La
aurora barre despacio el rastro de la noche mientras en su ventana, una mujer contempla
la escarcha que a esa hora soñolienta brilla todavía en los tejados. Un
destello de felicidad la asalta por sorpresa. Y de inmediato ─sonrisa en los
labios, ojos inocentes y burlones─, todo lo olvida: los años que corren sin
remedio, el cansancio, el frío, el futuro tan incierto... Raudos sus miedos se
deshacen, atenta al latido en su pecho de algo hace mucho (demasiado) tiempo
olvidado. Tierna y poderosa, sacude su alma la magia de la Navidad.
La Navidad en esencia. Siempre digo que la Navidad no borra las penas o los recuerdos, pero alimenta las ilusiones.
ResponderEliminarAprovecho para desearte un muy feliz 2018. Un abrazo, Marta
Chispitas de alegría y de ilusión... Muchas gracias, David y Feliz Año Nuevo.
ResponderEliminarEl poder de la Navidad y esas chispas que nos recuerdan al niño que fuimos.
ResponderEliminarFeliz año nuevo
Igualmente, Conxita. Muchas gracias.
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