─¡Abuelo,
abuelo, corre, ven! ¡La estrellita más pequeña se ha perdido!
La chiquilla tiraba de la mano del abuelo, arrastrándolo hacia la ventana.
─Bueno,
bueno ─sonrió el hombre─, vamos a ver donde se ha escondido esa pequeñaja.
─¡Mira!
Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis... ¡Falta la última! ¡La más pequeñita! ¡No
está!
Cada
noche, Sofía buscaba en el cielo la Osa Mayor. Era su constelación favorita. Una
familia de siete estrellas que recorría el firmamento en busca de aventuras y
ayudaba a los viajeros a encontrar su camino, le había contado el abuelo el día
que las vio por primera vez. Desde entonces, antes de ir a dormir, ella les
hablaba en silencio e imaginaba lo bonito que sería acompañarlas.
─Tranquila,
cariño. Vamos a buscarla bien.
Una
lágrima rodó por la mejilla de la niña.
─¡Ay,
abuelo!, ¿dónde está?
─¿Ves
esas nubes que tapan un poquito el carro? Seguro que ha ido a jugar con ellas,
no te preocupes.
Una
ráfaga de viento sopló con fuerza, traicionando el escondite de la estrella.
─¡Mira!
─palmoteó con alegría la pequeña─ ¡si estaba ahí, detrás de la nube! ¡Será
traviesa!
Cómplice y llena de historias, la Osa Mayor teñía de magia las alturas.
¡Qué bonito! Me ha encantado, Marta. Sencillo, de ritmo ágil y con una ternura que llega hasta las estrellas, y nunca mejor dicho. Te felicito por él. Un abrazo. :)
ResponderEliminarMil gracias, Merche. Contentísima porque te haya gustado.
EliminarHola, Marta:
ResponderEliminarImagino que la estrella se había ausentado para iluminarte en la fabulación de este relato luminoso.
Un abrazo, Marta.
¡Qué bonito, Nino, lo que dices! Muchísimas gracias.
EliminarHola Marta.
ResponderEliminarUn relato pleno de ternura y poesía. Los niños suelen dejarse llevar por las emociones, vivirlas y sufrirlas profundamente. ¡Precioso micro!
Un abrazo.
Muchas gracias, Trujamán. Me alegra que te haya gustado.
EliminarHola Marta, precioso micro. Me gustó la magia que lo envuelve. La fascinación por las estrellas es algo que transmite muchas emociones. Genial. Un abrazo
ResponderEliminarUn beso, Nuria. Mil gracias.
EliminarPrecioso y emotivo relato, como exige el reto. Emociones varias.
ResponderEliminarRelato sencillo, pero muy hermoso.
Un beso.
Un beso, Rosa. Qué bien que te haya gustado.
EliminarLos niños y su mágico mundo son increíbles 🌌
ResponderEliminarAsí es. La imaginación es siempre muy poderosa. Gracias, Noelia.
EliminarUna de las cosas más bonitas y que me fascinan de los niños es que les encantan que les cuenten los cuentos una y otra vez aunque sean repetidos. Luminarias es ese cuento que todo niño de serie escuchar noche tras noche.
ResponderEliminarFelicidades, Marta.
*desearía
ResponderEliminar¡Ay, Miguel! ¡Qué bonito lo que dices! Ojalá fuera ese cuento...
EliminarQué belleza, qué inocencia, que verdad! Conmovida por la sencillez de una historia cotidiana en los niños y sus abuelos cómplices, a los que les has dado la emoción que corresponde. Un abrazo, admirada Marta.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Juana. Contenta porque te haya emocionado el cuento. Un beso grande.
EliminarHola Marta, una historia muy tierna, me ha encantado.
ResponderEliminarLa imaginación de los niños junto con la magia de los cuentos de sus abuelos es bellísimo, me gusto mucho tu micro, un abrazo.
PATRICIA F.
Me alegro mucho, Patricia. Mil gracias.
EliminarAy, ay, ay, ¡Cómo sabes tocarnos la fibra, Marta!
ResponderEliminarUn abrazo.
Jeje. Muchas gracias, Pedro.
EliminarQué maravilla de micro, Marta. Emociona hasta el infinito y más allá.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
¡Ay! Mil gracias, Estrella. ¡Cuánto me alegra lo que dices!
