Alicia le contó su rabia de emigrante sin futuro. Alberto sus nostalgias de viejo solitario. Víctor confesó su miedo a los compañeros de colegio. Luisa a la ira de un hombre abandonado. Dorotea lloró sobre su hombro la traición de mil besos mentirosos. Ahmed maldijo la bravura de unas olas homicidas. Junto a Pedro descubrió el vértigo de los días sin empleo. Con Sonia paseó desilusiones por callejas sin salida. Teresa le asomó al dolor de la pobreza. Mateo habló de alcoholismo y soledades...
Y
a todos el cuentacuentos regalaba una sonrisa, escuchaba sus problemas con sosiego,
meditaba luego unos segundos en silencio y, al fin, fija la vista en su
auditorio, comenzaba: «Érase una vez...». Entonces, por la magia de su oficio,
los corazones rotos sanaban, las manos deshacían puños vergonzantes, los
náufragos ganaban a las olas la batalla, moría el acoso en las conciencias, besos
y caricias consolaban la soledad de los ancianos y todas las historias ganaban
su final feliz.
«Si
no es feliz, no es el final», repetía el muchacho a quien contuviera un
instante sus prisas para atender al relato. Una mirada amable asomaba enseguida
al rostro del oyente y un dulce sentimiento calentaba su pecho conforme el
cuento corría.
Pero
apenas la noche anunciaba su llegada, como en un truco de hechicero, el joven desaparecía.
En su escondite, al amparo de las sombras, desataba entonces el nudo de congoja
que lo ahogaba y su alma lloraba sin consuelo la pesada carga del sufrimiento
ajeno.
Relato publicado en el nº 11 (noviembre 2020) de la revista “El Tintero de Oro Magazine”.
Reto "Sueños de Robot" Tintero de Oro consistente en
escribir un micro inspirado en alguna de las propuestas ofrecidas por el
generador de argumentos Storynator.
Un
cuentacuentos hipersensible a las desgracias ajenas y la capitana del equipo de
baloncesto donde juega, emocionalmente inestable por sentirse culpable de la
muerte de su hermana, se comunicarán con personas que dicen vivir en su misma
dirección pero un experto en robótica se cruzará en sus caminos en una historia
con un comienzo desconcertante que habla sobre las drogas y el miedo a los
cambios.
qué bien podar contar tus cosas sin que te juzguen ni te den consejos de sabelotodo. el cuentacuentos me ha recordado un poco a momo, la niña de la novela de michael ende, que sabía escuchar a todos.
ResponderEliminarmuy bonito relato. abrazos!
Gracias, Chema! No había pensado en Momo pero es cierto que también ella tenía ese don de saber escuchar. Me alegro mucho de que te haya gustado el relato. Mil gracias.
EliminarUn relato recdondito y de gran sentimiento. Pobre cuentacuentos. Lo imagino haciendo terapia para aflojar cargas ajenas.
ResponderEliminarUn abrazo
Un beso, Mirna. Muchas gracias.
Eliminar¡Hola, Marta! Pues conseguiste crear un personaje maravilloso con ese cuentacuentos dedicado a paliar el daño ajeno, a levantar el ánimo de aquellos que se le acercan. Pero, por supuesto, todo tiene un precio y en este caso el cargar con todo ese dolor que escucha cada día. Por otro lado, te has convertido en la "cuentacuentos" del protagonista. Le has escuchado y contado un cuento para él. Estupendo micro!! Un abrazo
ResponderEliminarHola, David. Pues no he sabido incluir todos los elementos de la historia pero algo ha salido. Me alegro mucho de que te haya gustado. Un beso.
EliminarHola Marta, de nuevo estamos por aquí, en nuestro querido Tintero, compartiendo historias.
ResponderEliminarDesde luego que te gusta el riesgo, has metido en un micro a nueve personajes y con nombre propio. Me preguntaba como ibas a orquestar a tanta “gente” con pocas palabras, y desde luego que lo has conseguido, porque no los has puesto a actuar, sino a escuchar al cuentista, el alma de tu relato.
El título como apoyo al sentido que querías imprimir a la historia.
