Había comenzado a nevar. Los copos caían con dulzura, algodonosos, hipnóticos. Un manto blanco cubría poco a poco la ciudad, las copas de los árboles se teñían de escarcha y una repentina gelidez helaba el mundo. Los transeúntes elevaban con asombro los ojos al cielo, estupefactos ante el espectáculo que ofrecían las nubes. ¿Qué era aquello? La nieve y el frío del invierno no era más que un mito legendario, una fantasía, un fenómeno atrapado en viejos libros de historia. Algo que nadie había experimentado jamás en esa era de calentamiento abrasador. Y sin embargo... La quimera se hacía ahora realidad y lo imposible sucedía. Huellas de pasos marcadas en el suelo, hielo derretido al contacto de unos dedos, palmas extendidas en el aire para rozar su suavidad. El tiempo discurría lento, todo era efímero y bello como un sueño del que nadie quería despertar. Un hecho sin explicación ni precedentes. Cosa de magia. ¿Regresaría a sus vidas el invierno?, ¿se trataba de eso?, ¿volverían las estaciones a sucederse ─precisas, diferentes, serenas─ como en aquellos tiempos antiguos que ya nadie recordaba?, ¿lograría la Naturaleza resurgir de sus cenizas? Un atisbo de esperanza titilaba en las miradas iluminando la sonrisa de unos hombres que ansiaban el milagro. Tenían el prodigio al alcance de sus manos, pero... ¡era tan frágil su voluntad!
Mucho me temo que el prodigio ya no esté al alcance de las manos humanas, pero aunque lo estuviera, de hecho mientras lo estuvo, la voluntad, como dices es muy frágil y siempre se confía en que un milagro nos libre de las consecuencias de nuestros actos, pero no hay más milagro que el que nosotros seamos capaces de hacer.
ResponderEliminarPrecioso relato.
Un beso.
Un beso, Rosa. Muchas gracias. De acuerdo con todo lo que dices.
EliminarQue nieve como quimera me parece muy intresante. No sabemos si podremos ver nevar en unas décadas, seguramente sí, pero de momento el polo norte se está deshaciendo, se está deshelando..
ResponderEliminarUn buen texto. Un abrazo
Poquito a poco estamos destruyendo la Naturaleza... Me alegra que te haya gustado el micro, Albada. Muchas gracias,
EliminarHola, Marta.
ResponderEliminarQué preciosa imagen nos regalas, con crítica, expectativa y resurgimiento.
Ya no existen las estaciones, recuerdo en setiembre cuando te ponías la chaqueta por la mañana. O en diciembre que te helabas de frío, y ahora no recuerdo la última vez que usé bufanda, ya no digo guantes.
Un beso, y feliz fin de semana.
Un beso, Irene. Muchas gracias. Es cierto lo que dices, en poco tiempo los cambios están siendo tremendos.
EliminarHola Marta, madre mía, ¿será ese el futuro que nos espera? ¿Sin ver nevar? Ufff, no lo quiero ni pensar, la verdad. Muy bien narrado y con muchas bellas imágenes. Triste realidad.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Hola, Merche. Pues ojalá reaccionemos y no sea ese el futuro, ¿verdad? Me alegra que te haya gustado. Muchas gracias.
EliminarYo creo que sí. De momento son solo terremotos, algún que otro tsunami, un volcán que entra en erupción... Pero creo que el día menos pensado, la Naturaleza nos va a dar el gran correctivo mundial que tanto merecemos.
ResponderEliminarClaro, ya no está dando avisos...
EliminarTodo indica que llegará el día en que las nieves sean un fenómeno tan raro como pueda ser la aparición de un OVNI. Has reflejado con mucho arte y sentimiento como el planeta se va a pique.
ResponderEliminarBesos, Marta.
¡Ay! Esperemos que no suceda pero como no reaccionemos pronto... Un beso, Miguel, y muchas gracias.
EliminarMuy bueno Marta, esperemos que no sea eso lo que nos depara. A mí no me ha dado tiempo está semana de participar en viernes creativo. Un abrazo
ResponderEliminarHola, Nuria. Yo también hacía mucho que no participaba pero, mira, con esta imagen algo ha salido. Un beso y muchas gracias.
Eliminar¡Hola, Marta! Un relato que muestra que, al final, el ser humano es algo mucho más frágil de lo que nos pensamos. Vivimos porque la Naturaleza nos permite vivir y lamentablemente creo que poco podemos hacer si un día decide que ya no le interesamos. Aunque siempre podemos maravillarnos con ella y disfrutar de esa nieve, cuando llegue. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, David. Pues sí, lo único que podemos hacer es no maltratarla tanto como últimamente hacemos y confiar en que seamos capaces de revertir el daño. Veremos...
EliminarHola, Marta.
ResponderEliminarHay muchas señales inquietantes de que este relato sea así en el futuro. Ojalá hagamos algo más entre todos y no ocurra en las próximas décadas.
Un fuerte abrazo :-)
Ojalá reaccionemos, efectivamente. Muchas gracias, Miguel Ángel.
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