Noche
tras noche,
en ese vago espacio que la vigilia del sueño
separa,
tu
sonrisa invoco.
Y es entonces, en tan inasible frontera,
del
día ya la realidad difuminada,
que un repentino chispazo de ilusión mi mundo
ilumina.
Sueño
contigo,
bello
espejismo siempre inalcanzable.
Estás
en mí.
Escondida
en algún rincón de mi cabeza.
Una
sombra del pasado.
Un
duendecito burlón que se ríe de mí.
Que
nunca nunca se deja atrapar.
Aunque
a veces, por un momento...
Sí,
por un momento, casi creo a veces poder alcanzarte.
Luego
te desvaneces.
La magia desaparece y el día comienza.
Llora
el poeta su dolor.
Sangran
sus versos.
Muy buen poema Marta. Tiene intensidad y ritmo. El final es fuerte y notable.Excelente trabajo, me gustó mucho.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Néstor. No suelo atreverme con la poesía así que no sabes cuánto me alegro de que te haya gustado.
EliminarEncantador poema, Marta
ResponderEliminarUn sueño en los brazos de Morfeo, donde los versos del poeta evocan ese amor del pasado.
Saludo
Muchísimas gracias, Yessy. Muy contenta porque te haya gustado.
EliminarPreciosos versos, Marta, y qué sutil el sentimiento que expresan. Lo que daríamos a veces por traer al presente consciente esos recuerdos que se nos escapan y que solo son, caprichosamente, cuando apenas estamos despiertos. Muy bonito :)
ResponderEliminar¡Un beso!
Muchas gracias, Julia. Me alegro muchísimo de que te haya gustado. Un beso grande.
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