEliminarMuy buena fobia, Marta. Un abrazo enorme (cibernético, por supuesto)
Ya ves, pobre hombre, la que lió... Muchas gracias, Bruno. Muy contenta porque te haya gustado.
EliminarBuenísima tu idea y el desarrollo que has hecho de la misma.
ResponderEliminarFelicidades.
Muchas gracias, Chema. Qué bien que te haya gustado!
Eliminar¡Vaya! este deseo concedido nos ha hecho la puñeta a la mayoría que si que nos gusta abrazar.
ResponderEliminarUn abrazo Marta. Me gustó.
Me alegro, Francisco. Muchas gracias.
EliminarCaray, por fin me he enterado del origen de esta pandemia. Desde luego "tu explicación" me convence más que algunas teorías expuestas por los medios de comunicación.
ResponderEliminarGenial final, y un relato escrito con exquisitez, algo que compruebo es habitual en ti.
Enhorabuena.
Mil gracias, Paloma. Generosísimo tu comentario. Me alegro un montón de que te haya gustado.
Eliminar¡Hola Marta!
ResponderEliminar¡Ay!, que peligroso es jugar con los deseos, sobre todo si se desean con verdadero fervor, como el que imagino sintió el protagonista para sentirse a salvo. Muy dura su existencia en este mundo de tanto contacto físico.
No se, pero la imagen me recordó al principito, y al leer el micro me lo iba imaginando en su soledad, pero el final derrumbó todo, me entro el pánico, pues tengo pandemiafobia, detesto hasta su insinuación, ja, ja.
Un micro genial. el abrazo lo omito para guardar distancia.
P.D. lo cierto es que para nada pienso en esa dichosa pandemia, para mi es como si no existiera.
Muy, muy peligrosos algunos deseos, sí, jeje. Muchísimas gracias, Harolina. Me alegro un montón de que te haya gustado.
EliminarGenial Marta, un micro estupendo en el que vas dejando caer poco a poco la fobia del protagonista, hasta sugerir de forma mas o menos explícita el resultado de su deseo, que enlaza con la triste realidad que hemos vivido durante este último año. Original, bien contado y con un final que nos saca una sonrisa. No se puede pedir más, me ha encantado. Un abrazo.
ResponderEliminarMil gracias, Jorge. Cuánto me alegra lo que dices!
EliminarUna fobia difícil de llevar, eso de no poder abrazar a nadie uff que pena.
ResponderEliminarLo cuentas muy bien y con ese final que nos hace recordar que todos sufrimos en estos momentos de esa falta de contacto .
Un abrazo
Puri
Un beso, Puri. Muchas gracias!
EliminarSi hubiese tenido fe, en plan credo sectario; la estrella hubiese caído y se hubiese librado de la frustración que supone la vuelta a la normalidad. Muy bien enlazado todo...Yo me iba al principio por el meteorito... y el final tuyo es "menos" utópico ;P. Tan real, que da miedo.
ResponderEliminarSí que da un poquito de miedo, sí... Muchas gracias, Riol.
EliminarHola Marta , un relato muy bueno .... Pero como dicen por ahí
ResponderEliminararriba hay que pensarse bien que se pide , ya que luego pasa estas cosas.
Un placer el pasar a leerte , te mando un cálido saludo de flor.
Muchas gracias, Flor. Un beso.
EliminarPreciosa historia con un carga de ternura por el protagonista al que quieres darle un abrazo, pero las circunstancias lo hacen imposible. Qué bien lo has resuelto con es final tan sorprendente. Te felicito, Marta. Siempre es un placer leerte.
ResponderEliminarMil gracias, M.Pilar. Un beso.
Eliminar¡Hola,Marta! Original desenlace al reto. ¿Imaginas? Horrible fobia la de tener que vivir alejado de todos, ni besos ni abrazos, nada de contacto. ¿Y de chiquitito? Pufffff, me pongo a pensar y me da a mi el desmayo. Me ha encantado pasarme por tu rinconcito literario y te agradezco la huella que dejaste en el mío.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias a ti, Jose, me alegro un montón de que te haya gustado el micro.
EliminarUn relato en el que consigues mantener la fobia oculta hasta el desenlace final. Me gusta cómo lo has narrado, atrapando la curiosidad del lector, con ese giro final en el que no solicita curarse, aceptando su derrota, sino el aislamiento total.
ResponderEliminarMe ha gustado el relato. Un abrazo.
Me alegro mucho, Carles, de que te haya gustado. Muchísimas gracias.
EliminarHola Marta, muy interesante. He escuchado algunas teorías de la conspiración y de todas las explicaciones esta fobia y los deseos de tu protagonista, me han aclarado muchas dudas. Disfruté mucho leyéndolo. Un abrazo 🐾
ResponderEliminarMe alegro, Rosa. Muchas gracias.
Eliminar¡Hola, Marta, que bien has utilizado esa fobia para traerla a la realidad presente. Además, encuentro una interesante reflexión; hay que tener cuidado con lo que se desea. A tu prota le fue bien, pues al final consiguió lo que quería.
ResponderEliminar¡Buenísimo!
Mucho cuidado hay que tener, sí... Mil gracias, Mila. Me alegra que te haya gustado.
Eliminar¡Muy bueno! Me ha parecido una idea genial el cómo has planteado la fobia y lo has conectado con la situación actual. Una idea brillante y sorprendente. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn saludo :)
Muchas gracias, M.A. Me alegro mucho.
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