Tic-tac,
tic-tac.
Un
niño nace.
Tic-tac,
tic-tac.
Un
joven se enamora.
Tic-tac,
tic-tac.
Una
pareja envejece.
Tic-tac, tic-tac...
"Todas las penas pueden soportarse si se convierten en una historia". Isak Dinesen.
Tic-tac,
tic-tac.
Un
niño nace.
Tic-tac,
tic-tac.
Un
joven se enamora.
Tic-tac,
tic-tac.
Una
pareja envejece.
Tic-tac, tic-tac...
Había comenzado a nevar. Los copos caían con dulzura, algodonosos, hipnóticos. Un manto blanco cubría poco a poco la ciudad, las copas de los árboles se teñían de escarcha y una repentina gelidez helaba el mundo. Los transeúntes elevaban con asombro los ojos al cielo, estupefactos ante el espectáculo que ofrecían las nubes. ¿Qué era aquello? La nieve y el frío del invierno no era más que un mito legendario, una fantasía, un fenómeno atrapado en viejos libros de historia. Algo que nadie había experimentado jamás en esa era de calentamiento abrasador. Y sin embargo... La quimera se hacía ahora realidad y lo imposible sucedía. Huellas de pasos marcadas en el suelo, hielo derretido al contacto de unos dedos, palmas extendidas en el aire para rozar su suavidad. El tiempo discurría lento, todo era efímero y bello como un sueño del que nadie quería despertar. Un hecho sin explicación ni precedentes. Cosa de magia. ¿Regresaría a sus vidas el invierno?, ¿se trataba de eso?, ¿volverían las estaciones a sucederse ─precisas, diferentes, serenas─ como en aquellos tiempos antiguos que ya nadie recordaba?, ¿lograría la Naturaleza resurgir de sus cenizas? Un atisbo de esperanza titilaba en las miradas iluminando la sonrisa de unos hombres que ansiaban el milagro. Tenían el prodigio al alcance de sus manos, pero... ¡era tan frágil su voluntad!
Los días del césped de manzanilla han terminado
Pseudónimo
de Mary Aline Siepmann, Mary Wesley (1912-2002) comenzó a escribir a la
edad de cincuenta y ocho años para subsanar los problemas económicos en
que se vio inmersa tras la muerte de su tercer marido. Pese a esa vocación algo
tardía llegó a ser una de las novelistas británicas más exitosas de la segunda
mitad del S. XX. Entre 1982 y 1991 llegaría a publicar siete novelas (varias de
ellas adaptadas luego al cine o la televisión), reflejo de una creatividad muy
llamativa para una septuagenaria de la época.
Aunque ella siempre lo negó, toda su obra tiene un componente autobiográfico tan marcado que dinamitó la relación con sus hermanos. Descubrían en ciertos personajes a padres, abuelos, situaciones familiares... y jamás aprobaron el reflejo que les devolvían aquellas historias.
...En una historia inacabable de dolor, sangre y amor
Publicada
en 1982, La casa de los espíritus es
ya todo un clásico de la literatura en castellano, un referente de la narrativa
latinoamericana, heredera del llamado boom del realismo mágico, al que la
autora no pertenece por generación pero cuya influencia (García Márquez y Cien años de soledad, sobre todo) es
clara tanto en el estilo como en la técnica narrativa de la novela.
El nombre de Isabel Allende remite inevitablemente a lo ocurrido en su país (chilena pese a haber nacido en Lima por ser el padre diplomático), al golpe de estado contra su tío, el presidente Salvador Allende, y a la durísima dictadura militar nacida de él, tema que aborda tanto en esta primera novela como en la segunda, De amor y de sombra.
La ausencia tiene una presencia muy poderosa
Primera novela de la periodista Nuria M. Deaño, Me llamaré Silver Stardust ha sido considerada una de las grandes revelaciones literarias del año 2023. Una historia llena de emoción y de ternura, de ilusiones y sueños rotos que ya desde las primeras líneas nos sitúa frente a un protagonista devastado por las drogas, derrotado por una vida que en algún momento se torció y lo condujo hacia el abismo. Tras esa primera escena que sucede en el año 1999 y coloca al lector frente a un yonqui consumido por la heroína, desesperado por conseguir la droga que necesita, la historia retrocede a modo de flashback hacia el final de los años setenta para asomarnos a la infancia de ese mismo personaje, a sus expectativas y sueños de grandeza, al momento anterior al desastre donde todo era posible todavía.
Recuerdo que te olvidé, murmura la luna culpable y
hermosa
Y hace tanto frío...
Recuerdo que te olvidé, clama en la noche el vaivén
de las olas
Y es tan inmenso el miedo...
Recuerdo que te olvidé, susurra en el cielo una
estrella lejana y llorosa
Y estoy yo tan sola...
