A ninguno de los dos nos gustaría sobrevivir al otro
Nacido en Viena en 1923, amigo y discípulo de Sartre y de Marcuse, André Gorz (pseudónimo de Gérard Horst) fue uno de los intelectuales más influyentes de la izquierda europea durante la segunda mitad del S.XX. De formación marxista iría alejándose con el tiempo de muchos de aquellos planteamientos para denunciar los errores y abusos del comunismo. Ello, pese a la huella con que marcó su pensamiento, le llevaría finalmente a enemistarse con Sartre. Mantuvo siempre, sin embargo, una postura muy crítica respecto al capitalismo industrial y llegó a ser uno de los principales teóricos de la ecología política.
En 1983 abandonó por completo su trabajo para dedicarse a cuidar de su
mujer, Dorine, aquejada de una rara enfermedad degenerativa.
"Carta a D." (Ático de los
Libros, 2019) es la preciosa declaración de amor que en 2006, tras casi sesenta
años de vida en común, Gorz escribe a su esposa, ya muy enferma, agradeciéndole
el tiempo y los sentimientos compartidos.
Acabas de cumplir
ochenta y dos años, has encogido seis centímetros, no pesas más de cuarenta y
cinco quilos y sigues siendo bella, así comienza un
relato cargado de sensibilidad y de ternura que es testimonio de un amor y
reflejo de un devoción tan grande y absoluta que hace inimaginable para el
autor la posibilidad de enfrentar una existencia sin su esposa, única patria
−la define él mismo en algún momento− de un hombre acostumbrado a la pérdida y empujado
desde niño al exilio.
En poco más de cien páginas Gorz recorre los recuerdos de toda una vida,
nos asoma a su intimidad más profunda, a su dolor, a su desconcierto pero
también a su ilusión y su alegría.
Texto sincero y muy conmovedor, bellísima carta de despedida entre cuyas líneas late el presagio de una decisión quizá ya tomada; de un plan que, de común acuerdo, llevarían a la práctica apenas un año después: el 24 de septiembre de 2007 la policía hallaría en su domicilio los cuerpos de André Gorz y su mujer, tendidos uno junto al otro, unidos en la muerte como lo estuvieron en la vida.
Una hermosa historia de amor Marta...
ResponderEliminarMuy conmovedora.
EliminarEl final de tu reseña -así como el de la historia narrada- es muy impactante. Pero si de una manera u otra, tuviéramos que teorizar sobre el amor verdadero no se me ocurre mejor ejemplo. En tiempos de turbulencias este libro me parece una recomendación perfecta.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta.
Es una historia preciosa. Sincera, sin impostura y muy conmovedora por las circunstancias en que fue escrita. Sí que es muy recomendable. A mí me ha encantado leerla. Mil gracias a ti, Miguel.
EliminarQué historia más hermosa. Creo que la sinceridad y la calidad de un amor no se pueden juzgar hasta que no termina y, desde luego, cuando termina de esta manera hay que reconocer que ambas cualidades son máximas.
ResponderEliminarUn beso.
Un beso, Rosa. Sí que es una historia bonita. Amor en estado puro.
Eliminar¡Hola, Marta! Jo, qué historia más conmovedora. Aunque es una decisión personal, soy de la opinión de no alargar la vida más allá de lo que significa vivir. En este sentido el autor decidió su partida, de la mejor y más maravillosa manera que tuvo en su mano. Reseña sentida a la altura de lo reseñado. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarGracias, David! Sí que es una historia preciosa. Muy recomendable si tienes oportunidad.
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