Nadie
supo nunca qué ocurrió. Un viento gélido y devastador se extendía de repente por
el mundo. A su paso: oscuridad, vacío, silencio... también miedo. Calcinaba sin
clemencia el sol la tierra, todo era gris y para tanta derrota no hallaban las
almas consuelo.
«Escuchamos
a lo lejos un disparo», contarían los testigos tiempo después, «¿quién iba a imaginar...?».
Entre
ruinas de muerte y desolación parecía de pronto haberse el tiempo detenido en un
instante feroz, agónico, eterno. Lloraban su espanto a gritos la magia y la
poesía. Un corazón roto, sin fe y sin esperanza, al cielo clamaba su plegaria. Todo
lo inundaban fatalismo y abandono.
Ningún
rastro quedaba ya de la vida y la belleza de otro tiempo. Cenizas, vegetación
muerta, columnas de fuego, destrucción e indiferencia. Tierra yerma, heridas que
supuran, que sangran y no cicatrizan. Que jamás lo harán.
Alevoso
crimen o fatal accidente poco importa. Irreparable resultó el disparo. Trágica
fue la consecuencia. A los pies del cazador yacía muerta una paloma: muy blanca
y muy pequeña, inocente, frágil, casi inmaculada.
http://estanochetecuento.com/tiro-al-blanco-marta-navarro/
A veces, las muertes más anónimas pueden ser las definitivas. Cada día es posible que muera el último ejemplar de alguna especie desconocida, la última ilusión de algún ser desvalido, la última esperanza de poner este tinglado en el buen camino. Y puede que nadie se dé cuenta.
ResponderEliminarMuy bueno, Marta.
Un beso.
Así es... Muchas gracias, Rosa. Me alegro mucho de que te haya gustado.
EliminarUn relato apocalíptico que encierra, de forma simbólica, un hecho real: el exterminio de la vida y del amor en nuestro planeta. Pero quizá antes que abatir a una blanca paloma, signo de la inocencia y la pureza, algo mucho más prosaico pero más cercano, como el exterminio de las abejas, acabará con todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Josep. Sí que es un relato muy metafórico en torno a la paloma de la paz. Me alegro mucho de que te haya gustado.
EliminarQué bueno Marta, un relato post-apocalíptico con fuerte mensaje final y de una sonoridad muy bella en las palabras utilizadas. Me has sorprendido y cautivado haciendo belleza de lo amargo. Un abrazo.
ResponderEliminarSí? Qué bien! Me encanta lo que dices. Mil gracias, Miguel.
EliminarA veces aquello que nos parece más prescindible e insignificante en nuestra vida puede resultar crucial. Y dando un paso más allá, quién iba a imaginar que una pequeña paloma blanca fuera tan necesaria para conservar todo lo bueno que hay en el mundo. Me parece que has construido una metáfora genial, Marta, con tu habitual buen gusto y sutileza para las letras. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarUn beso.
Ay, Julia! Qué bonito lo que me dices! Mil gracias.
EliminarUn relato muy emotivo, Marta! Tanto que embellece lo inevitable. Felicidades, Marta!
ResponderEliminarMuchísimas gracias! Cuánto me alegro de que te haya gustado!
EliminarTrágica historia expresada de forma alégorica a través de ese simbolismo de la paloma de la paz.
ResponderEliminarSuerte con la convocatoria de "Esta Noche Te cuento".
Un beso.
Muchas gracias, Estrella. Un beso.
EliminarUna belleza la prosa Marta. Ligera, tenue y delicada. La metáfora del final nos alcanza a todos. Me gustó mucho.
ResponderEliminarHola, Néstor. Muchísimas gracias! Qué bonito lo que dices!
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