Recuerdo que te olvidé, quiebra entre las ruinas el
silencio una plegaria
Un mal día, cobarde y cruel, para siempre te olvidé
Llora desde entonces un corazón su herida
Grita su impotencia, su espanto y su amargura
En nadie hallará consuelo
Fantasma invisible de una guerra antigua y olvidada
Incómodo testigo de la infamia y la derrota
Trágico protagonista de un cuento sin alma ni final feliz
La
estación hierve de actividad. Es hora punta y decenas de viajeros corren por el
andén. Las consignas bullen como un enjambre. Ajenos al alboroto que los rodea,
enfrascados en sus propios pensamientos, dos jóvenes ─diabluras del destino─ cruzan
de repente la mirada. Él, mochila a la espalda y libro en las manos. Ella, parada
entre la gente con aire despistado. El tiempo se detiene. En los ojos de él,
presiente ella la luz de una aventura. En los de ella, él adivina un oasis de
calma. Sonríen al unísono y una promesa tiembla en el aire. Pero el hechizo se
rompe apenas nacido. La llegada del tren los trae de vuelta al presente, a los
horarios, los compromisos y las citas. Él sube a su vagón con un suspiro. Ella
duda un segundo, comprueba la hora en su reloj, no se mueve. Esos ojos... ¡ay,
esos ojos! Sacude al fin la cabeza con gesto de extrañeza, agarra sin ganas su
maleta y, tras un último vistazo por encima del hombro, se dirige a la salida. En
su mente, el eco silencioso de una despedida, de un encuentro inexistente, de
lo que pudo haber sido... De lo que nunca será.
La música abrasaba su cabeza. Corcheas, fusas, semifusas danzaban en su mente de forma continua y obsesiva. A sus pies, las trizas de un montón de partituras daban cuenta de sus dudas. Manuscritos tachados, borrados, desgarrados... Pasajes escritos y reescritos mil y una veces en busca de la nota justa, de la secuencia exacta que acallara los rumores que ya corrían por Viena. ¡Qué vergüenza! Lo desesperaba andar de boca en boca, la compasión que adivinaba en los gestos de quienes antes lo admiraban, la curiosidad impresa en la discreción de sus amigos, las sonrisas condescendientes de algunos conocidos... El destino lo había golpeado con dureza pero aún no estaba derrotado. No, no lo estaba e iba a demostrarlo. Se sentó a la banqueta del piano, abrió la tapa, colocó en el atril la composición en la que hacía días trabajaba y sus dedos viajaron de un lado a otro de las teclas. Las golpeó con furia, con los ojos cerrados y la rabia ahogada en la garganta. Impredecible y poderosa, la nueva sinfonía flotó un instante en el aire para agitarlo luego con la violencia de una tempestad. TA-TA-TA-TAAAN.... Sintió latir las notas en el fondo del alma. TA-TA-TA-TAAAN.... Jamás podría escucharlas pero eran suyas. TA-TA-TA-TAAAN, TA-TA-TA-TAAAN, TA-TA-TA-TAAAN.... Graves, exaltadas y perfectas. La angustia cedió, dejó paso a la esperanza y un presagio de futuro iluminó su rostro. Fugaz como una estrella. Enigmático como una intuición de eternidad.
Para tener miedo de algo primero hay que ser capaz de representarse el futuro y yo he dejado de pensar en él.
«Un
libro que va directo al corazón», define Stephen King estas memorias que
tomando como punto de partida el accidente que dañó a su marido de forma
irreversible, la autora logra convertir en una historia bella y luminosa, llena
de amor y alegría de vivir.
Editora y agente literaria, Abigail Thomas (Boston 1941) comenzó a escribir cercana a los cincuenta. Tras algunas obras de ficción, ganó fama y reconocimiento gracias a Una vida de tres perros, seleccionado en 2006 como uno de los mejores libros del año por Los Angeles Times y The Whasington Post y recientemente traducido al castellano.
...Porque belleza y sabiduría y justicia existen solo en todo lo que está hecho a pedazos
Publicada
en 1952, El vizconde demediado es la
primera de las tres novelas que conforman la llamada trilogía de Nuestros antepasados (junto con El barón rampante y El caballero inexistente). Con ella, Italo Calvino (1923-1985) salta
del neorrealismo de sus primeros cuentos y novelas al mundo de la fantasía, armando
una fábula cargada de simbolismo y múltiples capas de lectura.
La trama sigue la peripecia del vizconde Medardo de Terralba que tras unirse al ejército cristiano para batallar contra los turcos (S.XVII) resulta partido en dos por una bala de cañón. Escindido en dos mitades idénticas, una bondadosa y otra malvada, esa dualidad se convierte en el eje conductor de la historia y sirve al autor para mostrar las contradicciones y complejidades de la naturaleza humana.
