De espaldas a la ventana, Amelia intentaba no hacer caso a la tormenta. «No tengas miedo, chiquitina ─tranquilizaba en un susurro a su muñeca─, los truenos no hacen nada, solo ruido, mucho ruido. Antes a mí también me asustaban, ¿sabes?, pero ahora que soy grande ya no ─Brrrmmm, la desmintió el cielo con estrépito─. Bueno, a lo mejor todavía un poco sí... Ven, vamos a escondernos dentro del armario, ya verás qué tranquilitas estamos».
─Mamáááa
─el grito de Álvaro la sacó de su refugio─ la he encontradoooo.
Acurrucada
entre abrigos y mantas viejas, Amelia parecía un pajarito asustado.
─Ven,
abuela, ven conmigo ─la abrazo el chiquillo, recogiendo del suelo la muñeca─,
no llores. ¡Mira! ¡Mira, si ya escampa!
¡Muy bonito y tierno! Un abrazo. :)
ResponderEliminarMuchas gracias, Merche. ¡Qué bien que te haya gustado!
EliminarEsos miedos, cómo a veces nos paralizan.
ResponderEliminarUn abrazo
Un abrazo, Albada. Gracias.
EliminarQué penita me ha dado la abuelita senil.
ResponderEliminarPobrecita, ¿verdad?
EliminarUn cuento realmente enternecedor, Marta.
ResponderEliminarVamos a una sociedad en la que hay que priorizar el cuidad a nuestros mayores como ellos nos cuidaron a nosotros.
Un cálido abrazo.
Sí, una situación durísima muy complicada siempre de afrontar. Me alegra muchísimo que te haya gustado el micro, Miguel. Un beso y mil gracias.
EliminarAy, qué bonito y qué tierno. Me ha encantado. Ese giro final es una delicia.
ResponderEliminarUn beso.
¡Qué bien, Rosa! Muchísimas gracias.
EliminarPuede que senil, pero cuidada y querida. A ver en qué estado llegamos nosotros.
ResponderEliminarClaro, ese cariño es lo mejor a lo que se puede aspirar.
EliminarTierno, emotivo, de los que te saltan las lágrimas. Es el poder de las palabras escritas como tú sabes hacerlo, Marta.
ResponderEliminarUn beso.
¡Ay! ¡Qué bonito lo que me dices, M. Pilar! Un beso grande y muchísimas gracias.
EliminarUn relato muy emotivo que toca un tema importante: el cuidado de los adultos mayores. Me parece que la abuelita de tu relato, a pesar de ser ya una niña mentalmente, vive en un lugar donde la cuidan y es querida. ¡Al menos eso! Un cuento muy bien narrado. Saludos.
ResponderEliminarTriste pero, sí, al final el cariño es lo importante. Muchísimas gracias, Ana.
EliminarMarta eres genial. me encanta todo lo que escribes. besitos.
ResponderEliminarmi blog es, mavienblanco.blogspot.com pásate es tu casa
Un beso, Mavi. Muchísimas gracias.
EliminarQue belleza de relato, Marta.! Gran ejemplo de amor para con nuestros mayores. Y cuánto bueno transmites en tan poco, y qué bien... Gracias.
ResponderEliminarBesos.
¡Ay, Mila! Muchísimas gracias. Cuánto me alegra que te haya gustado.
Eliminar¡Hola, Marta! Jo, dicen que los mejores micros son aquellos que se cierran con un directo a la mandíbula del lector. El tuyo nos deja noqueados al darle un giro nuevo a la realidad aparente del inicio mostrándola con todo su dramatismo a la luz de la verdad escondida. Tremendo y perfecto micro. Un abrazo!
ResponderEliminarSin palabras me dejas, David, pero contentísima porque el micro te haya provocado esa sensación. Un beso y mil gracias.
EliminarQué preciosidad de micro!! No me esperaba ese final. Qué tierno y qué bien narrado. Un abrazo!!
ResponderEliminarUn beso, Cristina. Muchísimas gracias.
EliminarQué dulzura. Los miedos de niño, ¡ojalá fueran los mismos que de adultos! Besos
ResponderEliminarUn beso, Marisa. Gracias.
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