EliminarHola Marta, que hermoso es tu micro, reflejando muy bien, esa atenta mirada de los niños a esas historias que les cuentan por vez primera, y más, si quienes las cuentas son sus seres más amorosos, los abuelos.
ResponderEliminarSe perciben perfectamente esas emociones que señalas, y diría que esa muestra de confianza en su abuelo, con esa alegría final, dejan ver claramente, ese sentimiento tan hermoso, que es el amor.
Bellísimo micro y cuento infantil de paso, te felicito por tan linda inspiración.
Muchísimas gracias, Harolina. Es precioso lo que dices.
EliminarMuy emotivo, Marta. No hay nada más tierno que un abuelo o abuela con sus nietos, y este abuelo sabe tratar a las niñas curiosas y sensibles. El amor lo puede todo.
ResponderEliminarUn beso, Isabel. Muchísimas gracias.
EliminarMe ha encantado. Me he sentido envuelta en un halo de ternura total. Gracias por el momento. Abrazo
ResponderEliminar¡Ay! Gracias a ti, Amaia. Me alegra muchísimo que te haya gustado.
EliminarPreciosa la relación de abuelo y nieta, ligados por las estrellas, cómplices de sus lazos de amor y de ingenua credulidad infantil.
ResponderEliminarPura ternura.
Un abrazo.
Mil gracias, Francisco. ¡Qué bien que te haya gustado!
EliminarLa ilusion, la mejor emocion; y si es de niño, mucho mejor.
ResponderEliminarJugando al escondite, con la tranquilidad del abuelo que no puede ser; que a niña recuperará la ilusion y sus fantasias de cada noche.
Fácil (parece), sencillo y natural, el relato fluye
abrazoo
Muchas gracias, Gabiliante. Me alegra que te haya gustado.
EliminarMuy dulce y mágico tu relato! Se percibe esa calma que transmite el experimentado abuelo a la nieta asustada! Un abrazo!
ResponderEliminarUn beso, Marifelita. Muchas gracias.
EliminarMuy bonito y tierno como la infancia, la magia de las estrellas y la relación que se desprende entre el abuelo y la pequeña. Un abrazo!
ResponderEliminarHola, Lulita. Muchísimas gracias.
EliminarQué emoción, Marta.
ResponderEliminarSólo las personas con una sensibilidad especial entablan esas relaciones que unen a los abuelos y las estrellas.
Un fuerte abrazo :-)
Al final es la inocencia la que lleva siempre hacia la magia, ¿verdad? Mil gracias, Miguel Ángel. Me alegra muchísimo que te haya gustado.
Eliminar¡Hola, Marta! Una de las cosas que me entusiasmaban cuando de niño iba al pueblo de mis padres por vacaciones era contemplar el cielo nocturno. En la ciudad apenas se ven una decena, pero entonces, el pueblo tenía pocas farolas y el cielo nocturno era majestuoso. Miles de estrellas, incluso la vía láctea, o el camino de Santiago como le llaman. Uno de los dibujos que lograba reconocer era la Osa Mayor, aunque yo siempre la llamaba el cazo, por su mango y recipiente. Recuerdo que me preguntaba el por qué no lograba verlo en la ciudad.
ResponderEliminarBueno, ya ha visto que me he reconocido un poquito en tu estupendo micro. Esa es la fuerza de las emociones plasmadas en un relato, que logran evocar en el lector emociones vividas. Un abrazo!
Esos cielos se han perdido, es cierto. Es dificilísimo ahora ver las estrellas con tanta luz artificial y es una pena. Me alegra que el micro te haya llevado hacia ese recuerdo y esa pequeña emoción. Muchísimas gracias, David.
EliminarQué bonita y tierna historia nos has contado, Marta. Y, además, con tu habitual maestría de narradora. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Cuánto me alegro, Josep! Mil gracias.
EliminarUna preciosidad, Marta. Cuánta ternura en tan pocas palabras. Me ha emocionado.
ResponderEliminarGracias, Mª Pilar. Contentísima porque te haya gustado.
EliminarHola Marta, que hermosa historia la inocencia de la pequeña la magia de la Osa Mayor y la compañia del abuelo. Un abrazo.
ResponderEliminarMil gracias, Ainhoa. Me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarMuy tierna la inocencia de la niña y la relación con el abuelo. Besos, Marta
ResponderEliminarUn beso, Myriam. Muchas gracias.
