Ya nadie cree en los fantasmas y
así no hay manera de trabajar. Pese a todo, yo soy un profesional y lo sigo
intentando. Cada noche empleo mi mejor repertorio: apariciones espectrales,
rechinar de dientes, entrechocar de cadenas, espeluznantes chirridos... Pero,
ya digo, no hay manera. Nadie me toma en serio. Por eso, esta mañana, en un
último intento por recuperar la confianza perdida, decidí cambiar de táctica y,
oculto bajo la alfombra, esperé estratégicamente el momento oportuno para
materializarme lentamente de la nada. Y ¿qué dirán qué pasó?, ¿gritos?,
¿desmayos?, ¿escalofríos de terror, quizá? ¿No me dirán que no hubiera sido ésa
la reacción lógica de cualquier persona en su sano juicio? Pues ya ven que no.
A las pruebas me remito. En cuanto posé, tímidamente pero con toda la ilusión
del mundo, mi mano sobre la alfombra no sé qué extraña idea atravesó la mente
de esa horrible mujer que sin pensárselo dos veces desenfundó la aspiradora y
en un santiamén acabé desmembrado en el interior de aquel artefacto del
demonio. En fin, que todo me sale mal y ya no sé qué pensar. Estoy al borde del
ataque de nervios y tal vez no me viniera mal algo de ayuda psicológica para
superar tanto fracaso. Lo he pensado mucho, no crean, o mato al psicólogo de un
susto o sana mi ego maltrecho. Ambas opciones resolverían mi problema pero
ocurre que en este mundo de ultratumba nadie sabe guardar un secreto y me da
tanta vergüenza...
Ja, ja, ja... Si es que en los tiempos que vivimos hay demasiados, y terroríficos, seres de carne y hueso como para asustarnos con los pobres fantasmas. Un estupendo relato que se lee con una sonrisa, Marta. Enhorabuena por el reconocimiento. Un abrazo!
ResponderEliminarPues sí,la verdad. Ni eso les va a quedar ya a los pobres... Muchas gracias, David. Me alegro mucho de que te haya gustado y de haberte sacado una sonrisa.
EliminarMalos tiempos para la lírica... hay algo más lírico que un fantasma melancólico... enhorabuena Marta!!!
ResponderEliminarBssss!!
Pobre fantasmilla, verdad? Muchas gracias, Juancho.
EliminarMe ha dado penita ese fantasma que no consigue asustar, será que hay tanto "malo" que lo suyo son sustitos.
ResponderEliminarGenial el humor del micro, se lee con una sonrisa.
Besos
Muchas gracias, Conxita. Me alegro mucho de que te haya gustado.
Eliminar¡Muy bueno Marta! ¡Vaya imaginación! Desde luego, el pobre no tenía muchas alternativas, jeje. Un abrazo.
ResponderEliminarJeje, muchas gracias, Lola. Pobre fantasmita ¿verdad?
Eliminar¡Jajaja, Marta, cazafantasmas total! Esa aspiradora me recuerda tanto al artefacto aquel de la película... Enhorabuena, guapa :)
ResponderEliminarJeje. Muchas gracias, Eva.
EliminarUn relato delicioso, con un humor sutil, pero efectivo, rozando con calidad el absurdo. Realmente desborda simpatía y tiene situaciones impagables. Me gustó mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias, Néstor. Muy generoso tu comentario. Me alegro mucho de que te haya gustado.
EliminarMuy bueno, Marta. Me has hecho reír con ganas. La culpa de todo esto la tiene la televisión, lo que yo te diga ;).
ResponderEliminarJajaja, me alegro mucho de haberte hecho reír y de que te haya gustado. Muchas gracias, Jean.
EliminarUna alegoría narra su propia desgracia con un humor ácido en primera persona, muy acorde a las peripecias del personaje. Un microrrelato digno de ser premiado. Mis felicitaciones, Marta. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarAriel
Gracias, Ariel. Me alegro mucho de que te guste.
Eliminar¡Pobre fantasma, es verdad que así no se puede trabajar! jajajjaa. Parece que vivimos en un mundo de descreídos y ya ni el terror sabemos experimentar. A lo mejor somos nosotros los que debemos buscar ayuda psicológica, je, je.
ResponderEliminarMuy bueno, Marta, y enhorabuena por ese recopilatorio en el que aparece tu micro.
¡Un beso!
Muchas gracias, Julia. Me alegro muchísimo de que te haya gustado. Un beso.
EliminarCorren malos tiempos para todo lo que no sea tangible y material. lo espectral parece pasado de moda. Creo que los fantasmas también han de tener su corazoncito.
ResponderEliminarBesos.
Felicidades por tus logros.
Hay tantos terrores reales estos días... Muchas gracias, Francisco.
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