Si puedes recordarme, siempre estaré contigo
Como
cada año, con la festividad de Todos los Santos ─o Día de los Muertos como acá
en México la llaman─ con puntualidad exquisita regresa noviembre y la
melancolía y oscuridad del otoño, por unas horas, de color y magia, con su
algarabía enmascara. De luces y velas, de ofrendas y música, de aromáticos y
florales altares, se visten las calles y todo lo invade de pronto el esplendor,
la fantasía, el brillo, cierto alegre y fantasmagórico desconcierto: un expectante
ambiente de mascarada.
No es esta aquí una época triste, no, al contrario. Vence siempre en estos días la ilusión a la tristeza, a la desolación derrota sin piedad la esperanza, al reencuentro con los vivos prestos acuden los muertos y entre tequilas, tamales, pulques, pipianes y otras mil culinarias delicias ─pan de muerto, tamarindos, tétricas y dulcísimas calaveras...─ solo para ocasión tan especial con amor infinito preparadas, el largo regreso a casa, todos juntos al fin, en torno a la mesa festejan.
Momentos
bellos y felices, sí, embrujadores y hechiceros. Y pese a ello ¡cuán próximas
en el corazón de hombres, ánimas o fantasmas, alegría y tristeza se hallan!
Mezclado,
por completo confundido, entre la multitud que esta noche ríe, sueña y danza,
me siento yo de pronto tan solo, tan pequeño, tan perdido...
Una fragilidad repentina, una avasalladora
melancolía de improviso invade mi alma, adivino bajo mis pies el abismo y solo
entonces comprendo el error que al acudir a esta cita ─a la que, cierto es, por
nadie fui convocado─ cometí. Mas no siempre a la razón obedece el corazón y tanto
me devoraba la impaciencia, tanto yo desesperaba por verla, tanto anhelaba
sentir de nuevo la caricia de su voz, que incapaz fui de resistir la tentación.
Solo mía fue la culpa.
«Siempre
estaré contigo», se lo dije tantas veces... ¿Acaso no me creyó? ¿cómo fue que
me olvidó?
Un frío de hielo atraviesa mi corazón, un vacío hondo y oscuro en torno a mí se
extiende e incontenible, una lágrima furtiva, muy amarga, por mi rostro
resbala. Si ya nadie en el mundo me
recuerda, si una noche como esta no hay quien mi nombre ─triste espectro enamorado─
invoque con dulzura y de mí no queda huella, pronto mi espíritu en la insondable
bruma de la inexistencia, sin remedio, se diluirá; en la etérea dimensión de
los sueños, desvanecida para siempre, mi ánima dormirá.
Con
la fe con que uno espera los milagros así yo espero una sonrisa, una mirada,
una intuición, un presentimiento, una nostalgia, una caricia...
Indiferentes a mi suerte, la luz de otros ojos
un mal día los suyos absorbieron y ahora, sin verlos, sin presentir el dolorido
latir de este pobre corazón atormentado, los míos traspasan. Es en este
instante ─vacilante, vencido e invisible vagabundo, perdido entre la alegre muchedumbre
que de la muerte hoy no se espanta y en su amoroso recuerdo devuelve la vida a
tantos y tantos fantasmas─ que con horror comprendo que a esta Tierra sin
belleza nunca más regresaré.
Implacable,
la noche avanza hacia el alba. Gastado y triste, abandonado en un mundo inmenso
y oscuro, mi tiempo se acaba. Trágico y aciago siempre mi destino.
Vacío. Ausencia y olvido. Solo eso queda. Y un ligero rumor, mitad sollozo, mitad suspiro.
Este relato aparece publicado en el nº 7 (septiembre 2018) de la Revista "El Callejón de las Once Esquinas".
Precioso texto, Marta, es el justo lamento de un amante olvidado en la muerte. Qué verdad tan grande es ésa de que desaparecemos cuando ya nadie nos recuerda... Triste pero muy poético, me ha gustado mucho.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Muchas gracias Julia. Me alegro de que te haya gustado. Un beso.
