Era extraño tenerle miedo y amarlo a la vez
Nacida en Australia bajo el nombre de Mary Annette Beauchamp, Elizabeth Von Armin (1866-1941), fue una autora muy reconocida en su momento. Su primera novela, "Elizabeth y su jardín alemán", alcanzó tal popularidad que la llevó a adoptar ese nombre como pseudónimo literario, uniéndolo al apellido de su esposo, el barón Von Armin.
Prima de la también escritora Katherine Mansfield, amiga de H.G. Wells y Bertrand Russell con cuyo hermano se casaría tras enviudar de Von Armim, las experiencias matrimoniales de Elizabeth no fueron afortunadas y es su propio desencanto el que plasma en sus novelas.
Quizá
por ese motivo, por el temor a quedar demasiado expuesta, "Vera" (Editorial
Trotalibros) fue publicada inicialmente en 1921 de forma anónima.
Clásico
del suspense psicológico y claro precedente de la "Rebecca" de Daphne
du Maurier con la que guarda similitudes evidentes respecto al punto de partida,
el argumento de esta novela aborda la relación entre la joven Lucy Entwhistle y
Everard Wemyss, un viudo veinte años mayor en quien ella se refugia tras perder
al padre. La sospechosa muerte de Vera, primera esposa de Wemyss, sobrevuela en
todo momento el romance y va ganando protagonismo conforme avanza la trama y se
revela el pasado y la intención de los personajes.
Sometida
por completo a las manías y caprichos de su enamorado, con quien acabará
casándose mucho antes de lo previsto, la autora presenta a Lucy como a una
mujer sumisa e indefensa, vulnerable, obsesionada siempre por satisfacer los
deseos de un esposo que en todo momento la trata como a una niña. Un hombre que
va revelándose poco a poco como un ser tiránico y egoísta, que no la ve como a
una igual y la considera apenas un
trofeo.
Temerosa
de ofender a un marido que la presiona al extremo, horrorizada por deber
habitar la mansión (The Willows) y los lugares de Vera a quien ahora ella
siente que suplanta (misma situación que adaptaría luego Du Maurier en
"Rebecca"), Lucy quedará atrapada en una relación asfixiante y muy
perturbadora, marcada por un sentimiento de humillación y de vergüenza que la llevará
a negar la evidencia, que le impedirá reclamar ayuda y la hará dudar de sus
propios sentimientos.
Inmersa
en ese matrimonio tóxico (tema muy novedoso para la época, aunque ya tratado
por Anne Brontë en la "Inquilina de Wildfell Hall"), Lucy se irá desdibujando
y anulando a sí misma por completo.
El tono amable e irónico, casi costumbrista, con que arranca la historia va así oscureciéndose capítulo tras capítulo (las pinceladas de humor salpican no obstante el relato de continuo y la agilidad de la narración atrapa de principio a fin) y el ritmo ganando en tensión e intensidad hasta llegar a un final arriesgado y muy valiente, demoledor y con una gran carga de crítica social.
Lo primero que me llamó la atención de este libro fue su preciosa portada. Todas las de Trotalibros lo son, pero esa mezcla de morado y amarillo es algo que me encanta desde siempre.
ResponderEliminarTu reseña, con esa comparación con Rebeca, me la hace más atractiva si cabe. Sobre todo porque parece que la historia del matrimonio es menos edulcorada que la de Du Maurier.
Ya la tengo apuntada, pero tu reseña me lleva a comprarla.
Un beso.
Hay que estar pendiente de esta editorial. Está rescatando cosas muy chulas y muy olvidadas. Seguro que también esta historia te gusta. Un beso, Rosa.
EliminarQué bueno hallar un precedente de Rebecca lo que nos llevaría al eterno debate de la inspiración en otras obras o de los simples paralelismos intelectuales. Por otro lado, ese final demoledor del que hablas me convence en algo esencial para cualquier obra literaria.
ResponderEliminarUn beso, Marta y gracias por traernos esta joyita para comenzar el año.
Llama muchísimo la atención la similitud de Rebecca con esta historia. El planteamiento es idéntico y, sin embargo, esta novela es muy poco conocida. A mí me ha encantado leerla. Una joyita, como dices. Un beso, Miguel y muchas gracias.
EliminarGracias Marta por tu impecable narración. En verdad lo digo, tu forma nítida de hacer una reseña invita y contagia.
ResponderEliminarUn gran abrazo!
Un beso, Maty. Me alegra mucho lo que dices porque realmente es lo que pretendo con estas reseñas, contagiar ilusión por la literatura.
Eliminar¡Hola, Marta! No he leído esta novela, pero me sonaba de cuando hace un tiempo preparé el homenaje a Rebeca en el blog. Una estupenda reseña que me sirve para profundizar en aquella información.
ResponderEliminarCuando has comentado las relaciones de la autora con HG Wells o Katherine Mansfield he pensado lo que cada vez tengo más claro conforme me informo de estos autores: en aquella época, los vínculos entre ellos eran muy estrechos, no sé si es que el círculo era más cerrado o bien los escritores formaban una especie de comuna conforme publicaban. Quizá hoy pase lo mismo, pero es algo que me llama la atención. Un abrazo!!
Sí, es cierto lo que dices, también a mí me ha llamado la atención en otras ocasiones lo relacionados que estaban todo este grupo de escritores, una comuna que se retroalimentaba internamente.
EliminarRespecto a la novela, es muy curioso ese paralelismo con Rebeca. Yo no lo conocía hasta ahora y me ha parecido muy sorprendente.
Un beso, David y muchas gracias.
Hola Marta, qué buena reseña sin duda. Dan ganas de leerla. Me sorprende el hecho de que sea anterior a Rebeca y que seguramente la inspiró. Queda anotada en mis lecturas por hacer. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Ana. Me alegra mucho que te haya gustado la reseña. Un beso.
EliminarQué buena reseña, Marta. No conocía ni a la autora ni, por supuesto, su obra. Pero que sea una obra anterior a Rebeca y con esa similitud en cuanto a la historia y los personajes, me ha sorprendido un montón. No conocía que Rebeca tuviera precedentes en otros autores.
ResponderEliminarUn abrazo!
Es muy llamativa esa similitud, sí porque el planteamiento es prácticamente idéntico. Esta novela es menos conocida pero vale mucho la pena si tienes ocasión. Un beso, M. Pilar y muchas gracias.
EliminarExacto, justo lo que dices en tu párrafo final, esa es la magia de Elizabeth von Arnim que era capaz de mostrarnos la realidad opresiva de las mujeres de su época y de su sociedad bajo la apariencia de una narración y una prosa repletas de sentido del humor. Pasa igual que con "Un abril encantado", que tiene ese tono ligero y encantador, pero nos está hablando del destino opresivo de las mujeres atrapadas en matrimonios infelices, atrapadas por la religión, atrapadas por la sociedad, atrapadas por la falta de recursos económicos y formación. Magistral, sin duda. Besos.
ResponderEliminarUna historia aparentemente ligera que no lo es en absoluto. Un beso, Mónica. Gracias por pasar.
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