sábado, 6 de enero de 2018

Amarga traición


Desamparados e incrédulos todavía, incapaces de afrontar su nueva situación ni entender el motivo que eclipsó su magia y su poder, la causa por la que dejaron de ser centro de atención, de recibir alabanzas y miradas chispeantes para, roto el hechizo, hallarse ahora inmersos en tan inesperada y terrible oscuridad, se preguntan con espanto qué ocurrió, cómo fue que los abandonaron en ese infame e inhóspito lugar.
Y tan asustados y tristes están... Amontonados unos sobre otros, en busca de un consuelo que intuyen no llegará hasta mucho tiempo después: el día que alguien −sonrisa en los labios e ilusión en el alma− alcance de nuevo el altillo del armario donde hoy los abandonan a su suerte para, desde su fondo más oscuro, devolver entonces de nuevo a la vida el mágico cofre que del tiempo y el olvido resguarda el brillo y los colores, la inocencia y la ternura, de los más bellos y cautivadores días del invierno. 


6 comentarios:

  1. Oh pobrecitos, aún no les han explicado que el año que viene volverán a brillar.
    Un lindo cuento.
    Besos

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  2. Amarga tradición también, la de quitar adornos una vez pasadas las fiestas, Marta, pero lo bueno es que el año que viene hay más ;)

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  3. Has personalizado unos objetos para permitirles reflexionar sobre lo efímero de las celebraciones donde las risas, la ilusión y la maravilla cautiva a los inocentes.
    Muy bonito relato con su toque metafórico.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Francisco. Me alegro mucho de que te haya gustado.

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