EliminarLeer este texto es como leer un poema, triste y desolador, pero muy bello.
ResponderEliminarComo bien dice Julia, nadie muere mientras se le recuerda.
Un abrazo.
Muchas gracias Josep. Me alegro mucho de que te haya gustado.
EliminarCuanta soledad desprenden tus letras Marta, transmiten angustia y desesperanza. Es muy bonito y sentido.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Espero que tengas mucha suerte.
Un abrazo.
Gracias Irene! Igualmente, muchas suerte,
EliminarNoviembre duele pero rezuma dulce melancolía. Incluso en los sueños más fúnebres hay un ínfimo latido de esperanza.
ResponderEliminarBesos.
Siempre la esperanza... Muchas gracias Juan Antonio.
EliminarCuánta poesía que tienen estas letras, Marta, uno se desliza en la delicia de las frases, cargadas de sentimiento, pero al mismo tiempo se detiene para disfrutar de la musicalidad de las palabras, de la insistencia de las enumeraciones, de los sustantivos y adjetivos que endulzan las emociones que emergen del texto. Un amante, un olvido, la muerte, tristeza y ausencia. Un hermoso trabajo.
ResponderEliminarTe deseo la mejor de las suertes en el concurso. Un saludo.
Ariel
Mil gracias Ariel por el comentario tan tan bonito que me haces. Me alegro muchísimo de que te haya gustado. Un beso.
ResponderEliminar¡Ay Marta! Se me había despistado este relato tuyo que tanto me ha gustado leer.
ResponderEliminarEstá escrito con una impecable prosa con un escenario inicial que invade todos los sentidos: luz, flores, música y júbilo, ¡tan diferente el modo de rememorar en México a nuestros queridos muertos!
Lo más triste: la soledad de sentirse olvidado, el no dejar impronta en nadie, la nada eterna.
Enhorabuena Marta, me ha gustado mucho tu trabajo.
¡Ay! Muchísimas gracias. ¡Cuánto me alegro de que te haya gustado! Un beso grande.
EliminarHola Marta, una prosa lírica llena de sentimiento. Ese fantasma, como tantos olvidados, tantos queridos y él ahí, esperando. Un abrazo
ResponderEliminarTan triste siempre el olvido... Muchísimas gracias Emerencia.
EliminarLa muerte, tristemente, venció con el amor olvidado a nuestro espectro enamorado.
ResponderEliminarMuy buen relato, Marta. Te deseo lo mejor.
Muchas gracias Bruno. Me alegro mucho de que te haya gustado.
EliminarUn buen relato. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias! Un saludo.
EliminarGracias, Marta, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarMuchas gracias a ti David.
EliminarNoviembre es un mes olvidado, triste y desamparado solemos dejarlo, igual que a tu protagonista, y es una lástima, porque ese aroma de nostalgia que le imprimes a ambos deja buen sabor de boca.
ResponderEliminarBesos ;)
Mil gracias Eva. Me alegro muchísimo de que te haya gustado. Un beso.
EliminarOh pobrecito, me ha dado pena ese olvido y su tristeza.
ResponderEliminarMe ha parecido muy bonito el relato Marta, con esa visión del otro lado, ese olvido que necesita el vivo para avanzar pero visto desde el olvidado que sabe que desaparece y realmente muere del todo.
Un abrazo y suerte en el concurso
Eso es. Ahí es cuando realmente muere. Muchas gracias Conxita.
EliminarAquí estoy, por fin, como te dije, Marta. En esta ocasión leyendo el relato que presentas al concurso.
ResponderEliminarQué prosa tan poética usas, y no es para menos, ese tándem amor y muerte no puede plasmarse de cualquier forma. Como bien dices, no siempre a la razón obedece el corazón.
Mucha suerte y un beso
Mil gracias Chelo. Me alegro mucho de que te haya gustado.
