Fue hace mucho tiempo y es ahora mismo
A
medio camino entre el ensayo y la autobiografía, Antonio Muñoz Molina rinde
homenaje con El verano de Cervantes
al escritor más universal de la literatura en castellano. Una reflexión en
torno al Quijote y Miguel de Cervantes que surge de la lectura pausada (diez
años leyendo, releyendo y tomando notas, reconoce al final del texto) de una
obra por la que el autor siente auténtica devoción y a la que regresa con
frecuencia.
Así, con una escritura ligera y muy amena, Muñoz Molina adentra al lector en la vida de Cervantes contraponiendo sus dificultades (prisión, guerra, fracaso, pobreza...) a la magnitud de su obra, mostrando la literatura como acto de resistencia, como ancla frente al olvido o la mediocridad. Lo convierte en símbolo del poder de la imaginación y del genio literario, inalterado incluso en las circunstancias más adversas, pero mostrándolo también como hombre de carne y hueso: imperfecto, desencantado, ansioso de un reconocimiento que no llega, y reflexiona sobre la deuda que España mantiene con él: celebrado siempre superficialmente, rara vez leído en profundidad, reivindicado por autores extranjeros (Melville, Thomas Mann, George Elliot...) mucho antes que por los propios.