Hablaba poco, nunca se reía y a menudo rezaba a Dios
Localidad natal de León Tolstói, Yàsnaia Poliana da también nombre a la escuela y la revista que él mismo fundó para exponer las experiencias y conocimientos pedagógicos adquiridos durante sus viajes por Europa. Tolstói siempre consideró la educación un asunto esencial para el buen funcionamiento de una sociedad −la de los zares− con unos índices de pobreza y analfabetismo desoladores. Empeñado en revertir la situación y poner de manifiesto la importancia de implantar métodos de enseñanza adaptados a la situación y necesidades de los alumnos, creó una escuela con una metodología distinta y muy innovadora para la época.
Así,
entre los años 1871 y 1875 redactó seis volúmenes de cuentos destinados a
enseñar a leer y escribir a sus alumnos. La editorial "Reino de Cordelia"
recopila ahora una selección de los mejores en una edición que incluye también
"El prisionero del Cáucaso", cuento largo que el autor pulió durante
años hasta convertir en una pequeña joya de la literatura.
Con
un estilo muy sencillo y múltiples referencias a la vegetación y fauna
autóctona, relatan estos cuentos la cotidianeidad, las costumbres y tradiciones
del pueblo ruso, el modo de vida en las
aldeas, la dureza del trabajo, los días de caza...
Son
historias que enfrentan al lector a las consecuencias del mal, que lo conmueven
por su humanidad, que hablan de honor, de valores y desbordan amor por la
cultura rusa. Pequeñas estampas repletas de sensibilidad, de belleza y de una
gran carga poética que en ningún momento desluce la evidente finalidad
aleccionadora que atraviesa muchas de ellas.
Destacar
finalmente respecto a "El prisionero del Cáucaso" la genialidad del
autor en la descripción de situaciones y personajes, el realismo que recorre la
trama y la intensidad que el carácter y la peripecia de los protagonistas −dos
soldados rusos apresados por los tártaros que tratarán de huir de su destino−
consigue dar a la obra con apenas unas pinceladas.
Hace mucho que no visito a Tolstoi y aunque no me atraen los relatos, de él he leído algún libro hace muchos años y es magnífico.
ResponderEliminarTomo nota de estos relatos de ese lugar con un nombre tan bello.
Una reseña que engancha al libro.
Un beso.
A mí los libros de relatos me gustan para leer a ratitos y combinarlos con otra cosa pero Tolstói son palabras mayores 😉 Un beso, Rosa y muchas gracias.
EliminarEstupenda oportunidad para aprender un poco más de la cultura rusa que a veces nos queda tan alejada estando relativamente tan cerca. En comparación a Estados Unidos por ejemplo. Tú reseña como siempre sutil, elaborada y elegante.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Marta.
Es cierto, nos queda muy lejos y es una pena que estas historias sean tan desconocidas. A mí Tolstói me gusta mucho y lo rescato de vez en cuando 😉 Un beso, Miguel y muchas gracias.
EliminarResulta sumamente interesante saber que Tolstói escribió esta serie de cuentos con una finalidad tan didáctica. Y seguro que, tal como indicas, son unos cuentos deliciosamente escritos. Tomo nota.
ResponderEliminarUn abrazo.
Su labor como pedagogo fue muy importante y estos cuentos muestran esa parte. Muchas gracias, Josep.
EliminarNo conocía esta faceta educativa de Tolstoi y me sorprende,... ni me atrevo a pensar como sería la vida de aquellos campesinos. Me ha gustado tu recomendación Marta!
ResponderEliminarMuchas gracias, Norte. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUf, una recomendación para tener muy en cuenta. Si te digo la verdad, me ha aproximado al autor poco y con mucha cautela. Me impone una barbaridad. Miraré este libro en la biblio, a ver si lo encuentro. Besos
ResponderEliminarUn beso, Marisa. A ver si te gusta.
EliminarParecen muy interesantes Marta, tomo nota. Gracias. Felices vacaciones y nos visitamos en septiembre.
ResponderEliminarAbrazos.
Feliz verano, Conchi. Un beso.
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