Eliminar¡¡Qué bello relato! Marta. Una prosa poética muy bonita. Nos vemos El Tintero.. Abrazo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias! Algo melancólico y triste. Me alegro mucho de que te haya gustado.
EliminarHola, Marta. Veo tu última respuesta mientras pienso mi comentario y no puedo estar más de acuerdo contigo: tu texto, aparte de belleza, rebosa tristeza y melancolía, aunque ambas provengan de ultratumba. ¿Será verdad que más allá podremos albergar esos sentimientos...?
ResponderEliminarGracias por compartir un relato por el que te felicito.
Te deseo suerte en el concurso.
Un abrazo.
Quién sabe... Al final, es el amor lo único que queda. Muchas gracias Patxi.
EliminarUn relato que dice poesía al hablar del más allá. Lo cuentas muy bonito esa vida de los muertos. ¡Suerte en el concurso!
ResponderEliminarUn abrazo
Triste espectro más allá de la muerte enamorado... Muchas gracias Mª Carmen. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarHola Marta. Qué lindo encontrarme aquí, compartiendo esta hermosa propuesta de David. Me ha encantado leerte, como me pasa siempre. Muy poético, conmovedor y melancólico, con una ambientación impecable; gusta disfrutar de esas costumbres mejicanas tan especiales y multicolores (multisentimentales, también). Te dejo un beso y te deseo suerte en el concurso.
ResponderEliminarHola Vivian! Qué bonito siempre lo que me dices. Un beso grande y mucha suerte también para ti.
EliminarHola Marta, me ha parecido muy interesante la estructura sintáctica que plantea el narrador que propones. Si me permites podría describirse como un barroco desorden o un caos clasicista, ¡qué se yo!!. Su belleza está en que es adecuada (la estructura sintáctica) a ese narrador que ya no es porque está más allá de la muerte, y sin embargo existe, precisamente por esa forma de expresión tan peculiar ¿sobrenatural, tal vez? Poética barroca sin duda. Por ejemplo : al reencuentro con los vivos prestos acuden los muertos. Los cambios en el orden , con el verbo al final de la oración , p.e: culinarias delicias.... para ocasión tan especial con amor infinito preparadas, etc etc...
ResponderEliminarEso que en otro relato haría chirriar el contenido, en este caso es un recurso que rubrica mejor ese perfil especial de un narrador existente sin ser.
Tal vez hay algún detalle que quizá mejorase el relato, como mirar alguna alternativa a esa proximidad de "enmascarar" y "mascarada" en el primer párrafo.
En resumen, un trabajo agradable para un lector empedernido.
Sin duda, que tendrá buena puntuación . Un abrazo
Hola Don, muchas gracias por tu comentario. Me alegro mucho de que te haya parecido original la voz narradora y releyéndo ahora el relato me doy cuenta de la reiteración en el primer párrafo a la que te refieres. Se me había escapado... Con los cambios en el orden lógico de las frases trataba de dar a la narración un ritmo especial, mayor musicalidad. Muchas gracias por la atención con que lo has leído y mucha suerte también para ti. Besos.
EliminarQué triste que nadie le espere para festejar. ¿Habrá muchos como él en los cementerios de México a los que nadie lleve pan de muerto? Siempre que leo sobre el día de difuntos en México, no puedo dejar de recordar la maravillosa novela "Bajo el volcán"...
ResponderEliminarMucha suerte en el tintero.
Un beso.
Muchas gracias Rosa. Igualmente, mucha suerte. Un beso.
EliminarHola Marta.
ResponderEliminarUn relato con un estilo impecable y muy particular.
Felicidades.
Suerte en el tintero.
Un abrazo.
Muchas gracias Jean. Me alegro mucho de que te haya gustado.
EliminarTodo acaba por desaparecer, hasta los recuerdos.
ResponderEliminarBonito texto.
Un abrazo
Muchísimas gracias David. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarHola Martha!
