El dolor observado es un dolor periodístico. Es un dolor diplomático. Es un dolor televisivo que desaparece tan pronto como apagamos ese infame aparato.
Pseudónimo
de David John Moore Cornwell, John Le Carrré (1931-2020) fue uno de los autores
más representativos del género de espías en el S.XX. Él mismo lo había sido
para los MI 5 y MI 6 británicos durante
la Guerra Fría y esa experiencia se
halla en la base de muchas de sus novelas y en la caracterización de unos
personajes llenos de ambigüedades morales, muy alejados del estereotipo encarnado
por James Bond, realistas, sombríos y psicológicamente complejos.
En
ese contexto, El jardinero fiel (2001)
podría ser calificado como un atípico relato de espías. Una mezcla de thriller,
romance y denuncia política que aborda temas como la corrupción, el abuso de
poder o la explotación de los más vulnerables en aras de oscuros intereses
económicos. Una historia con un fondo crítico evidente que, escena tras escena,
va ganando peso en la trama hasta convertirse en eje central de la misma.
Justin
Quayle, diplomático británico en Kenia, hombre de talante afable, amante de la
jardinería y de las cosas sencillas, ve todas sus certezas destruidas tras el
asesinato de su esposa, una activista humanitaria, veinte años más joven que él
cuya muerte, oficialmente etiquetada de crimen pasional a manos de un supuesto
amante desaparecido tras el crimen, esconde infinidad de secretos y cabos sueltos. Un misterio contaminado de
morbo y habladurías que obsesionará a Quayle sin remedio y tratará con todas
sus fuerzas de desentrañar. Así, impulsado por el amor, las dudas y cierto sentimiento
de culpa, reconstruyendo los últimos meses de vida de Tessa, su mujer, inicia
una investigación que habrá de enfrentarlo a una conspiración mucho más amplia
y oscura de lo que nunca hubiera podido imaginar.
Con
gran dominio de la intriga y enorme habilidad para crear atmósferas de suspense
y de tensión, Le Carré pone el foco sobre el nulo valor de la vida humana en
determinadas partes del mundo, sobre el predominio que los intereses de las
grandes corporaciones tienen siempre sobre ella y la impunidad con que actúan
multinacionales y gobiernos, en una crítica feroz al neocolonialismo moderno,
dedicado a saquear, bajo disfraz de progreso o ayuda humanitaria, los recursos
de países en desarrollo condenados a servirles.
Justin
Quayle, hombre apático y gris al comienzo del relato, va transformándose poco a
poco en alguien decidido a hacer justicia, obligado por unas circunstancias que
lo enfrentan a sus propias debilidades y quiebran su indiferencia, haciéndolo
despertar a una realidad de la que hasta entonces había apartado la mirada.
Personaje en ese sentido opuesto al de Tessa: valiente, íntegra, decidida...,
heroína en la sombra de una historia de la que es hilo conductor en todo
momento. Una historia donde también están presentes los prejuicios raciales y
de clase y la condescendencia que tiñe la mirada de Occidente sobre África.
Desencantada,
seca en la forma de narrar, nada convencional en su desenlace, una gran novela que
esconde tras la ficción las consecuencias reales que derivan de la falta de
escrúpulos y la ausencia de ética.
Llevada al cine en 2005 con Ralph Fiennes y Rachel Weisz en los papeles protagonistas, la película se mantiene muy fiel a la historia original, quizá algo más sutil y conmovedora que aquella.
Muy buena reseña, me gustó la película y te obliga a reflexionar. Un abrazo
ResponderEliminarUn beso, Nuria. Muchas gracias.
EliminarLa transformación y evolución de personajes es fundamental en cine o literatura. Has transmitido de maravilla una novela no tan fácil de reseñar. En lo personal la película no me acabó de convencer. Tu reseña sí :). Feliz Navidad, Marta!
ResponderEliminar¿No te gustó la peli? Yo la he vuelto a ver hace unos días y me sigue gustando mucho. Me encanta también la música, es hipnótica. La verdad es que cuando la vi por primera vez no conocía la historia ni había leído la novela y me impresionó mucho. Quizá eso influya también. En cualquier caso, me alegra que te haya gustado la reseña, Miguel ;) Un beso y feliz Navidad.
EliminarQue magnífica novela ¿verdad? La estoy terminando y la estoy disfrutando mucho más que la primera vez que la leí, allá por 2005. John Le Carré me gusta muchísimo y he leído unos cuantos libros suyos. Todos son muy buenos. Mucho mejores que los de James Bond para mi gusto. Aunque de éste solo he leído Desde Rusia, con amor para otro concurso de El tintero de oro.
ResponderEliminarYo vi la película después de leer el libro y se me quedó muy escasa, la verdad.
Un beso.
Hola, Rosa. Yo no había leído la novela hasta ahora y sí que me ha gustado, la verdad. Va mucho más allá de la novela de espías (nada que ver con James Bond, efectivamente) y está muy bien tramada. Estaré pendiente de tu reseña. Un beso.
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