El relato tienes una tremenda carga sensorial y además estética. Escribes de maravilla, Marta.
Hola,Isabel. Me alegro un montón de que te haya gustado porque el reto se las traía (jeje) Un beso grande y muchísimas gracias.
EliminarUna galería de personajes muy bien expuesta al inicio y con un cuentacuentos entrañable. Y todo con un lenguaje lleno de poesía. ¡Qué maravilla!
ResponderEliminarUn abrazo.
Un beso, Paloma. Muchísimas gracias.
Eliminar¡Qué maravilla, amiga Marta, qué sensibilidad! Considero muy acertada la elección de ese único elemento del generador porque has sabido hacer crecer una historia a su alrededor con maestría, una bellísima historia que me ha dejado un nudo en la garganta del que me cuesta desprenderme, y eso va en tu haber. ¡Enhorabuena, compañera!
ResponderEliminarTe envío un fuerte abrazo, que estos siguen estando libres de contagios.
¡Qué bonito lo que dices, Patxi! Me alegra mucho que el cuento te haya emocionado y te haya gustado la historia. Un comentario generosísimo que me ha dejado sin palabras. Un beso grande y muchísimas gracias.
Eliminar¡Qué cuento tan bonito! Al igual que el payaso que ríe por fuera y llora por dentro, tu cuentacuentos quiere hacer feliz a sus oyentes a pesar de su propia desdicha.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo.
Me alegro mucho, Josep. Muchas gracias.
EliminarConseguido con creces, Marta. Tan solo has tenido en cuenta un personaje del argumento sugerido. Aunque ha habido más elementos como esos personajes con los que se comunica y cuyas vidas tienen tanta necesidad de que alguien les ponga un final feliz.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un beso.
Los argumentos del generador son muy surrealistas pero al final algo ha salido. Me alegro mucho de que te haya gustado, Rosa. Un beso.
EliminarMuy bien, Marta. Has dado una lección al robot generador de argumentos. Un cuento con la sensibilidad que lo has escrito solo la puede tener una persona. En definitiva, el arte de la escritura debe ser artesanal y tú en eso eres una verdadera orfebre de la escritura.
ResponderEliminarEnhorabuena, artista!
Vaya con el robot! Las sugerencias son tremendas... Mil gracias, Miguel. Precioso tu comentario.
EliminarQué final Marta!, me ha encantado como has resuelto la trama imposible que te han propuesto,... y es que el último párrafo es tan hermoso que le roba todo el protagonismo al resto del relato.
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchísimas gracias, Norte. Me alegro un montón de que te haya gustado. No he logrado incluir todos los elementos de la historia pero es que la propuesta sí que era un pelín imposible 😉
EliminarAsí deberían ser los cuentos, y casi todas las cosas, con un final feliz. Muy profundo tu relato, sobre todo por lo mucho que ahonda con solo 250 palabras.
ResponderEliminarTambién me encantó.
Un abrazo, Marta.
Muchas gracias, Pepe. Me alegro mucho.
EliminarMe ha encantado Marta, un personaje que es como esponja ante el sufrimiento y las historias penosas de los demás. Él mismo, también esta necesitado de alguien que le estreche en abrazo en su soledad elegida.
ResponderEliminarMuy emotivo.
Un abrazo.
Muchas gracias, Francisco. Qué bien que te haya gustado!
EliminarLo cierto es que el Storynator crea unos argumentos increíbles conjugando elementos y situaciones la mar de estrambóticas, como este que te apareció a ti, que requiere de un número superior de palabras para desarrollarlo a fondo, por ello es lógico que te hayas decidido a narrarnos una historia mucho más tierna y donde nuevos personajes sirvan como elementos indispensables para comprender el espíritu tan entrañable del protagonista, quien acaba robándonos el corazón.
ResponderEliminar¡Me ha encantado!
Un beso.
Un beso, Estrella. Cuánto me alegra que te haya gustado! Mil gracias.
