¿No habría yo de estarle agradecida, no habría de quererlo, no habría de aspirar a hacerlo feliz con todas mis fuerzas y mi inteligencia?
Comparada
con Jane Austen o Charlotte Brontë, Fedrika Bremer (1801-1865) fue una
destacada novelista y reformadora social sueca que ejerció gran influencia en
el despertar feminista del S.XIX. Desde muy joven se interesó por la literatura
y los conflictos sociales, en especial por las limitaciones que afectaban
siempre a las mujeres, consciente del privilegio de haber nacido en una familia
acomodada capaz de incentivar su educación.
Publicada en 1837, Los vecinos, su obra más conocida (fue muy pronto traducida al inglés y la leen, por ejemplo, las protagonistas de Mujercitas en la novela de Louisa May Alcott), muestra con absoluta claridad, pese a la amabilidad de la historia que plantea, el papel tan secundario a que la época relegaba a las mujeres: amas de casa sin independencia económica ni autonomía personal, el matrimonio su único horizonte y como destino el cuidado del hogar.
Con
estructura de novela epistolar, a través de las cartas que Fanny envía a su
mejor amiga tras contraer matrimonio con un médico veinte años mayor que ella,
contándole anécdotas de su vida conyugal, el avance de las relaciones con su
familia política o curiosidades acerca de sus nuevos vecinos, la autora pinta
el retrato de una pequeña comunidad donde todo es paz y armonía y la sacudida
que en ella provoca la llegada de un misterioso forastero, objeto muy pronto de
todo tipo de rumores y eje narrativo del drama que a partir de ese momento se
desencadena. Un personaje atormentado y lleno de secretos muy en la línea de
los de las hermanas Brontë, si bien esta novela es anterior a las de aquellas.
Bajo
esa apariencia de drama romántico, sin explicitar en ningún momento la crítica
que pretende, Bremer cuestiona claramente en su relato el papel social de la
mujer, el de las clases acomodadas, condena el comercio de esclavos, la
hipocresía de las falsas apariencias, la explotación animal por parte del ser
humano..., da cuenta de amplios conocimientos musicales y literarios, muestra
el valor de la amistad como fuente de consuelo y salpica su historia de
humanismo a través de la ética que tiñe ciertas reflexiones.
Los
personajes femeninos marcados por una abnegación extrema y una renuncia absoluta
a sus aspiraciones y anhelos más profundos en favor del bien ajeno, el
cuestionamiento que en algún momento de ello se hace, son espejo del nulo papel
que las mujeres tenían fuera del ámbito familiar y de las expectativas de cuidado
que sobre ellas recaían.
Con todo ello, la autora arma un retrato de la
vida cotidiana y los desafíos de su tiempo que envuelve en una trama de tono
quizá excesivamente bondadoso y cargado de buenos sentimientos (algunas escenas
resultan demasiado edulcoradas leídas en la actualidad), tras la que subyace
una aguda observación social y un análisis crítico de un mundo ya en ese
momento cambiante y en evolución.
El poder del amor y la necesidad de reconciliación son, pese a todo, los temas centrales de esta novela. Una historia ágil, amable y fácil de leer.
No recuerdo que apareciera esta novela como lectura en Mujercitas, pero no es extraño porque la leí (la última vez) hace ya tres años y mi memoria no suele llegar tan lejos en detalles como este.
ResponderEliminarCreo que el género epistolar es ideal para hacer crítica social de una forma sencilla. La comparación con Jane Austen y Charlotte Brontë termina de convencerme.
Un beso.
Hola, Rosa. Sí, es un género muy adecuado para ese tipo de crítica porque permite mucha subjetividad respecto a los sentimientos y percepciones de los personajes. Esta novela lo logra de una forma muy sutil pero muy evidente. Un beso y muchas gracias.
EliminarUna reseña marca de la casa con esas autoras que intentaban lo casi imposible en un mundo que aún por entonces estaba marcado por una desigualdad asfixiante. Lo increíble es que leyéndote sobre la abnegación simplemente habría que trasladarse a la España de los 60 y 70 para ver casos con semejanzas. No conocía la obra así que gracias por darla a conocer.
ResponderEliminarBesos, Marta.
Hola, Miguel. Pues sí, esa abnegación tan extrema no nos queda tan lejana en el tiempo, en realidad, y en otras partes del mundo ya ves como siguen las cosas... Me alegra que te haya gustado la reseña. Es una autora ya muy desconocida que valía la pena rescatar. Un beso y muchas gracias.
EliminarEsta sí
ResponderEliminarEsta sí
Esta sí que la quiero leer. Tu narración me hace ver que es todo lo que me fascina, aún con lo "edulcorado". Si bien ahora no concibo así a las mujeres, me recuerda a ancianas muy generosas que ya no están. Preciosa tu reseña Marta. Un abrazo grandote 😘
Hola, Maty. Sí, es un modelo de comportamiento que ha estado vigente durante muchísimo tiempo. La generosidad y la entrega, por supuesto, son valores fantásticos que no hay que perder (ni en hombres ni en mujeres). Lo perverso está en la anulación que se hacía de la mujer como ser humano, de sus aspiraciones e intereses, la forma de infantilizarla... Todo eso está muy presente de un modo muy sutil en esta historia. Me alegra mucho que te haya gustado la reseña y ojalá te guste también la novela. Un beso y muchas gracias.
EliminarPienso que me gustara Marta, tomo nota. Gracias por traerla.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias a ti, Conchi. Un beso.
EliminarHola, Marta.
ResponderEliminarOprime el corazón solo con leer tu reseña, esa abnegación que nombras, el papel de la mujer en aquella época, la poca libertad de cualquier tipo, es frustrante.
Pero como terminas, y es que es verdad: el amor lo vence todo.
Un beso, y feliz fin de semana.
Hola, Irene. Pues me alegra un montón que te haya gustado. Sí que es una gran historia de amor pero con una carga crítica muy evidente pese a que no se hace explícita en ningún momento. El comportamiento de los personajes, las expectativas, las actitudes... ponen la situación de la mujer frente a un espejo y el reflejo es muy triste, realmente. Un beso y muchas gracias.
EliminarHola Marta, me leí esta novela hace dos años y le encontré dos partes muy diferenciadas. La primera más costumbrista y entretenida, que me gustó, y la segunda, cuando llega el forastero, en que me llegó a cansar... tanta religión, tanta santa paciencia, y buenísmo me llegaron a cansar.
ResponderEliminarUn besazo
Hola, Nitocris. Sí, es cierto, hay escenas demasiado edulcoradas que se atragantan un poco, pero en general a mí me ha parecido una buena historia. Refleja muy bien la época y el nulo papel de las mujeres. Un beso y muchas gracias.
EliminarHola, Marta.
ResponderEliminarSiempre es interesante conocer autoras como Fedrika Bremer que fueron un referente en un tiempo en que comenzaban a abrirse nuevos caminos para la igualdad. Gracias por la reseña.
Un fuerte abrazo :-)
Muchas gracias a ti, Miguel Ángel. A mí me encanta rescatar a estas autoras tan olvidadas.
Eliminar