«Espejito,
espejito...», se burló de sí misma frente a su reflejo. Observó un instante su
imagen con sarcasmo, ajustó la peluca que disfrazaba de platino su cabello y retocó
el maquillaje desteñido en sus facciones. Al otro lado del cristal, unos ojos
duros y apagados, enfermos de sufrimiento y de vergüenza, la juzgaban inmisericordes.
Tropezó con la mueca que tensaba sus labios, examinó sin piedad los surcos que
recorrían su rostro, las ruinas de una juventud y una belleza enterradas vivas en
decenas de sórdidos moteles, en bruscos despertares de sueños agitados, en secretos
desengaños de mil esperanzas calladas..., y un pellizco de tristeza la removió
por dentro.
Apartó
al fin con un suspiro la mirada del espejo, tomó los billetes que, aún a medio
vestir, el desconocido de turno le tendía y salió a la calle.
⸺¿Paloma?
−la reconoció de pronto una voz entre las sombras.
⸺Lo
siento, se equivoca −respondió la mujer con aspereza, hurtándole a la noche y
sus fantasmas el semblante.
El
ruido sordo de sus pasos ahogó su llanto y su lamento. El latido herido de un
corazón que en lágrimas de amargura se rompía al sorprender los ecos de su belleza
perdida.
http://estanochetecuento.com/mujer-en-el-espejo/
Hola, Marta. Un texto muy duro que se aprecia especialmente cuando escribes: "las ruinas de una juventud y una belleza enterradas vivas en decenas de sórdidos moteles". Hay vidas duras, otras durísimas y después nos hallamos ante estás dramáticas situaciones que aún empeoran cuando las pieles ya no son juveniles y tersas como parece ser el caso de la protagonista. Mujer en el espejo es un título perfecto para este estupendo texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Miguel. Muchísimas gracias! Sí que es un texto muy duro pero lo peor es que refleja una realidad que a veces no queremos ver... Me alegro un montón de que te haya gustado. Un beso grande.
ResponderEliminarApreciada Marta, describes la sórdida vida de una mujer casquivana, que ve pasando los años en declive. Muy logrado, de veras.
ResponderEliminarGracias, Lola. Me alegra que te haya gustado.
EliminarNo siempre el antes y el después son reconciliables.
ResponderEliminarMe ha gusado mucho este microrelato reflexivo.
Un abrazo.
Un micro triste, sí. Muchas gracias, Josep.
EliminarTriste, pero precioso micro. Tiene que ser muy duro descubrir (reconocer, más bien) que tu vida se ha desperdiciado de una forma por la que sientes vergüenza. Cualquier forma de vivir es válida mientras dejes vivir y te sientas satisfecha, pero avergonzarte de tu vida o sentir que se ha desperdiciado... Terrible.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Rosa. Un relato muy duro, sí ha salido esta vez... Me alegro mucho de que te haya gustado. Un beso.
EliminarQué quieres que te diga,... la juventud es efímera, un paso fugaz por la vida en la acabamos con la amarga sensación de no haberla aprovechado...
ResponderEliminarMe ha encantado!
Mil gracias, Norte. Un beso.
EliminarUn micro especular en el que asistimos a ese momento horrible en el que "vemos" lo que somos y lo comparamos con lo que pudimos ser. No hay mayor desamparo que negarnos a nosotros mismos. En este sentido ese final es tremendo, cuando niega su propia identidad a quien la reconoce. Un micro redondo y que hasta podría ser un punto de partida de una historia más larga. Imagínate que quien la reconoce insiste en el encuentro y ella termina quedando con él a un café. Jo, creo que tienes muchos hilos de los que tirar con este micro. Un abrazo, Marta!!
ResponderEliminarHola, David! Pues me gusta mucho lo que dices, igual sí que da para una historia más larga...Muchísimas gracias! Me alegro un montón de que te haya gustado 😉
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