Eliminar¡Wow¡¡Un relato buenísimo! Es fácil empatizar con el personaje de tu micro, no solo porque narras su historia perfectamente sino porque ésta cuenta con una profundidad muy bien llevada a lo largo del texto. Un trabajo genial. Al igual que Estrella, me ha encantado.
ResponderEliminar¡Cuánto me alegro! Muchísimas gracias, Ulises.
EliminarMe ha encantado un cuento tan sensible y tierno Marta, al final me ha caido alguna lágrima pues me ha dado mucha pena del cuentacuentos.
ResponderEliminarBesos.
Pues qué bien que te haya emocionado, Conchi. Me alegro mucho. Mil gracias.
EliminarHola,
ResponderEliminarAy que genial relato, me gusta como elaborastes la trama con todos esos elementos. ¡Enhorabuena!
Hola, Yessy. Muchas gracias!
EliminarPrecioso Marta! El lenguaje y la historia son de una gran sensibilidad. El cuentacuentos de tu micro es un personaje mágico que nos enternece a media que recorremos el texto.
ResponderEliminarReto superadísimo!
Un abrazo compañera
Muchísimas gracias, Araceli! Me alegro un montón de que te haya gustado.
EliminarBuen relato. Cargado de sensibilidad, transmite el dolor que carga este cuentacuentos, demiurgo hipersensible. Gracias; Marta
ResponderEliminarGracias a ti, Javier. Me alegro muchísimo de que te haya gustado.
EliminarHola, Marta. Me ha encantado. Has presentado un micro completo. Elegante en su forma y con un contenido lleno de sentimiento. El primer párrafo donde los personajes muestran sus pesares me ha parecido muy bueno y eso que dicen que un micro no debe tener más de dos o tres personas, pero en este caso eran historias rotas que forman un todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mil gracias, Isan! Cuánto me alegra que te haya gustado!
EliminarMil gracias, Isan! Cuánto me alegra que te haya gustado!
Eliminar¡Qué relato más bonito, Marta! El poder de las letras y la abnegación del que sufre por la felicidad del prójimo. Precioso, de verdad.
ResponderEliminarUn abrazo. El reto, desde luego, está más que conseguido.
!Hola Marta!
ResponderEliminarLa verdad es que me impactó leer tu micro, pues tiene mucho que decirnos de fondo, lo veo aleccionador, pues mayormente queremos encontrar quién nos escuche o nos libere de las cargas emocionales con su apoyo y consejos, pero pocas veces luego de la catarsis y de aliviados, reparamos en cómo queda esa persona que nos ayudó.
Yo tengo la particularidad de absorber las energías negativas de los que se me acercan muy cargados, y noto que se van aligerados, pero entonces me quedaba muy cargada yo, no era muy agradable esa sensación, y es algo natural que tampoco se evitar, así que tuve que aprender a manejar esas energías, me costó un tiempo, pero al menos ya las disipo sin alterar mi estado de ánimo.
Perdón por la confianza de contar esto en tu espacio Marta pero sirve para demostrar que tu micro es tan real como la vida misma.
¿O será que es contagiosa la catarsis y eres una cuentacuentos real? ja, ja, esto es para poner una nota jocosa.
Gracias Marta por la belleza de tu alma.
Nada que perdonar, Harolina. Al contrario, te agradezco muchísimo el comentario y que la historia te haya emocionado hasta el punto de sentirte tan identificada. Es cierto lo que dices, es muy gratificante servir de ayuda y cuesta poner límites ante ciertas cosas pero a veces resulta imprescindible... Un beso grande y muchísimas gracias.
EliminarQue bonito, Marta, me ha dejado de piedra.
ResponderEliminarY además es serio, muy serio, cosa difícil de conseguir con los preliminares que nos dan.
Te felicito.
Abrazos.
Pues muchísimas gracias, Paola. Cuánto me alegra lo que dices!
EliminarMe ha encantado tu aportación a El Tintero. Me ha recordado a la triste sonrisa del payaso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Chema. Me alegro mucho.
EliminarMaravillada, Marta. No sé decir más. Por ser redundante, me ha encantado.
ResponderEliminarHola, Juana. Muchísimas gracias! Me alegro un montón de que te haya gustado,
Eliminar