Su único problema es que son demasiado ricos. Por eso están tan inquietos.
Contemporánea
de Virginia Woolf, discípula de Henry James, amiga de Scott Fitzgerald, Jean
Cocteau, Hemingway..., Edith Wharton (Nueva York, 1862 - Saint Brice Sous
Forêt, 1937) fue la primera mujer en obtener el premio Pulitzer de novela
("La edad de la inocencia"), ser nombrada doctora honoris causa por
la Universidad de Yale y reconocida con
la medalla de oro del Instituto Nacional de las Artes y las Letras de Estados
Unidos.
Muy
respetada en su momento, cultivó con éxito todos los géneros destacando siempre
su estilo por una aguda crítica social, frecuentemente disfrazada de ironía,
hacia esa clase alta americana de finales del S. XIX de la que ella misma formaba
parte y cuyos prejuicios tan bien conocía.
"Los
niños", publicado por primera vez en 1928 y recuperado ahora por
"Alba Editorial", es uno de los últimos relatos de la autora donde más
allá de esa dosis de crítica social habitual en ella, cabe destacar la gran
modernidad con que perfila el comportamiento de muchos de sus personajes.
Ambientada
en los años veinte del pasado siglo, la trama se centra en la relación que, en
el barco donde viaja hacia Europa, un ingeniero americano entabla con un
curioso grupo de niños. Decido a poner fin a su vida nómada y compartir la
madurez con la mujer de quien se enamoró en su juventud, Martin Boyne embarca
en Argel rumbo a Venecia. En esa travesía coincide con los hijos de unos viejos
amigos fruto de sucesivos matrimonios y divorcios, un grupo de siete niños
encabezado por una adolescente de apenas dieciséis años: Judith, la hermana
mayor. Empeñada a toda costa en impedir la dispersión de hermanos y
hermanastros, una separación que el comportamiento de los progenitores parece hacer
en ese momento inevitable, Judith trata de conjurar la amenaza buscando un hogar cálido y estable para todos
ellos.
Atónito
frente a la desatención e indiferencia de los padres, cautivado por la
arrolladora personalidad de la muchacha, Boyne se unirá de inmediato al plan.
Esa
lucha por mantener unidos a los pequeños y salvarlos del capricho de los adultos,
constituye el eje central de un relato donde, sin rastro de sentimentalismo, de
un modo ágil y muy sutil, nos enfrenta la autora a la soledad y al errático
vagabundeo por el mundo (siempre de hotel en hotel, de balneario en balneario, de
crucero en crucero...) de los niños y sus institutrices, a la indolencia y
superficialidad con que se comportan quienes más debieran protegerlos, a la
inutilidad del lujo, el exceso y la sofisticación a los que absurda y
egoístamente han anclado sus vidas.
Historia
transparente y cargada de buenos sentimientos en torno al amor, la compasión,
el desamparo o la soledad, que cautiva de principio a fin.
Reseña
publicada en el nº 4 (abril 2020) de la revista "Valencia Escribe".
Me encantan las críticas sociales y más si van contra la élite y sus usos y "buenas" costumbres. En este caso parece una aventura muy atactiva, un plan gestionado a bordo de un barco. Muy interesante y original. No conocía la obra ni a su autora, así que tomo buena nota.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es una autora muy interesante. Muchas gracias, Josep :)
EliminarAunque situada en un contexto temporal específico, tengo la impresión que esta novela premiada con el Pulitzer puede ser en cierta manera atemporal, y de narrativa universal. Supongo que la búsqueda de un hogar ya sea real o metafórico es algo que siempre ha marcado la vida de niños y adultos. Estupenda reseña Marta, tienes una gran facilidad para mecer las palabras, y darle al conjunto del texto una naturalidad muy meritoria. Saludos, y buen fin de semana.
ResponderEliminarHola, Miguel. Qué bonito lo que dices! Me alegro muchísimo de que te haya gustado. Mil gracias.
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