EliminarQué hermoso micro, Marta!! Me ha gustado mucho cómo has narrado esta historia siguiendo las distintas emociones que siente la niña por la estrella “perdida” junto a su abuelo. Muy tierno. Y qué bello y cierto el final, al referirse a la magia de las estrellas. Un abrazo!!
ResponderEliminarHola, Cristina. Pues contentísima porque te haya gustado. Mil gracias.
EliminarHola, Marta. Te descubrí en el reto de sentimientos en El Tintero de oro. Tu escrito ha dejado un agradable sabor de ternura e inocencia. Muchas gracias. Un saludo.
ResponderEliminarQué preciosidad de micro, tan lleno de ternura. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mil gracias, Chema. ¡Qué bien que te haya gustado!
Eliminar¡Hola, Marta! Leyendo tu micro me he imaginado con mi hijo, ahora tan pequeñito, en unos años más viviendo esa misma aventura, o quizá con uno de sus abuelos. Me has hecho sonreír, ¡gracias! Un abrazo desde la Buhardilla de Tristán.
ResponderEliminar¡Ay! Gracias a ti, Javier. Me alegra mucho lo que dices.
Eliminar¡Precioso! Nos llevas a los sentimientos de una niña ante las estrellas. La magia de aparecer y desaparecer. Imagino los ojos asombrados de la niña...
ResponderEliminarUn besote!
Un beso, Maite. Muchísimas gracias.
EliminarQué bonito, Marta, los niños, las estrellas y sus sueños, unos ingredientes para hacer de este reto una auténtica delicia. Fascinante es poco.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo!
Mil gracias, Pepe. ¡Cuánto me alegra lo que dices!
EliminarHermosa historia.
ResponderEliminarGracias por compartirlo.Abrazobuho !!!
Hola, Marta
ResponderEliminarLa infancia nos lleva irrevocablemente a la ternura y de eso tu texto rebosa junto a la sensibilidad marca de la casa. Muy bien resuelta esa inquietud y desconcierto de la niña al no reconocer su cielo como el abuelo se lo había explicado y siempre lo veía.
Un beso, Matilde. Mil gracias. Contentísima porque te haya gustado.
EliminarHola Marta, cuanta ternura e inocencia trasmiten tus protagonistas, la paciencia del abuelo contrasta con la sorpresa de la niña.
ResponderEliminarMuy bonita estampa .
Un abrazo
Puri
Un beso, Puri. Muchas gracias.
Eliminar¡Qué ternura de relato! Me encantó. Enhorabuena...
ResponderEliminarMil gracias, Ana,
EliminarMe encantó el cuento, Marta. Un beso
ResponderEliminarMe alegro, Emerencia. Mil gracias.
EliminarQué hermoso relato, Marta. La alegría que surge de pequeñas cosas.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchísimas gracias, Mirna.
EliminarHola Marta, que dulzura de micro me a gustado mucho.
ResponderEliminarMe he quedado con ganas de más y que gran facilidad tienes para hacer esos buenos diálogos, ya quisiera yo hacerlos así de bien, suenan muy naturales, besos y feliz semana besos de flor.
¡Ay, Flor! Mil gracias. Cuánto me alegra lo que dices.
Eliminar¡Que precioso relato,Marta, me encanta!! Un abrazo grandote.
ResponderEliminarHola, Lola. Muchísimas gracias.
EliminarUn cuento precioso, Marta, los más pequeños son capaces de transmitirnos sus emociones, y que mejor que con lo que ofrece el firmamento. Una delicia leerte y formar parte de las escenas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Mila. ¡Cuánto me alegra que te haya gustado!
EliminarMaravilloso micro. Los tuyos siempre son relatos llenos de ternura y este no podía ser menos. Qué linda es esa inocencia infantil que tan bien has plasmado. Me ha encantado y dibujado una sonrisa.
ResponderEliminarUn beso.
Un beso, MJ. Me alegra mucho lo que dices.
EliminarHola... Que micro más bonito el que nos has regalado. Con la inocencia y la sencillez de los relatos surgidos de espíritus infantiles inmunes a la edad. Que hermoso de verdad.. un abrazo
ResponderEliminarMil gracias, Octavio. Contentísima porque te haya gustado.
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