Tenía
el gesto grave, la piel mate, muy seca, surcada por arrugas profundas como
tajos de cuchillo, los párpados hinchados a causa del hambre, del frío y la
falta de sueño. Apenas dormía, comía poco, mal, siempre a destiempo. Arrastraba
su mirada una resignación honda y antigua, un cansancio de siglos, su corazón
una dureza nacida de la mezquindad de los tiempos, de la costumbre de la
miseria, de la más absoluta pobreza. Jamás nadie la vio llorar ni de sus labios
escapó una queja. Seis criaturas colgaban siempre de sus faldas. Seis criaturas
a las que alimentaba, vestía, cuidaba si enfermaban... Seis criaturas a las que
nunca apretó fuerte contra el pecho ni sentó jamás a sus rodillas, con las que nunca
bromeó al calor de la lumbre mientras pelaba judías o patatas ni enseñó a coser
coloridos muñecos con retales y trapos, a las que nunca en noches de llanto
consoló al dulce ritmo de una nana. Seis criaturas a las que jamás golpeó y de
ningún modo maltrató pero a las que tampoco
nunca abrazó y pocas, muy pocas veces, besó. Se llamaba Juana. Así la recuerdo.
Mi madre. Y aquellos −ácidos, doloridos, amargos− otros tiempos.
Este relato resultó mencionado en el certamen julio-agosto 2018 de "Esta Noche Te Cuento".
http://estanochetecuento.com/otros-tiempos-marta-navarro/
http://estanochetecuento.com/los-resultados-de-las-sabanas-de-garcia-rodero/
Imagen: Cristina García Rodero.
Desolador, por lo duro, la ausencia de crítica, la comprensión y lo bien que está escrito.
ResponderEliminarMil gracias, Humberto. Generosísimo tu comentario. Me alegro mucho de que te haya gustado.
EliminarOtros tiempos. Siempre me llamó la atención que la gente de "antes", (conocí unas cuántas personas así, como la madre que retratas), sobre todo los que sufrieron de carencias esenciales, no era cariñosos con los niños, menos aún con los animales, seguramente porque nunca recibieron caricias.
ResponderEliminarEs muy triste Marta.
Tiempos tan duros que no había espacio para la ternura. Muchas gracias, Isabel.
EliminarMagnífica, y a la vez dolorosa semblanza de tiempos que se fueron. Excelente texto Marta. Asombra y conmueve.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Néstor. ¡Cuánto me alegro de que te haya gustado!
EliminarMe gusta porque transmite mucho. Me he sentido identificado, no con mi madre sino con mi abuela y las cosas que contaba mi padre.
ResponderEliminarTe felicito. Gracias.
Muchísimas gracias! Es muy bonito lo que me dices.
ResponderEliminarDuro, triste, real y fantásticamente escrito. Te mereces la mención y más...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Un beso grande, Ana. Muchísimas gracias.
Eliminar