Miedo de ser dos camino del espejo
Alejandra Pizarnik
Me siento alegre y triste al mismo tiempo, el miedo me consume y una tormenta ruge en mi interior. Dicen que estoy enfermo. Puedo ser bondadoso o destructor, indulgente o maligno, como si dos personas compartieran mi alma. No sé qué es pero algo terrible me sucede. Temo la negrura de mi sombra y no hallo en mí punto de equilibrio. Mi mente es un rompecabezas fragmentado, un laberinto de voces aullando sin descanso. No sé quién soy. Un vaivén sin eje sacude mis sentidos y una parte de mí hace cosas sin permiso. Camino hacia el abismo, no controlo mi destino y me encuentro tan perdido...
Cuando la noche es oscura las estrellas brillan intensamente y todo es silencio
Ganador del premio Nobel de Literatura en 1962, autor de cuentos, novelas, guiones cinematográficos..., John Steinbeck (1902-1968) fue uno de los autores más prolíficos e influyentes de la narrativa americana del S.XX. La experiencia de la vida rural, la lucha de los trabajadores, la conexión con la tierra, son las constantes que recorren su obra. Relatos centrados en la época de la Gran Depresión, de corte realista, que exploran temas tan universales como la justicia social, la soledad, la alienación existencial a que conducen ciertas desigualdades o la utopía del sueño americano. Siempre todo ello con una mirada crítica pero también compasiva hacia sus personajes.
Aquel atractivo e irresistible vendedor ─¡maldita sea su estampa!─ tuvo la culpa. Llegó al pueblo canturreando su carga, una sonrisa traviesa en los labios, complicidad en la mirada. Ungüentos curativos, amuletos de la suerte, bebedizos de amor... Vendía su magia a precio de saldo y una larga fila de curiosos ─¡pobres ingenuos!─ se extendió enseguida por la plaza. El elixir de la eterna juventud era su producto estrella. «Unas gotas antes de dormir y jamás envejecerán vuestros cuerpos», prometía su voz de caramelo. ¡Ja! Todos cayeron en la burla y ahora... ¡Ay, Dios! Ahora, tantos años después, soy yo la única vieja del pueblo.
El lienzo en blanco gritaba su fracaso desde el centro de la estancia. Los colores huían de sus manos y ningún trazo salía de la brocha del pintor. La inspiración lo había abandonado. Estaba hueco, vacío como el cofre de un tesoro inexistente. Un rumor de voces en la calle lo llevó hasta la ventana. Entreabrió los postigos y descubrió con sorpresa la plaza engalanada, llena de cintas y guirnaldas. El equinoccio de primavera se acercaba y el pueblo preparaba el festival de los colores. ¡Cómo había podido olvidarlo! Bajó deprisa y pasó la tarde ojeando los tenderetes del mercado que ya los comerciantes habían instalado. Telas de tonos brillantes, especias de embriagadores aromas, acuarelas de extraños colores... Sí, eso era lo que él buscaba. Contaba una antigua leyenda que la magia habitaba aquellos pigmentos. Cada uno tenía su significado. El rojo representaba el amor, el amarillo la felicidad, el verde la esperanza... Y al lanzarlos al aire, todos juntos sin orden ni concierto, un arcoíris de alegría llenaba el mundo con su luz. Sonrió al recordar el cuento y tomó una pizca entre sus dedos. Azul para la calma, violeta para la creatividad... Mezcló en un tarro todas las esencias que encontró y regresó a casa feliz con su botín. La vida era un lienzo en blanco ─la idea le atravesó como una flecha el pensamiento─ blanco como el lienzo que aguardaba en su estudio, blanco para llenarlo de color. Y esa inspiración sostuvo el ánimo del pintor.
De
nuevo me sumo este año al reto de lectura propuesto por el blog "Un lector
indiscreto". Se trata de leer durante el año un mínimo de siete obras
clásicas (considerando como tales las publicadas con anterioridad al año 1980)
y reseñarlas en el propio blog, debiéndose publicar asimismo una entrada como
esta para dar publicidad al reto. El plazo para inscribirse finaliza el 29 de
febrero.
Este es el enlace a las bases
De
nuevo participo este año en el reto de lectura propuesto por Mónica Gutiérrez
Artero (Serendipia). Cada participante debe recomendar tres libros no muy
conocidos y previamente reseñados en su blog añadiendo una entrada como esta y
enlazando las reseñas correspondientes. En una segunda fase habrá que elegir
tres de los libros recomendados por el resto de participantes, leerlos y
reseñarlos en el propio blog.
Estas
son las bases: Serendipia
Estas mis recomendaciones: