Amanece. La cenicienta luz del alba quiebra poco a poco la negrura de la noche y una sombra de sonrisa rompe un instante la mueca de sus labios. La esperanza combate a muerte contra el miedo, una lágrima tirita en sus pestañas y un redoble de tambor resuena atronador entre su pecho. Debe ser valiente, lo sabe, pero está tan asustada...
Agarra
con fuerza la mano de su padre y pregunta de nuevo:
⸺¿Seguro
que llegaremos pronto, papá?
⸺Claro,
cariño −traga el hombre el desconsuelo anudado a su garganta y le guiña un ojo−
muy pronto, ya lo verás.
Una madre acuna con dulzura a su bebé. Las siluetas de diez hombres aterrados se recortan a la tenue luz de la mañana. El borde del bote de goma cabecea entre las olas y a punto está de zozobrar. Aún no hay tierra a la vista.
Qué aterrador, Marta y lo peor de todo es que es una situación muy real a la que se ven abocadas personas de carne y hueso. Luego son para nosotros nada más que cifras en los telediarios. Y somos incapaces de ponernos en su piel aunque solo sea por un instante. Con este relato lo has conseguido.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, Rosa. Una realidad terrible cada vez más invisible, me temo. Un beso y muchísimas gracias.
Eliminar¡Hola, Marta! Tremendo. Más que la situación que muestras, lo que de verdad me ha removido el alma es la "mentira" que el padre le dice a su hijo. A veces nos acostumbramos tanto a estos dramas que no nos paramos a ponernos realmente en lo que deben ser esas horas interminables en la negrura del mar. Excelente micro, Marta! Un abrazo!
ResponderEliminarAy! Muchísimas gracias, David! Cuánto me alegra que te haya gustado!
EliminarLa esperanza de una vida mejor revolotea entre lo dramático y la dulzura de los personajes del relato. Unos llegan, otros se quedan en el empeño y muchos lo seguirán intentando. Un micro esplendido, Marta.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Miguel. Sí que lo seguirán intentando, ojalá con mejor suerte...
EliminarUffff Marta!, a veces basta con que alguien nos ponga en la piel de los demás para alcanzar a atisbar el drama.
ResponderEliminarTe felicito, un desgarrador pero hermoso relato!
Una realidad muy triste, sí. Muchísimas gracias, Norte!
EliminarHola Marta, pues estan en una situacion desesperada, un cuento bastante triste, y que probablemente ha habido gente que ha tenido que desafortunadamente vivir esas experiencias de naufragos.
ResponderEliminarMe ha encantado
Me alegro mucho de que te haya gustado, Hugo. Muchísimas gracias!
EliminarHola Marta! Un relato que llega al alma. Voy a poner un link en un microrrelato que dediqué a los refugiados (se titula Una lágrima https://cajondeescritura.blogspot.com/2021/08/una-lagrima.html). Un abrazo, seguiré leyendo tus posts.
ResponderEliminarMil gracias, Cristina. También yo te sigo ya.
EliminarDios mío, aterrador! Fantástico relato, fantástico. Ay!
ResponderEliminarMuy triste, sí. Un beso, Maty.
EliminarWow, cuánta angustia, en medio de nada y de todo...
ResponderEliminarBonito relato, gracias. Abrazo
Muchas gracias a ti, Amaia. Me alegra que te haya gustado.
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