ResponderEliminarMe encanta la línea poética que toma tu relato, todo eso que logras trasmitir con una lírica bella y poderosa, pero siento que rompe por completo con la primera parte, la estampa de día de muertos con la que abres... Me queda la sensación de que son dos partes que no logran conectarse del todo.
Suerte en el concurso!!
Hola Diana, pues pretendía contrastar la alegría de la fiesta con el desgarro del olvido pero quizá no lo haya conseguido del todo. Muchas gracias por tu comentario, me gusta mucho lo que dices de la lírica y mucha suerte también para ti.
ResponderEliminar¡Dios mio! Que solos se quedan los muertos...
ResponderEliminarTriste y melancólica narrativa, meditación de un alma que pena por el dolor de haberse ido de este mundo, dejando a su amada atrás.
Linda forma de escribir.
Besos.
Mil gracias Francisco. Me alegro mucho de que te haya gustado. Un beso.
EliminarHola, Marta. Un texto melancólico y triste muy bonito de quien se siente olvidado en un día tan señalado.¿Será por eso que nos da miedo la muerte? No se muere del todo mientras nos recuerdan. Suerte en el concurso. Besos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Lana. Triste siempre el olvido... Mucha suerte para ti también. Un beso.
EliminarAmor...en este lado y en el otro lado...Hay que recordar siempre a nuestros difuntos con mucho cariño y llevarlos con amor en el corazón.
ResponderEliminarAquí se puede leer mi relato.
Aquí vamos....México. http://elblogde-ma.blogspot.com//
Suerte y que ganen los mejores.
MA.
blog de MA.
Siempre el amor y siempre el recuerdo. Muchas gracias por leer y comentar y mucha suerte también para ti.
EliminarHola Marta:
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato porque mezcla un tono melancólico con otro alegre. Y por supuesto está muy bien escrito.
Yo también participo en el concurso de Zenda, aunque con un estilo diferente, "mi estilo".
https://elpedrete2.blogspot.com/2018/11/zenda-dia-de-muertos.html
Un saludo
Muchas gracias, Pedro. Me alegro de que te haya gustado.
EliminarImposible leerlo sin pensar que estamos hermanados con "ellos".
ResponderEliminarUn poquito sí, verdad? Muchas gracias por leer y comentar.
EliminarMuy bueno Marta, un gran relato con tintes poéticos, lleno de emociones, recuerdos y tristeza. Excelente. Saludos.
ResponderEliminarMil gracias, Ana. Contentísima porque te haya gustado.
EliminarHola, Marta!! Precioso, me ha encantado. Qué bonita manera de decir que la verdadera pérdida es el olvido. Y ese final tan hermoso: "Y un ligero rumor, mitad sollozo, mitad suspiro" me ha encantado, me hace pensar que el protagonista no acepta haber sido olvidado. Siempre anhelará que alguien le recuerde. Muy triste y a la vez muy sensible. Un abrazo!!
ResponderEliminarY qué bonito tu comentario, Cristina! Muchísimas gracias.
EliminarBonito relato. Espero que así se de más a conocer en España esta bonita fiesta de el Día de Muertos.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir.
Muchas gracias a ti, José Carlos. Me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarPrecioso, lindísimo y muy emotivo relato. Acaso estuviste en México, Marta? Oh, y fue publicado. Felicidades!!!
ResponderEliminarHola, Maty. No, no he estado en México pero he leído sobre el modo en que allí se celebra el día de los muertos y me parece una tradición preciosa. Me alegra mucho que te haya gustado el relato. Un beso grande.
EliminarOlvido e indiferencia, la peor tortura para quien así lo siente.
ResponderEliminarLa peor, sí, es cierto...
EliminarCuánta soledad y tristeza. Con tu vocabulario pausado, pintas con las palabras y nos lo haces ver, Marta. Un poso de la lectura se te pega en el alma.
ResponderEliminar¡Ay! ¡Qué bonito lo que dices, Mª Pilar! Muchísimas gracias.
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