Es como sale mejor cualquier plan: una pizca de improvisación, un impulso
incontrolable, aprovechar el momento, no pensar... Cuando al fin lo comprendí
desapareció el miedo, abandoné mi eterna indecisión y marché lejos. Viajé,
conocí otros lugares, olvidé monotonías. Con la distancia recuperé la ilusión y
la alegría. Fui feliz. O eso quise creer a pesar de todas las noches en que mis
sueños, obstinados, se empeñaron en contradecirme reviviendo en mi alma y en mi
piel la humillación y los golpes que tantas lágrimas me hicieron derramar y que
me obligaron un día a emprender esta huida sin retorno ni final.
Microrrelato para el concurso "Relatos en Cadena" del programa La
Ventana de la Cadena Ser.
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